Un punto y gracias

Vigo

Otro 'match ball' desaprovechado. El Celta sigue alargando la agonía de la permanencia y pese a adelantarse en el marcador, no supo gestionar su ventaja y acabó logrando un empate (1-1) que significa llegar a los 40 puntos, que puede servir para certificar la salvación.

Carvalhal apostó por un 4-3-3 con el regreso de Hugo Mallo al lateral derecho y la entrada de Miguel Rodríguez en el extremo izquierdo. La salida celeste fue buena, con presión alta e intensidad, aunque sin finalizar en remates. Poco a poco, el cuadro visitante se hizo con el control del balón y consiguió frenar el ímpetu del Celta. El primer acercamiento peligroso llegó tras un centro de Miguel que no alcanzó a rematar Gabri Veiga en el área pequeña. Cuando parecía que no iba a haber goles antes del descanso, Javi Galán roba un balón, regatea a su par y pone un pase al borde del área donde estaba Carles Pérez; su disparo de primeras pegó en un contrario y el balón entró pegado al palo.

Tras el paso por los vestuarios, el Girona avisó con un disparo de Arnau desde lejos que se marchó muy cerca del poste derecho. Poco después, en el minuto 55, tuvo lugar la jugada decisiva. Galán se come un quiebro de Tsygankov y le derriba dentro del área. El penalti lanzado por Stuani lo detuvo Iván Villar, sin embargo, el VAR avisó a Mateu Lahoz de que el jugador que despejó el balón que quedó divido tras la parada del guardameta celeste estaba adelantado a la hora del lanzamiento. En la repetición, el delantero uruguayo no falló y puso el empate en el marcador.

El tanto fue un mazazo para los vigueses, que tardaron bastantes minutos en reponerse. Despertaron tras una acción individual de Larsen que terminó con un tiro que salió rozando el poste. El noruego también desaprovechó un mano a mano ante el guardameta rival. La respuesta del conjunto rojiblanco fue un disparo de Yangel Herrera que por poco no encontró portería. A falta de diez minutos, Carvalhal dio entrada a Iago Aspas como su último recurso. En el 84', Carles Pérez tuvo el segundo con un remate cruzando que despejó brillantemente Gazzaniga. De forma sorprendente se pasó de un Celta volcado a un equipo encerrado que estaba muerto físicamente. No hubo reacción desde el banquillo y pudo costar caro. En el descuento, Villar hizo una estirada espectacular para desviar un tiro de Joel Roca que parecía un gol cantado.

La afición celeste se fue triste, enfadada con la actitud de Seferovic y entonando, en buena parte, el "Mouriño vete ya".