El Cádiz valora dar salida a Garrido

Jon Ander Garrido es uno de los capitanes del Cádiz. Es, junto a Salvi, el único superviviente de la época de Segunda B. Un obrero del fútbol que llegó a Primera de la mano del club que lo vio romper como futbolista. Junto a Cervera ofreció su mejor versión y pasó de estar cuestionado y valorar su continuidad en Segunda a ser un fijo en las alineaciones de un equipo que terminó subiendo a Primera.

Atrás queda su 'mili' en Ferrol, atrás queda el momento en el que Juan Carlos Cordero lo hizo futbolista desde la sala de prensa, atrás queda ya su debut en Primera en la Catedral.

Atrás queda esa lesión que se produjo de tanto forzar para poder estar siempre junto a sus compañeros. El fútbol es presente y el jugador ya está recuperado. Se quedó sin ficha a principios de temporada y el importante número de jugadores que tiene el equipo en el centro del campo le cierra las puertas a una posible vuelta a los terrenos de juego vestido de amarillo.

El jugador quiere competir y el club quiere que compita, pero en el Nuevo Mirandilla lo tendría prácticamente imposible, así que tanto jugador como equipo buscan una salida para que el vasco termine su recuperación lejos de Cádiz.

La idea del Cádiz es sacarlo y que pueda seguir jugando en Segunda División, pero su falta de competición en esta temporada es la única duda en los equipos que han preguntado por su situación. Se le busca salida en el fútbol profesional, donde el jugador demostró que puede rendir a buen nivel, pero si en estos días de mercado que restan no se le encuentra un destino que sea atractivo para todas las partes el futbolista podría recalar en un Primera Federación que le garantice que pueda competir para continuar con su evolución.

Garrido todavía tiene un año más de contrato con el Cádiz y el futbolista es un hombre de club que está dispuesto a aceptar lo que desde las oficinas de la Plaza de Madrid le recomienden, por eso, del mismo modo que se le está intentando dejar competir, tampoco sería descartable la opción de dejar al jugador dentro del vestuario amarillo, una opción que sería siempre si a las oficinas del club no llegase ninguna opción interesante para ninguna parte.