El pastoreo

León

No sé por qué el personal se pone ahora bravo con los ataques del ejército nacional sobre Garzón a cuenta de lo extensivo y lo intensivo. Digo esto porque ellos siempre han sido muy de tener al ganado estabulado, bien dopado de esteroide y antibiótico, y exprimido hasta la última gota de sangre o de leche, que lo mismo da. Esta defensa de la ganadería social se hace más visible cuando llegan las ferionas electorales y el pastoreo se torna cristalino con los mayorales y rabadanes de turno ilustrando al rebaño sobre las bondades del pienso compuesto o las grandezas de la majada castellana.

Este finde la trashumancia pepera ha llegado al ejido legionario y , entre promesa y promesa, han dejado el hedor de la cabaña mal cuidada, del mismo estiércol putrefacto, que en forma de mentiras, riegan sobre el páramo leonés cada cuatro años. Han venido todos los señoritos, desde el vil Mañuequis a la libertaria Ayuso, desde el Juan Ma hasta el campeón del lanzamiento de titos porque ya se sabe que los comunistas quieren acabar con la ganadería, y hay que defender al rebaño del lobo bolchevique.

Han sido días de hermanamiento y gozo, con los mamporreros nativos partiéndose las manos a aplaudir , y la cabaña ovina, bovina y equina del país henchida de felicidad mientras esperaban a los camiones del matadero al que inevitablemente estamos condenados.

Hoy las ovejas han leído que somos 4700 menos que hace un año, pero ninguna se ha preguntado por qué. No vaya a ser que el mayoral se enfade y nos reduzca la ración de miseria diaria. Si tal cosa es posible.