"No tenemos certidumbre de nada": las ocho familias de San Fernando de Henares terminan de desalojar sus casas

Madrid

Las ocho familias que fueron desalojadas ayer en la calle de la Presa, en San Fernando de Henares por las obras de la línea 7 de Metro, han acudido a sus casas hoy, después de pasar la noche en un apartahotel, para retirar el resto de las pertenencias que han pertenecido a sus vidas.

Vecinos de toda la calle, no sólo de las desalojadas, y dos camiones de mudanza que han contratado. Los propios dueños de las casas llevan toda la mañana retirando los muebles de sus hogares. Son hogares que han sido suyos durante décadas. Algunos, incluso, han pasado la mayor parte de su vida entre estas cuatro paredes, como es el caso de Dionisio. Él tiene 89 años, y desde ayer ya no vive en la casa en la que dormía cada noche y despertaba cada mañana desde 1958, año en el que se casó. “Yo levanté la casa, todos mis ahorros los puse aquí”, lamenta Dionisio, el segundo vecino en vivir aquí. Su viejo amigo Pepe fue el primero, quien ya ha fallecido. “Me voy a morir antes de volver”.

“No nos han dado ninguna solución”, protesta Cristóbal, uno de los vecinos afectados. La comunidad de Madrid ha realojado a la veintena de personas que han tenido que marcharse de sus casas en las últimas veinticuatro horas, entre los que se encuentran al menos seis niños, sin embargo, los vecinos protestan que más allá de ese realojo temporal, la Comunidad no les ha otorgado nada más de ayuda, lo que les ha generado una situación de máxima incertidumbre. “Estamos intentado solucionar de qué manera nos vamos a ir… es que hasta los guardamuebles los hemos tenido que contratar nosotros”, ha añadido Cristóbal. Denuncian que no saben en qué condiciones van a tener que vivir a partir de ahora. “Necesito saber cuando me voy, como me voy, en qué condiciones y si voy a volver a mi casa, esto es un sinvivir”, decía Cristóbal, otro vecino afectado, que vivía en uno de los pisos en una familia con cuatro miembros. “Lo único que sabemos es que los bomberos nos han obligado a desalojar”, repetía.

No solo vecinos

Los vecinos no son los únicos afectados en los desalojos. Una peluquería en el número 23 de la calle también se ha visto obligada a desaparecer, al menos del local en el que se encuentra. Como no es una vivienda, los dueños no tienen, de momento, nada. Emilio, su dueño, compró el local cuando las obras del metro comenzaron, sin saber que sus ahorros iban a gastarse en vano. “Todo lo que hemos invertido, que son mis ahorros, ha sido un fracaso”. La preocupación viene por la incertidumbre de su futuro más próximo, pero ya llevan un año sin poder apenas trabajar, admite el dueño de la peluquería. “No nos han dado ningún local para llevar las cosas”.

Un infierno, también, para los que aún no se han ido

Las familias dicen que viven con la incertidumbre de que todos los días hay más grietas y más ruidos, ya que no sólo las rajas en las paredes son los que convierten sus viviendas en un infierno para vivir. Hoy mismo han advertido una fuga de gas en el momento en el que los vecinos han decidido cortar la electricidad, el agua y el gas de sus casas.

Tras casi dos horas de trabajo por parte de los bomberos y la policía local, las unidades de seguridad han alertado de un posible corte de gas no sólo en las viviendas desalojadas, sino en toda la calle de la Presa.