Por qué debemos ayudar a los abuelos con el móvil: infravaloramos su capacidad de aprendizaje

Lugo

En un mundo de pantallas, las personas mayores se encuentran a diario con trabas que complican cuestiones tan habituales como hacer una gestión bancaria o pedir cita con el médico. Al llegar a un hospital, por ejemplo, lo primero que hay que hacer es solicitar ser atendido a través de una máquina que puede parecer fácil de utilizar, pero que para un público determinado puede ser una barrera difícil de superar.

A pesar de que la brecha generacional sigue presente, y especialmente en territorios rurales, su incidencia es mucho menor que hace una década. Así lo cree Joaquín Varela, coordinador autonómico de la Cruz Roja en Galicia, tras visitar cinco municipios de la provincia de Lugo, con la furgoneta del 'Enredando tour'. Es un proyecto que busca acercar la tecnología a los grupos de población, personas mayores en pueblos y aldeas, que tienen más complicado acceder a formación o asesoramiento.

En su experiencia, y tras haber recibido a mas de un centenar de visitantes en una furgoneta equipada con gafas de realidad aumentada, ordenadores, o teléfonos móviles, concluye que en general las personas mayores muestran "mucho interés en aprender y resolver las dudas que puedan tener". "Yo creo que tenemos una idea equivocada", continúa Varela, "y que hemos superado ya ese temor inicial que había hacia internet, al ordenador o al móvil, nuestra experiencia es muy buena en ese sentido".

Si que hay todavía personas, sobre todo las más mayores, que son muy reticentes, pero en general reconocen una actitud distinta, más receptiva, entre los mayores de 55 años: "Se siguen sorprendiendo, como nos sorprendemos todos, pero más desde un punto de vista lúdico que desde el temor".

Advierte, en todo caso, de que "los mensajes, las tecnologías y los contenidos avanzan muy rápido y siempre hay cambios", así que "debemos continuar normalizando todas estas cosas nuevas que van surgiendo para que no se genere una nueva brecha entre las personas mayores". Eso es, explica, lo que tratan de hacer a través de este proyecto.

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Además de formar en el uso de dispositivos digitales otra de las cuestiones en las que inciden es en darles herramientas para identificar las posibles vías de ayuda a las que pueden recurrir cuando se encuentre con una dificultad. Resaltan además la importancia de que tengan unas nociones básicas de seguridad, porque "aunque no hay que tener miedo, si prudencia", señala Joaquín.

"Si del otro lado están los suyos, hacen lo que sea"

Esas vías de ayuda, los mayores las encuentran habitualmente en la familia, preguntando a hijos, sobrinos o nietos. Joaquín Varela reconoce que a veces no tenemos la paciencia que deberíamos para explicar, por ejemplo, como se hace una videollamada o como se envía una foto. Joaquín Varela anima a echar una mano: "Es más interesante dedicar diez minutos a que entiendan para qué sirve cada botón, porque además cuando es hablar con un nieto, si del otro lado están los suyos, se buscan la vida y hacen lo que sea".

Cree además que a menudo infravaloramos su capacidad de aprendizaje y de adaptarse. "Las personas mayores, también las más ancianas, tienen una experiencia de vida enorme", explica. "Es verdad que les puede sorprender mucho un asistente de voz o una inteligencia artificial, como a cualquiera, pero ellos también han visto cosas en su juventud que nosotros ni nos imaginamos, están curados de espanto".

Han comprobado que son capaces de asumir toda la información que les dan, y lo hacen además con naturalidad y sin asustarse por nada. Es un motivo más por el que cree que debemos hacer el esfuerzo, porque "es verdad que a veces es complejo, pero hay que tener esa mínima paciencia porque la capacidad de aprender está muy por encima de la dificultad". En general, señala, lo que necesitan saber son tareas asumibles, que pueden manejar fácilmente, y "está de nuestra mano ayudarles a que pierdan ese miedo a tener experiencias".