A los "chinos" se les alimentaba con higos
La Firma de 'El Garrancho' 14/01/2022
12:27
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1642165732_955368/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Cartagena
Acaban de escuchar a Juan Martínez Martínez, conocido como “El Paletas”. Este mote le viene dado por sus pronunciados dientes y se lo puso su vecino Pepe como respuesta a Juan, quien siendo un zagal lo había apodado “el de Los Machos”, porque labraba con dos mulos romos, hijos de burra o asna y caballo.
Juan nació en 1945 en Los Bullas en Los Puertos de Santa Barbara, en pleno periodo de posguerra caracterizado por la pobreza y las represalias contra los republicanos derrotados. Vino al mundo cuando Isidoro, su padre, pudo regresar a su hogar tras tres años en el frente y su posterior injusto encarcelamiento en la prisión de San Antón, de la que pidió el traslado a las minas de azufre de Hellín para poder redimir pena penitenciaria. Por un año de trabajo forzado te conmutaban tres de condena. 45 meses y 8 días tuvo que cumplir. Allí contrajo el paludismo y otras secuelas que arrastraría el resto de su vida.
El Paletas comenzó a trabajar en las tareas del campo a los 8 años, cuando su padre que era agricultor se marchó a trabajar a la refinería. Iba a la escuela de niños en Cuesta Blanca cuando podía. En aquellos tiempos muchas familias dependían de la crianza de un cerdo para disponer de comida y a “los chinos” se les alimentaba con higos. Un par de meses antes de Las Pascuas se empezaba a matar para tener carne salada y embutido que se colgaba en un sitio donde corriera el aire y que te duraba hasta el verano. Hasta los 12 años estuvo Juan ayudando a su vecino Mingo, (Domingo Martínez Pérez), a sacrificarlos, a pelar y cocer cebollas, a lavar tripas y a triturar carne con una picadora manual para hacer longanizas, butifarras, blancos, morcillas, chorizos, sobrasada y lomo “embuchao”. Así aprendió “el arte de la matanza” y el oficio de “matachín”, que alternaba con el trabajo en la tierra, labrando con las mulas, cavando y sembrando, sin apenas descanso y sin poder permitirse caer enfermo.
Cuando empezaron a llegar los tractores, el trabajo con las bestias decayó y en 1959 decidió buscar un oficio fuera del campo. Rápidamente encontró trabajo como albañil y pocos meses después estaba trabajando a destajo en el Bohio levantando viviendas.
En 1964 interrumpió su actividad laboral para realizar el servicio militar obligatorio en Artillería, destinado 16 meses y medio en lo alto del monte Roldán. Desde allí con un catalejo divisaba a su gente en la puerta de casa. Como venía del campo lo pusieron de mulero para el porte de suministros. Le gustaba al Paletas la vida militar e incluso tuvo la oportunidad de ser guardia civil, pero su padre no se lo permitió. Al termino se reincorporó a su trabajo como oficial de obras hasta los 63 años en los que sufrió un ictus, causante de su retiro.
En 1980, tras haber desaparecido la cuadrilla de Los Puertos tomó la iniciativa para recuperarla, ejerciendo como guion de la misma durante 8 años. Su afición por el trovo está motivada por los recuerdos de su infancia y su juventud, en los que las cuadrillas recorrían los pueblos y caseríos del oeste cartagenero durante las pascuas y en las que conoció grandes troveros de la época como fueron Isidro el Gasero, Pepe “El Pintao”,( de los Puertos), el Señorito, ( de La Magdalena) el Obrero, ( del rincón de Tallante) , Antonio Serrano, ( de Los Roses) o el trovero Cantares, (de La Guia), a quien Juan le hizo su primera copla y quien le dijo: “El trovero nace, pero se hace”, aportándole valiosos consejos que todavía práctica.
Actualmente colabora en la medida de sus posibilidades en diversas actividades de la zona oeste y participa en el taller del esparto que se desarrolla desde el año 2016, en el Local de la Asociación de Vecinos de Los Puertos de Abajo, ubicado junto al Museo Etnográfico del Campo de Cartagena (MECC) y que les recomiendo visitar si aun no lo conocen. Juan sigue haciendo soga y recincho como toda su vida. “18 hazes de “cebá” llegaba a echarle a una mula en lo alto del lomo amarrándolo con las sogas que realizaba”. En el taller comparte sus recuerdos de las “candangas”, cuando los vecinos se juntaban en las puertas de las casas a hacer música, bolillo o a hacer filete.
Juan “El Paletas” es un hombre humilde y sencillo, pero enamorado de la tierra de secano que lo ha visto crecer. Quizás su ejemplo inspire a las nuevas generaciones para implicarse en la conservación de nuestras tradiciones culturales y evitar su desaparición, como es el caso de los jóvenes: Juan Diego Celdrán, (Barbarroja), Isabel María Martínez, (La Pichiricha), o Natalia Martín, (La niña de La Magdalena), que ejercen actualmente de guiones de las cuadrillas de Tallante, La Aljorra y Galifa, respectivamente.
Se despide esta firma con dos decimas compuestas y cantadas para esta ocasión por Natalia Martín:
Con charlas interminables
el esparto trabajamos
y un buen rato pasamos
con historias agradables
de troveros admirables.
Juan habla con ilusión
yo aprendo en toda ocasión
de su gran conocimiento
“El Paletas” pone acento
en seguir la tradición.
De bellos tiempos vividos
se va esfumando la esencia
momentos de convivencia
de matanzas y embutidos
frente a la lumbre reunidos.
Vivir de forma sencilla
disfrutar de la cuadrilla
y en más de una ocasión
de los Puertos fue guión
y lo hizo de maravilla.
Que tengan un buen fin de semana, radioescuchas de la SER de Cartagena
El Garrancho