Extremadura alza la voz por los derechos LGTBIQ+
Ayer fue el acto regional en Mérida y hoy será en Cáceres

Momento de la lectura del manifiesto / María del Mar Escobar

Extremadura
La ciudad de Mérida volvió a teñirse este sábado de color, dignidad y lucha con motivo de la manifestación del Orgullo LGTBIQ+, una cita que cada 28 de junio conmemora los disturbios de Stonewall y la defensa de los derechos de las personas del colectivo. Convocada por Diverseres, Fundación Triángulo y Extremadura Entiende, la marcha reunió a centenares de personas en un ambiente que combinó fiesta, visibilidad y firmeza política frente a los discursos de odio que resurgen en distintos espacios institucionales y sociales.
Desde el comienzo, las palabras fueron claras: “Desafortunadamente nos encontramos en una época en la que el orgullo tiene que ser todavía más reivindicación que celebración”. La lectura del manifiesto marcó el tono de la tarde, con constantes recordatorios de que los derechos conquistados no están garantizados y que la discriminación, la invisibilidad y la violencia aún son realidades cotidianas para muchas personas LGTBI.
Apoyo institucional y memoria colectiva
Las entidades organizadoras agradecieron la presencia de sindicatos, organizaciones sociales, partidos políticos e instituciones, entre ellas el Ayuntamiento de Mérida, por su implicación con la causa. No obstante, insistieron en que ese respaldo institucional debe traducirse en compromiso real y continuo.
“Queremos evitar escondernos, queremos ser visibles, decir dónde queremos estar y con quién queremos vivir”, afirmaron desde el escenario. “Todavía hay personas que quieren anularnos, escondernos, incluso asesinarnos”, recordaron con contundencia, aludiendo tanto a la situación en otros países como a las agresiones que siguen ocurriendo en España.
En el discurso se mencionó también la presencia activa de activistas extremeños como José María Núñez, presidente de Fundación Triángulo, que estos días representa a Extremadura y al colectivo en Budapest, en un foro europeo de defensa de los derechos LGTBI.
Transfobia, salud mental y discursos de odio
Uno de los bloques más duros del manifiesto se centró en la creciente transfobia que sufren las personas trans y no binarias: “Estamos hasta las narices del cuestionamiento de sus vidas. No lo vamos a permitir. El colectivo somos todas y todos. Si nos tocan a una, nos tocan a todas”.
Se reivindicó el papel protagonista que tuvieron las mujeres trans en los orígenes del movimiento, y se criticó a quienes desde ciertos sectores del feminismo niegan su inclusión: “El feminismo es defender los derechos de todas las mujeres”, afirmaron.
También hubo espacio para hablar de la salud mental, una de las grandes asignaturas pendientes. Se recordó a la artista y activista trans Roberta Marrero, fallecida por suicidio el pasado 17 de mayo, Día contra la LGTBIfobia: “Queremos recordar su arte, su poesía, su vida... pero también alzar la voz para poner el foco en una realidad que se invisibiliza”.
En palabras del manifiesto: “Las personas LGTBI no somos vulnerables. Las diferencias comienzan cuando no se nos permite ser, cuando se nos impone una norma que no nos incluye”.
Ley LGTBI y vigilancia frente a retrocesos
Otro de los ejes de la jornada fue la defensa del marco legal conquistado en Extremadura. Las entidades recordaron que el pasado mes de abril se intentó derogar la Ley LGTBI extremeña mediante una moción parlamentaria: “Lo frenamos, pero aún hace falta recordar que ir contra los derechos humanos es anticonstitucional”, señalaron.
Además, anunciaron su presencia este lunes en los juzgados de Cáceres para defender los símbolos del colectivo tras recientes declaraciones y ataques verbales que los tildaban de “trapitos”: “Nuestros símbolos no se tocan. El odio no cabe en nuestras calles. Lo que no tienen que ver jamás los niños es el maldito odio”.
Un cierre con fuerza y mensaje de futuro
La manifestación culminó con un mensaje de unidad, memoria y persistencia: “No sobra nadie. Tenemos memoria, pero necesitamos el compromiso de toda la ciudadanía de bien para hacer frente al odio”.
Con gritos de “¡Si nos tocan a una, nos tocan a todas!”, las asistentes corearon un cierre cargado de fuerza y emoción, conscientes de que la lucha por la igualdad real no termina con las pancartas ni con los discursos, sino que continúa en los centros de trabajo, en las aulas, en los barrios y en los espacios políticos.