¿Podrías perdonar a una buena amiga que ha revelado un secreto tuyo sin querer?

Lugo

Quién más y quién menos se ha visto alguna vez en ese momento en el que creía que estaba haciendo todo bien, hasta que te das cuenta de que no y empiezas a ruborizarte. De las meteduras de pata nadie se escapa, y si no que se lo digan a Cayetana Guillén-Cuervo. La actriz y presentadora desveló a un grupo de periodistas, por error, que su amiga y la madrina de su hijo, Amaia Montero, regresaba a La Oreja de Van Gogh. El enfado de la cantante vasca fue tal, y las repercusión de las palabras de Guillén Cuervo tan polémica, que se vio obligada a emitir un comunicado en el que pide disculpas.

En 'Querida Mente', la psicóloga Jennifer Souto aborda la gestión de los errores propios, la importancia de pedir perdón, y también de saber perdonar: "Equivocarse es inherente al ser humano", apunta. "Una metedura de pata puede causar daño o repercusión en el otro, y tienen importancia en la medida en la que tienen consecuencias y provocan malestar, críticas o risas", explica. Además, en el contexto actual, "en un mundo tan interconectado", sucede que los errores se "amplifican" a través, por ejemplo, de las redes sociales que aumenta su "impacto" al hacer que sean conocidos "por una audiencia mayor".

Sin embargo, Jennifer Souto los ve también desde otra óptica: "Son una oportunidad para aprender, para esforzarnos por mejorar y aprender de nosotros mismos, además de para evolucionar nuestras capacidades comunicativas".

Las tres 'erres'

El proceso de la gestión emocional tras habernos equivocado, está marcado por tres fases: las tres 'erres'. La primera, es la de "reflexionar" acerca de lo ocurrido. "Hay que tratar de comprender el por qué del error y las consecuencias que pueda haber tenido, y de esta forma evitamos, además, responsabilizar a los demás", explica la psicóloga.

"Una vez hemos reflexionado", reflexiona Jennifer Souto, "es hora de asumirla responsabilidad de nuestros propios actos". La segunda 'erre' es la de la aceptar la "responsabilidad" por lo sucedido, que también es "una forma de demostrar madurez e integridad".

Por último, llega el momento para la "recuperación". "Es el paso final tras asumir que nos hemos equivocado", señala, e implica pedir disculpas, "que también es una parte importante del proceso" y "seguir adelante". En este proceso se enmarca también el "intentar rectificar la situación" que hemos provocado y "evitar percances similares en el futuro, volviéndonos más precavidos".

Saber perdonar

Si nos ponemos en el lugar de la persona herida, en este caso de Amaia Montero, tenemos que abordar la misma situación desde el otro lado. La cantante llegó a dejar de seguir a su amiga y madre de su ahijado en las redes sociales, una cuestión que hace reflexionar a la psicóloga Jennifer Souto sobre lo "fácil" que tenemos "borrar personas a golpe de clic". "Parece que esto nos facilita las cosas porque es rápido, inocuo para quien lo ejecuta y nos evita ver a la otra persona cara a cara para decirle que ya no la queremos, que no nos interesa o lo que nos ha parecido mal", explica. Sin embargo, no resuelve el conflicto, sino que "lo agudiza".

"El ser human y su capacidad para comunicar con efec2tividad siempre ha tenido grietas, que ahora con la tecnología se agrandan", continúa Souto. "Por inmaduras que nos parezcan estas conductas, no podemos echarle la culpa a la tecnología, sino a la dificultad que tenemos para el cara a cara, para pedir explicaciones o para que nos pidan disculpas", continúa. La experta en psicología pone también de manifiesto la "dificultad" que tenemos para perdonar.

Saber cuándo abandonar

Llegados a este punto, y volviendo a colocarnos en la situación de la persona que ha cometido el error, poco más queda por hacer. "Cuando sucede ese clic, nos han dejado de seguir en las redes o nos han bloqueado, lo que tenemos que hacer es dejar de cuestionarnos y preguntar qué hemos hecho mal para que esa persona se aparte", explica. Eso, por un lado. Por otro, debemos "permitirnos el dolor y la vergüenza de la metedura de pata".

En cualquier caso, "el siguiente paso nunca es intentar recuperar a esa persona a toda costa, sino intentar que nos dé sus razones para distanciarse", señala. Por duro que parezca, la psicóloga a asegura que si "tras pedir disculpas siempre desde la humildad y siendo conscientes de que todos nos hemos equivocado alguna vez, la otra persona no quiere perdonarnos, no tenemos mucho más que hacer". Entonces, "llegaría el autocuidado y el encargarnos de nosotros mismos".