M. José Pereda: "Hay que ser valiente y explicar a la ciudadanía la reforma que necesita la Atención Primaria"

Aranda de Duero

María José Pereda habla con el aplomo y la serenidad que sólo dan muchos años vividos con la intensidad de un compromiso que la acompaña desde los inicios de su carrera profesional: la sanidad pública. Como profesional, como gestora, como ciudadana, esta médica, ahora en labores de gestión sanitaria en la Comisión Sociosanitaria de la Gerencia de Atención Primaria de Burgos, no ha abandonado el horizonte que marcaran sus primeros pasos en la profesión desde cada ámbito en el que ha participado. Y esos años de trayectoria le permiten contar con la suficiente perspectiva para analizar la evolución de la Atención Primaria en las últimas cuatro décadas. No en vano fue una de las artífices, desde dentro, de la reforma de la sanidad pública que a mediados de los años 80 puso las bases de la atención gratuita y universal que, aun con todo, disfrutamos hoy.

En la conversación que mantenemos con ella en Hoy por Hoy Aranda se escapa en cada una de sus respuestas la urgencia por convencer de la necesidad de reformar una ya precaria Atención Primaria y de reunir en este mismo objetivo a todas las partes implicadas: profesionales, políticos y ciudadanía. Puedes escuchar la conversación completa en el siguiente audio.

Está convencida de que, igual que hubo una reforma en los años 80 urge otra “para adaptarnos a las necesidades actuales de la población.” Y en esta frase Pereda da la clave de su visión del asunto: la reforma no debe venir urgida por la falta de médicos, sino para atender con eficacia y todos los recursos disponibles las necesidades reales de la población. Como ocurrió hace casi cuarenta años. “Aquella reforma nació a raíz de un debate en la OMS que puso de manifiesto a través de diversos estudios que los servicios de salud solo podían intervenir en un 10% de las causas de la enfermedad” detalla Pereda. “Hay otras causas como la genética, el entorno social, los hábitos de las personas como el tabaco o la alimentación, que influyen más en la salud que el sistema sanitario. Por eso se llegó a la conclusión de que una atención más preventiva y del cuidado de la población, más que la curativa, nos haría más eficaces.” Una visión de la salud y la sanidad en la que los profesionales no se ocupan de “una enfermedad, sino una persona que tiene una enfermedad, con todas sus circunstancias. De ahí nació la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.” Fue el momento en el que se crearon los centros de salud, que vinieron a sustituir, no sin reticencias y rechazos por parte de la población, al médico de cada pueblo, que tenía obligación de vivir en el municipio, pero que ahora sería sustituido/acompañado por todo un conjunto de profesionales con los que trabajar en equipo: enfermeras, trabajadores sociales, matronas o fisioterapeutas, por ejemplo. “En aquella época tuvimos que hacer mucha labor de concienciación para explicar a la gente que no se les quitaba el médico, sino que era todo un equipo que iba a trabajar por su salud y con la tecnología de la época. Ganaron mucho más. Y se dieron cuenta”. Obviamente también los profesionales médicos notaron el beneficio de trabajar en equipo y con mejores medios.

Y ahora, de nuevo en la encrucijada, Pereda considera que hay que volver a los pueblos para hacer ese mismo trabajo de explicación para que la ciudadanía comprenda la necesidad de salvaguardar la Atención Primaria introduciendo cambios. Porque para esta profesional el mantra repetido de “no hay médicos” no es el argumento principal para abordar la reforma. “Esta reorganización no es de ahora porque falten recursos humanos. Se lleva planteando desde hace más de diez años. Y no se ha sido lo suficientemente valiente para explicar a la población que no se le va a quitar nada” asegura convencida Pereda. “Una de las debilidades actuales es que no se ha desarrollado suficientemente la medicina comunitaria que se propugnaba en la anterior reforma, porque en lugar de hacer participe a la población de su salud y le hemos generado una mayor dependencia de su médico de familia y profesional de enfermería. Y lo que nos demuestran los estudios es que es más eficaz corresponsabilizar a los ciudaanos que poner un médico en cada esquina.”

Si el mayor argumento para reformar la Atención Primaria no es la falta de médicos ¿qué motivo puede haber más contundente? Que es imprescindible adaptarla a la realidad actual de la población y así sea más eficaz. “Antes había más enfermedades infecciosas; ahora hay más enfermedades crónicas, que lo que necesitan es cuidados. Por eso necesitamos desarrollar más la profesión de enfermería. Ahora en el medio rural hay más médicos que enfermeras, cuando debería ser al reves. Habrá que contratar mucho más personal de enfermería.”

Entre otras cosas por esta necesidad de más profesionales María José Pereda advierte de que esta segunda reforma de la Atención Primaria no va a ser más barata. Todo lo contrario. Esta profesional reivindica con firmeza que se dote a este nivel sanitario de la financiación que no ha tenido durante muchos años y que ahora es imprescindible si se quiere de verdad apostar por el futuro y no poner parches. “Incrementar la dotación de la Atención Primaria al menos en un 20%” Porque hay que reordenar las tareas, pero contratar el personal necesario para que las lleven a cabo. Y dotar de tecnología a los centros de salud que facilite el trabajo a los profesionales y la vida a los pacientes. Y establecer nuevos servicios paralelos, como el transporte a la demanda puerta a puerta en el medio rural, que traslade al paciente de un municipio de la puerta de su casa a la puerta del centro de salud correspodiente. “En el medio rural es fundamental el transporte a la demanda, pero no de un autobús, como ahora, sino a través de un taxi puerta a puerta. No se puede vender una reforma si no se dice a la población que va a ser trasladada al lugar donde se le prestará la atención necesaria y por el profesional más adecuado. Pero con transporte a la demanda. Y modernizar la medicina con tecnología que permita desarrollar la telemedicina.”

Pereda está convencida de que, si se hace así, con medidas complementarias y una explicación exhaustiva, la población entenderá los cambios que se propugnan “Hay que ser valientes y explicarselo a la población. Estoy segura de que la gente lo entiende, pero no se puede implantar sin explicar. Y ante todo hay que ser fiel a la palabra, aunque te haga pasar un mal rato y decirle a la población lo que no quiere oir. Pero si le das argumentos y le eres sincero la población te cree y lo entiende.”

Y por si hasta aquí no hay suficientes motivos, falta el de la defensa de los profesionales y un buen reparto de sus tareas. “Hay que ser valiente para decir que no se pueden tener abiertos todos los consultorios, porque hay que reorganizar los recursos para tener un sistema equitativo y solidario: tenemos centros de salud urbanos con 3.000 personas sin un médico asignado y médicos rurales con menos de 100 cartillas. A veces van a la consulta de algunos pueblos y no hay nadie a quien atender. Además un médico con menos de 400 cartillas pierde competencia profesional. Lo que no se puede decir es “vamos a tener abiertos todos los consultorios” porque luego lo que van a decir es “no hay médicos.” Y nos vamos a cargar la Atención Primaria a base de ‘no hay, no hay’. Los políticos no pueden prometer algo que no van a poder cumplir y dejar morir a la Atención Primaria”

Pero la valentía que reclama Pereda a los políticos para decir verdades incómodas y tomar decisiones impopulares la pide también al resto de los implicados en este asunto. Que somos toda la ciudadanía, a la postre. “Todos tenemos responsabilidad. Esperemos que no nos encontremos en unos años con el ‘entre todos la mataron’”

Así que, resumiendo, zapatero a tus zapatos: “políticos y gestores, que no entonen cantos de sirena. Tienen que crear puestos de trabajo, fundamentalmente de enfermería, facilitar el taxi puerta a puerta y modernizar la tecnología; los profesionales tienen que adaptarse a la nueva situación. Por ejemplo, enfermería va a tener que ampliar su formación y su implicación. Y la población en general debe entender que tiene que responsabilizarse de su salud y entre todos, implicarse en la participación de una salud comunitaria.”

Suena al legado de una sabia que se despide. No en vano advierte de que ella es una de las tantas profesionales que está a punto de la jubilación que dejará difíciles vacantes por cubrir. Pero a Maria José Pereda aún le quedan batallas por dar. Está inmersa en unas cuantas, y en todas el denominador común es la pasión por el servicio a la ciudadanía. Por eso voces como la suya son las que merece la pena escuchar. Por encima del ruido.