Sociedad

¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando vamos a votar?

El neuromarketing, el sentimiento de pertenencia o el tono de voz afectan a la hora de escoger papeleta

¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando vamos a votar?

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Lugo

Se acercan las elecciones y uno de cada cuatro votantes no saben aún qué papeleta van a meter en la urna. La política ocupa una buena parte de nuestras vidas. Es una de las pocas opciones que tiene el ser humano de implicarse en debates públicos, tomar parte activa en problemas sociales y luchar por buscar un bien común. Sin embargo, y por contradictorio que parezca, votar tiene más de corazón que de razón.

Nuestro cerebro suele funcionar de una forma racional, pero cuando entra en juego la política, los discursos de masas y las promesas, las emociones ganan una gran parte del terreno de la decisión. La psicóloga Marta Meijide no explica que cuando se toma una decisión, antes de ser conscientes de ella, el cerebro ya ha elegido por nosotros.

La experta explica que "muchas veces tomamos decisiones, hacemos una acción, guiados por una emoción y la razón la usamos después a modos de justificación o argumento". Esto tiene una explicación científica y biológica.

En primer lugar hay que tener en cuenta que del procesamiento emocional en nuestro cerebro se encarga el sistema límbico, también conocido como "el cerebro emocional". En el resto de estructuras cerebrales, "donde está más implicada la razón", la información recibida tiene que pasar previamente por un control, "la corteza cerebral", que filtra si esa información pasa o no al resto de estructuras.

En el caso del cerebro emocional, este filtro no existe. Hay una amígdala a la que viajan directamente las informaciones, sin previo control, y responde de maneral emocional. Por eso muchas veces la emoción va antes que la razón, "viaja más rápido por nuestro cerebro", aclara.

En resumen, que podemos autoconvencernos de llevar pensado y muy pensado nuestro voto y, sin esperarlo, cambiar la elección en el último momento porque la emoción, a veces, puede a la razón. Y esta última intentará explicar el motivo del cambio una vez que hayamos metido la papeleta en la urna.

Los colores y el sentimiento de pertenencia

Aunque muchos y muchas tienen claro su decisión y, a priori, nada puede hacerles cambiar de opinión, la realidad es que todavía hay muchas personas que no saben a quién votarán el próximo 28 de mayo. En ellos se centran los últimos esfuerzos de nuestros políticos: Convencer al indeciso de que su proyecto es el mejor.

La forma en la que nos hablan, que una voz sea más amable que otra, el cómo se dirigen a nosotros o las expresiones usadas influyen según la psicóloga en la decisión final de cada persona. Pone el foco también en los colores que se usan en las campañas electorales y, sobre todo, la forma en las que se usan.

"Más allá de lo que pueda evocar en cada uno de nosotros un color u otro, convertir algo en un símbolo propio ayudará a crear sentimiento de pertenencia, de sentirte querido y adaptado dentro de un grupo", explica Meijide.

Regalar chapas, bolígrafos o libretas serigrafiadas, que suelen acabar perdidas en el fondo de un cajón, tiene más sentido del que puede parecer, ya que pueden servir de "recompensa" para todos aquellos que se sientan identificados y queridos en un grupo.

En psicología, el efecto marco nos explica que "muchas veces nos guiamos más por las formas que por el fondo, es decir, la forma en la que nos hablan o nos hacen llegar sus discursos nos importa más a la hora de decidirnos que lo que realmente nos quieren transmitir".

 
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