Voces delPrado
Recorremos el Museo del Prado a través de las voces de quienes hacen posible cada día el funcionamiento de una de las pinacotecas más importantes del mundo
Conchi Illán París
Encargada General de Vigilancia
"A veces siento escalofríos paseando sola por el museo"
Su infancia transcurrió entre las paredes del museo. Su padre fue el conserje mayor del Casón del Buen Retiro y su abuelo el encargado de la calefacción de las instalaciones: "Estoy muy orgullosa", dice hoy Conchi Illán, encargada general de vigilancia. Con todo ese pasado no es de extrañar que ella acumule a sus espaldas más de 39 años al servicio del arte.
Cada día antes de que amanezca Conchi recorre las salas junto al jefe de vigilancia nocturna para comprobar que no falte ningún cuadro y que todo esté en condiciones. Reconoce que paseando sola por este imponente edificio de 42.000 m2 todavía siente escalofríos en algunas zonas. En otras, dice, "pasas como en cualquier trabajo normal".
A la sala 15, sin embargo, siempre le dedica unos minutos más. Allí se encuentra expuesta El niño de la Espina, una escultura de 73 centímetros de alto cuyo autor se desconoce pero con la que siente un vínculo especial porque le recuerda a una anécdota que contaba su abuelo: "Resulta que un día llegó un extranjero al museo que comenzó a rascarse el pie. Como mi abuelo no hablaba inglés, lo llevó a la casa de socorro para ver qué le pasaba. En realidad, solo quería ver esta escultura", relata entre risas.
Juan Ramón Ventura Ventura
Encargado de limpieza
"Impresiona quitarle el polvo a un Goya"
Un ejército de 64 personas quita el polvo diariamente a los marcos de los 1.150 cuadros que se exponen al público. Lustran los suelos, sacan brillo a los cristales y limpian también los almacenes donde se guardan y custodian las casi 9.000 obras que, hasta la fecha, nunca han recibido la admiración del público.
Uno de ellos es Juan Ramón, un dominicano que trabaja en el museo desde que llegó a España hace ya 14 años. Comenzó como limpiador, continuó como cristalero y ahora es el responsable de dirigir y coordinar al personal de limpieza. Son animales nocturnos. Trabajan en turno partido desde las 8 de la tarde hasta la medianoche y desde la 7 de la mañana hasta la apertura del museo para que no haya ni una mota de polvo: "Da mucho trabajo limpiar un museo como este".
Montse Yagüe Pedrazuela
Vigilante de sala
"¿Cuánto puede costar El Prado?"
Son el VAR de los museos, siempre pendientes de que los visitantes no traspasen las líneas, saquen el móvil para hacer una foto o se acerquen demasiado a los cuadros. Hoy Montse vigila atentamente la sala 16B donde se encuentran expuestas muchas de las obras flamencas de Van Dyck. Su sala preferida, sin embargo, es la 56B, dedicada íntegramente a la pintura italiana. "Es una zona de mucho público porque está la réplica de la Gioconda. A mí me gusta Fra Angelico, me da una sensación de mucha paz interior, de tranquilidad."
A su trayectoria se suma haber trabajado en el Museo Reina Sofía, y aunque prefiere El Prado, reconoce que "cada uno tiene sus cosas". Además de hacer cumplir las normas, su trabajo pasa también por dar información y responder a las preguntas más extravagantes de los visitantes: "Hace poco uno me preguntó que cuánto cuesta el museo. Yo le respondí que esto tiene un valor incalculable".
Cristina Alfaro Martín
Encargada General de Taquillas
"A los 52 años me he matriculado en Historia del Arte"
Cristina forma parte del área de atención al visitante y es la encargada de coordinar la venta de entradas y reducir los tiempos de espera, tarea nada fácil: "Todo el mundo quiere comprar la entrada a las 10 de la mañana", nos cuenta. Cristina está acostumbrada a tratar con turistas de todo el mundo que visitan El Prado diariamente. Hace un recuento mental, y asegura que "en los últimos años ha aumentado mucho el público chino en detrimento del japonés y de los países del este de Europa".
La encargada general de taquillas lleva casi dos décadas trabajando en el museo, y la cercanía con el arte le ha despertado en ella el interés por "querer saber más". Por eso, a sus 52 años está cursando tercer curso de la carrera de Historia del Arte por la UNED, aunque reconoce que tiene ventaja con respecto a sus compañeros: "El museo es una pequeña representación de toda la historia del arte y ya iba con muchas lecciones aprendidas".
El descendimiento de la cruz, de Van der Weyden, es uno de sus cuadros preferidos: "Puedes tocar la suavidad de las barbas, del abrigo o de las telas. Detalles que te hacen sentir más que ver".
Marco Antonio García Canelada
Encargado General de Mantenimiento (Climatización)
"Es importante que el museo esté a 22 grados"
Desde las mazmorras de El Prado, en una sala de 110 metros de largo donde conviven conductos de ventilación, cuadros de luces y cámaras de refrigeración, Marco Antonio se dedica a que Las Meninas y sus vecinas de museo no pasen ni frío ni calor. Su puesto de trabajo parece más la sala de máquinas de un barco, que el sótano de un museo. Aquí dirige a un equipo de 15 personas que velan, los 365 días del año, por que la temperatura del edificio ronde los 22 grados, haya un 50% de humedad en cada sala y la calidad del aire sea la adecuada.
Como si su nombre ya nos estuviese dando una pista sobre su obra favorita, Marco Antonio elije una escultura romana: la Apoteosis de Claudio –"en la sala 47", recuerda el encargado de mantenimiento–. Se trata de una escultura tallada en mármol blanco que representa una enorme águila con las alas abiertas, posada sobre armas y armaduras amontonadas, esculpida por Andrea Calamecca en el Siglo I.
Gemma García Torres
Restauradora de marcos
"Yo de entrada veo un marco, luego la pintura"
Ella se fija en lo que pocos miran cuando se ponen delante de un cuadro. Desde su particular enfermería en la planta -1, Gemma García se dedica a mantener con vida los dorados, los relieves y policromías de los marcos que visten las piezas del museo. "Los marcos no solo acompañan el lienzo, dan información sobre la pintura, aportan luz, encuadran y protegen la obra", nos explica.
Aunque estamos bajo tierra, las claraboyas permiten que el taller se impregne de una luz natural blanca que entra directamente desde el Jardín Botánico de Madrid. No es de extrañar que, al ser preguntada por su obra favorita, Gemma no se refiera precisamente a un lienzo: "Me gusta el marco de una pintura de Luis XVI de Callet. Cuenta con todo lo que debería tener un marco para aportar a la obra: la protege del polvo, de los animales, de la suciedad; es un punto de sujeción importante y su decoración hace referencia a la pintura: con los escudos, coronas y letras en las esquinas que hacen alusión al Rey", nos explica. En definitiva: "Es un marco neoclásico espectacular".
Nacho Rojo y Antonio Pedrosa
Jefes de sección Sistemas y Desarrollo
"Somos los fusilados de El Prado"
Dicen que han venido a hacer "de poli bueno y poli malo" y es una actitud que mantienen durante toda la entrevista. Juntos han decidido, eso sí, posar ante Los fusilamientos del 3 de Mayo, de Goya. "Nos vemos reflejados en este cuadro porque sólo se acuerdan de los informáticos cuando hay un problema. Somos los fusilados del Museo del Prado", se queja uno entre risas. El otro matiza que igualmente están orgullosos de trabajar en una institución "tan emblemática".
Ambos son los encargados de hacer que el sistema informático no pare nunca. Y eso es como decir que de ellos depende el funcionamiento completo del museo: desde que sea posible vender entradas en taquilla y en la web, hasta que las salas se mantengan a una temperatura y humedad adecuadas, pasando por que funcione la red wifi o el correo electrónico del personal.
Estar rodeados de tantas obras, cuentan, no les ha cambiado su relación con el arte: "No estamos muy metidos en ese mundo. Quizás nos gustaría aprender algo, pero no tenemos tiempo".
Paloma Málaga Shaw
Técnico de gestión de programas culturales y educación
"Somos el puente entre la sociedad y el museo"
La Condesa de Chinchón, de Goya, es para Paloma Málaga "la condesita". Ante el lienzo, esta técnica de gestión y educación de El Prado destaca los sentimientos que transmite el rostro de la mujer representada: "Goya retrata a la esposa de Godoy, que fue muy infeliz en su matrimonio. Aquí está pensativa, con un tocado de espigas como símbolo de que estaba embarazada", cuenta entusiasmada. El cuadro, además, esconde una sorpresa. Explica Paloma que cuando el museo adquirió la obra, el estudio técnico reveló que "la condesita" fue pintada encima de un lienzo ya utilizado por Goya en el que se identifica un retrato en pie de Godoy. "Es una historia fascinante", resume.
Como si fuera con el oficio a cuestas, Paloma es didáctica en cada conversación. Su trabajo consiste, precisamente, en hacer aflorar la historia de cada cuadro frente a ojos de quien no entiende de arte: organizan talleres, obras de teatro, visitas temáticas y, cómo no, recorridos escolares para los más pequeños. "Somos el puente entre la sociedad y el museo. Es un trabajo muy gratificante lograr que la gente se vaya feliz y quiera volver".
Pedro José Martínez Plaza
Técnico de Museos. Conservación de Pintura del siglo XIX
"El arte me estimula a descubrir nuevas cosas todos los días"
Cuando Pedro José Martínez entró a trabajar en el Museo del Prado como conservador, la primera obra que le tocó explicar fue El Baile, de Valeriano Becquer. "A lo mejor no tiene demasiado interés artístico, no es una gran obra maestra, pero siempre he sentido especial devoción por ella". Para él, que creció en un pequeño pueblo de Cuenca y estudió en una escuela con poco más de 30 alumnos, la obra le resulta muy próxima: "Es un cuadro muy de actualidad por transmitir una forma de vida que ya no existe, la España vaciada y el patrimonio rural que debemos conservar".
De bien pequeño, los viajes con sus padres en los que visitaban las iglesias de pueblos y ciudades le despertaron su pasión por el arte. Ahora Pedro José forma parte de un equipo de 15 conservadores que, organizados por siglos y escuelas, se dedican al estudio y el enriquecimiento de la colección del museo.
Diseño y maquetación: Jessica Gómez y Daniel Pérez
Contenidos: Valentina Rojo y Daniel Sousa
Fotos: Bru Rovira
Coordinación: Yolanda Pavón