Judimendi, historia viva sobre una colina de Vitoria

MICRO CALLEJERO MARTA BENGOCHEA JUDIZMENDI 19 JUNIO
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Vitoria-Gasteiz
Marta Bengochea nos lleva hoy de paseo por un barrio que respira historia desde su propio nombre: Judimendi, que en euskera significa “Monte de los judíos”. Un nombre que no es casual. En esta colina, al este de Vitoria, estuvo el antiguo cementerio de la comunidad judía que vivió aquí hasta su expulsión en 1492. Un lugar sagrado que, por acuerdo con el concejo, no debía ser edificado ni cultivado nunca.
Pasaron los siglos y, como tantas otras cosas, aquel pacto se olvidó. En los años 50, el Ayuntamiento proyectó construir un nuevo cementerio en ese terreno. Pero la memoria es tozuda, y desde Bayona, descendientes de aquella comunidad sefardí alzaron la voz. Exigieron respeto para el acuerdo ancestral.Y así, en 1952, se alcanzó un nuevo compromiso: en ese suelo no habría lápidas ni bloques de hormigón, sino un parque. Un lugar vivo, verde, abierto. El actual Parque de Judimendi es, por tanto, un homenaje silencioso a la historia que no se borra.
Pero Judimendi no solo mira al pasado. Empezó a construirse como barrio en los años 30, con las conocidas como “casas baratas”, un modelo cooperativo que permitió a muchas familias obreras acceder a su primera vivienda. Hoy todavía pueden verse esas casas adosadas, humildes pero con carácter, que fueron el germen del barrio.
Por sus calles también pasaba el tren Vasco-Navarro, un ferrocarril mítico que unía Vitoria con Estella y Bergara. El tren ya no circula, pero su memoria sigue presente en el trazado del barrio y en las conversaciones de los más mayores.
Judimendi ha sido siempre un barrio con personalidad, comprometido, diverso y activo. Aquí no cuesta encontrar vecinas que se conozcan, ni pequeños comercios con historia. El Centro Cívico de Judimendi, en la Plaza Sefarad, es punto de encuentro para actividades, talleres y cultura.
Y aunque mantiene ese sabor a barrio de toda la vida, Judimendi se ha subido al tren del presente. Entre sus edificios encontramos iniciativas innovadoras, como el bosque comestible urbano, impulsado por vecinas que cultivan alimentos en comunidad, recuperando la conexión con la tierra… y entre ellas.
Judimendi no es un decorado. Es un barrio con alma, donde cada rincón tiene una historia que contar y cada paso nos recuerda que la ciudad también se construye desde la memoria.
Porque hay barrios que se diseñan, y barrios que se recuerdan. Y Judimendi es de los que dejan huella.