Aranda estabiliza su población gracias a la llegada de extranjeros

Aranda de Duero

A finales del año 2021 Aranda contaba con 33.284 habitantes. Así lo constata el padrón municipal, un archivo que se actualiza de forma constante y que constata que en doce meses se han perdido 73 vecinos. Un descenso contenido, si tenemos en cuenta que en 2020, el terrible año de la pandemia, el padrón municipal constató la pérdida de casi 260 habitantes.

De hecho el impacto del coronavirus es uno de los factores que hay que tener en cuenta a la hora de analizar la evolución demográfica de Aranda: en 2019 se registraron en Aranda 287 fallecimientos, mientras que en 2020 superaron ampliamente los 400. En los últimos doce meses, y coincidiendo con la vacunación masiva de la población, la mortalidad ha descendido de nuevo: en 2021 fallecieron en Aranda 333 personas, casi cien menos que en el año anterior. El coronavirus estuvo presente entre las causas de fallecimiento de 108 personas en 2020, mientras que en 2021 fueron 78 los habitantes de Aranda que murieron enfermos de covid.

Este incremento de la mortalidad no se ha compensado con el número de nacimientos: el pasado año vinieron al mundo en el Hospital de los Santos Reyes 327 bebés de toda la comarca, lo que ni siquiera compensa el número de fallecimientos solo en Aranda. La buena noticia es que, al menos, fueron 16 nacimientos más que en 2020, lo que indica que se recupera la tendencia al alza de los años anteriores al covid.

Si el saldo vegetativo es negativo con más fallecimientos que nacimientos, el factor que explica que no se desplome la población en Aranda es la inmigración. En este momento viven en Aranda 4.042 personas de otra nacionalidad distinta a la española. Son 76 más que el año pasado, pero en cinco años son 1.200 extranjeros más. Si tenemos en cuenta que en este mismo lustro la población de Aranda ha aumentado en 750 vecinos tenemos que concluir que sin la inmigración la villa no solo un hubiera crecido en población, sino que hubiera perdido casi medio millar de habitantes. Ahora mismo las personas de nacionalidad extranjera son un 12,10% del total del vecindario.

Los expertos ponen cada vez más interés en la inmigración como un factor fundamental en el sostenimiento poblacional por varias razones: porque la estadística indica que es una población en la que los índices de fertilidad son mayores, tanto por la edad con la que inmigran como, en algunos casos, por valores culturales. Pero también porque una mayor inmigración suele ser indicativo del potencial y dinamismo económico de un territorio. Por eso parece existir un punto de inflexión también en las políticas frente al reto demográfico: si las políticas de natalidad apenas han tenido impacto hasta ahora, quizá sea el momento de pensar en unas políticas inteligentes, prácticas y humanizadas para acoger habitantes que, habiendo nacido en otros países encuentren motivos para asentarse en este territorio.