La Patrulla Águila: cuando la ciencia vuela en formación
El Laboratorio de López Nicolás se fija en la patrulla acrobática del Ejército del Aire español, que durante 40 años ha estado activa y que ahora se pone en pausa para configurarse con los nuevos aviones Pilatus

MURCIA
Detrás del espectáculo aéreo de la Patrulla Águila hay mucho más que destreza y sincronización: hay ciencia en estado puro. Así lo explica en su Laboratorio, el científico y divulgador, José Manuel López Nicolás, en su análisis sobre la base científica y tecnológica de esta unidad de élite del Ejército del Aire.

Laboratorio de López Nicolás La Patrulla Águila y cuando la ciencia vuela en formación
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Cada maniobra es una lección práctica de aerodinámica, física de fluidos y neurociencia. Los pilotos enfrentan aceleraciones extremas, aplican principios como la sustentación o la fuerza centrífuga, y entrenan técnicas específicas para resistir hasta 9G. El avión C-101, joya de la ingeniería española, está equipado con sensores, navegación avanzada y sistemas de análisis de vuelo que convierten cada exhibición en una fuente de datos.
La meteorología, la simulación avanzada y el mantenimiento predictivo también forman parte del engranaje científico que permite la precisión milimétrica de sus vuelos. Además, la Patrulla Águila no solo aplica ciencia: también la divulga. En sus exhibiciones explican conceptos como el equilibrio de fuerzas o la relación entre altitud y presión, acercando la ciencia a jóvenes y adultos con experiencias interactivas y realidad aumentada.
Como destaca López Nicolás, la Patrulla Águila no solo ejecuta ciencia: también la produce y la comparte, convirtiendo el cielo en un aula abierta para todos.