Bakio, entre el mar y el txakoli
SER Viajeros descubre en Bakio un rincón con historia vitivinícola centenaria, entre viñedos, mar y acantilados, donde el turismo se vive con calma y autenticidad

SER Viajeros: Bakio, entre el mar y el txakoli
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En el capítulo de esta semana de SER Viajeros Euskadi, nos detenemos en uno de los rincones más representativos y auténticos de la costa bizkaina: Bakio. Este pequeño municipio costero, famoso por su playa y por su cercanía a San Juan de Gaztelugatxe, nos muestra que es mucho más que un destino de verano.
Bakio es un pueblo que vive de cara al mar, pero con los pies bien plantados en la tierra. Su paisaje, moldeado durante siglos por la agricultura y la viticultura, refleja la conexión profunda entre sus gentes y su entorno. Como señala su alcaldesa, Amets Jaureguizar, “es un municipio con un corazón verde, rodeado de mar y monte, que está construyendo una nueva identidad adaptada a los nuevos tiempos”.
Turismo con otro ritmo
Durante el resto del año, Bakio sigue vivo, con una comunidad muy participativa y una agenda cultural en constante movimiento. “La playa no solo se puede disfrutar en verano. El mar también invita en invierno, con neopreno o sin él”, apunta Jaureguizar. Pero más allá del paisaje, lo que define el carácter de este destino es su apuesta por un turismo tranquilo, que busca conocer, saborear y entender el lugar.
Ese espíritu queda bien reflejado en el Museo del Txakoli, un espacio que, según la propia alcaldesa, “se recorre despacio, con interés, porque no es solo un museo, es una puerta para entender cómo vivimos aquí”. La experiencia se completa con visitas a bodegas familiares, catas con productos locales y paseos por el entorno natural.
El turismo que llega a Bakio busca conectar, quiere saber, quiere entender. Y ese es el turismo que nos interesa como pueblo
— Amets Jaureguizar, alcaldesa de Bakio
Un pueblo que sabe a txakoli
El vínculo entre Bakio y el txakoli es inseparable. La vid ha sido durante siglos parte esencial del paisaje y la identidad del municipio. Hoy, tres bodegas mantienen viva esa tradición con vinos que reflejan el carácter de la tierra. “Cada una tiene una identidad distinta y nos dan conocimiento y producto propio”, dice la alcaldesa. Incluso se sigue elaborando txakoli gorri, el tinto, como legado de generaciones anteriores.
Para quienes visitan Bakio por primera vez, la alcaldesa recomienda comenzar por el museo, seguir con una visita guiada a alguna de las bodegas y terminar el día con un paseo por la playa o los acantilados. “Y si te animas, un baño o una clase de surf también forma parte de la experiencia”, añade.
El txakoli define nuestro paisaje, nuestra tierra y nuestra forma de entender la vida
— Amets Jaureguizar, alcaldesa de Bakio
Y además...
Mañana, 14 de junio, A vivir que son dos días Euskadi emite un programa especial desde las Bodegas Berroja de Gernika, con Aloña Velasco. Una oportunidad perfecta para seguir explorando el universo del txakoli y descubrir nuevos matices de nuestra tierra.