Si el río suena, basura lleva

A Coruña

Tras un verano marcado por la sequía la lluvia por fin llega a Galicia. Con todo, los cauces de los ríos, maltratados durante meses, adolecen ante la falta de agua.

El nivel del agua no es su único problema. La contaminación amenaza al bienestar y salubridad de los fluviales gallegos. Los restos plásticos, los vertidos incontrolados y las especies invasoras son las principales preocupaciones de los ecologistas.

El pasado domingo la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega) organizaba una limpieza de los ríos gallegos. En la comunidad se recogieron más de 8 toneladas de basura. Más de 1,5 se encontraron en concellos coruñeses, según los datos de Adega.

Cifras que, en caso de no contar con grupos de voluntarios que limpian los ríos durante todo el año, podrían ser muy superiores. La organización Fragas do Mandeo es una de estas agrupaciones. Desde agosto han retirado más de 2 toneladas de residuos de la marisma betanceira. La mayoría no son visibles dada la disposición de la ría.

El río Mendo y el Mandeo, por el contrario, tienen una situación mucho más favorable. En su caso la "basura arqueológica" -antiguos vertederos populares soterrados con el tiempo- es su principal problema.

Las consecuencias de la mano humana no solo se acotan a la basura. También afecta a la pérdida del hábitat natural de Galicia. Las especies invasoras, incluidas en el territorio de forma intencionada, amenazan la supervivencia de la flora y la fauna propia del territorio. Una problemática que conocen bien los vecinos de Ares. El río Frades lucha día a día contra este tipo de amenaza. También lo hace el Barcés, o el Baa en su paso por Fene.

Bañobre señala el peligro que supone la contaminación y las especies invasoras. Ambas tienen un denominador común, dice, destruir la red hidrográfica gallega tal y cómo la conocemos.