"Los musicales se hacen en la Gran Vía": los vecinos de Hortaleza protestan contra el Proyecto Malinche

Madrid

Al grito de "No más negocios, parcela pública" los vecinos de Hortaleza se han concentrado esta mañana en contra del conocido como Proyecto Malinche. Mediante esta iniciativa, el Ayuntamiento de Madrid ha autorizado al cantante Nacho Cano para construir la que sería una pirámide destinada a recibir espectáculos teatrales y musicales. 

Hasta esta parcela, ubicada en la avenida de Machupichu, en el distrito de Hortaleza, han llegado cientos de vecinos con un objetivo común: pedir otras alternativas al proyecto Malinche que, de construirse, se mantendrá durante cuatro años.

Cultura sin alterar la tranquilidad

"Los musicales se hacen en la Gran Vía, no en los barrios residenciales, donde se altera el orden y la tranquilidad de sus residentes". De esta forma los vecinos de Hortaleza han criticado el proyecto, para el que han pedido alternativas que van desde centros de formación profesional hasta residencias de mayores. Unas necesidades a las que se añaden la construcción de bibliotecas o teatros que aporten cultura al distrito, pero sin alterar la vida de los vecinos. 

A la concentración han llegado, además, vecinos de otras zonas de la comunidad, como Delicias o Arganzuela, que acudían al recinto en apoyo a los ciudadanos de Hortaleza. "Os pido a vosotros, ya que todavía no han puesto ni un cimiento, que procuréis por todos los medios que no consigan hacer nada".

Desde la parcela los vecinos han reivindicado, además, que "ya es suficiente". Aseguran ser víctimas del ruido producido por IFEMA, a unos pocos metros del recinto e, incluso, del festival MadCool, celebrado en los alrededores del distrito. Son unos eventos a los que ahora se añadirían los organizados por el cantante Nacho Cano y que congregarían a multitud de visitantes en una parcela rodeada de viviendas. 

De esta forma, con carteles y pancartas con el lema "Proyecto Malinche, no. Servicios Públicos, sí", la concentración se ha extendido dos horas en las que asociaciones y vecinos no olvidaban la lucha principal: devolver la tranquilidad del distrito a los ciudadanos.