Internacional

Invasión rusa en Ucrania, día 100: cronología de una guerra que pretendía ser relámpago y va camino de mantenerse en el tiempo

El 24 de febrero Vladimir Putin anunció una "operación militar especial" en el antiguo estado soviético con el objetivo de "desnazificar" el país y ha terminado enfrentándose a todo el bloque Occidental, liderado por EEUU y la OTAN, en un conflicto cuyo final aparenta estar muy lejos en el tiempo

Soldados ucranianos entierran a una persona en Odesa, ante el lamento de sus familiares / SEDAT SUNA EFE

Mariúpol, Lugansk, Bucha o Járkov eran ciudades completamente desconocidas para el grueso de la población europea, hasta que el 24 de febrero de 2022, el presidente de Rusia, el autócrata Vladimir Putin, decidió invadir Ucrania bajo el pretexto de "desnazificar y desmilitarizar" el país. Este viernes se cumplen 100 días desde aquella decisión que, en contra de lo que pensaban en el Kremlin, ha colocado al antiguo estado soviético en el mapa, ha centrado los focos mediáticos en el terreno y, especialmente, ha reforzado a una OTAN que atravesaba uno de sus peores momentos desde su nacimiento.

En los días previos al estallido del conflicto, las tropas rusas fueron acumulándose en la frontera rusa con Ucrania y desde EEUU y la UE enviaron mensajes que, lejos de rebajar la tensión, la disparaba. Sin embargo, eran muy escasos los analistas internacionales que vaticinaban la invasión que finalmente terminó por producirse.

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Además, cabe recordar que, realmente, la guerra entre Kiev y Moscú comenzó en 2014 en la región del Donbás, concretamente en Donetsk y Lugansk, en donde una parte de la población cercana al 50% es prorusa. Allí llevan combatiendo desde hace 7 años las fuerzas del Kremlin -acompañadas de batallones ucranianos en favor de Rusia- contra las milicias que apoyan y reciben financiación del Gobierno de Zelenski, entre las que se encuentra el batallón Azov, con una clara ideología de extrema derecha. Precisamente la existencia de esta milicia es el origen del discurso de Putin de la desnazificación de Ucrania, ignorando intencionadamente que no es la tónica general entre la armada ucraniana.

Sin embargo, uno de los principales motivos para la invasión fue el enésimo intento de una república exsoviética de acercarse a la OTAN -y a la UE-, a pesar del compromiso que estableció la Alianza Atlántica cuando se disolvió la URSS de que no integraría a ninguna. Putin ha visto como, con el paso de los años, el organismo internacional ha ido incoporando a estados como Polonia, Rumanía o las repúblicas bálticas y, en consecuencia, como las bases militares occidentales se han ido acercando a la frontera rusa.

El fracaso de la 'guerra relámpago'

De esta forma, el 24 de febrero de este año entraron las tropas rusas en Ucrania y se da comienzo a una invasión a gran escala con ataques aéreos y de misiles en varias ciudades. Los servicios de inteligencia de varios países apuntaron a que el objetivo inicial de Putin era una 'guerra relámpago' en la que sus tropas avanzasen rápidamente sobre el terreno hasta tomar la capital, Kiev, para derrocar al Gobierno de Zelenski y colocar a un mandatario títere del Kremlin. Pero la realidad fue muy distinta.

A pesar de contar con una capacidad armamentística cinco veces superior a la ucraniana, las tropas del Kremlin se encontraron con una fuerte oposición militar y política, ya que el presidente Zelenski decidió no abandonar el país para dar comienzo a una guerra mediática, en la que midió al detalle cada intervención pública, con el objetivo de involucrar de alguna forma a los países occidentales, como así sucedió.

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Dos días después del inicio de la invasión, tras una gran conmoción internacional que condenaba el ataque ruso, llegó el primer gran paquete de sanciones contra Rusia. Se cierran los espacios aéreos para los aviones rusos, limitan la capacidad financiera del Kremlin y les expulsan de las organizaciones internacionales deportivas y culturales. Tan solo fue el primero de los seis que se han impuesto. Al mismo tiempo, miles de personas -principalmente mujeres y niños- abandonaban su país para convertirse en refugiados y la UE vaticinaba una nueva ola de solicitantes de asilo en sus estados miembro.

Con el paso de los días, comenzó a percibirse cuál era uno de los objetivos principales de Putin. Buscaba conectar la península de Crimea, bajo control ruso, con la región del Donbás, para así hacerse con la influencia total del mar de Azov. Una de las ciudades más importantes de la región, Mariúpol, pasó entonces a ser uno de los escenarios principales del conflicto. Al mismo tiempo, tras una semana de invasión, la localidad de Jersón, muy próxima a Crimea, fue la primera tomada por el ejército ruso, mientras la cifra de refugiados rozaba el millón.

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Las semanas siguientes dejaron imágenes muy impactantes, como el ataque contra el teatro de Mariúpol, donde se escondían centenares de civiles, o la destrucción del principal puente de Irpin, por donde miles de personas cruzaban en su camino para abandonar el país. Así, ante la percepción de que el conflicto se estaba recrudeciendo, Zelenski opta por dar un paso más en su política de comunicación y, desde el Congreso de EEUU, presiona a Occidente para que envíen ayuda militar. Y así sucedió. A la vez, las tropas rusas deciden replegarse del norte del país y se trasladan al sureste, centrando sus esfuerzos en Mariúpol.

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El 29 de marzo, más de un mes después del inicio de la guerra, se produce el primer encuentro presencial de negociaciones entre ambos bandos, con Turquía como intermediario. Antes, se habían producido dos reuniones telemáticas que terminaron igual que la llevada a cabo en Estambul, sin ningún acuerdo y con las posturas muy alejadas. Apenas unos días después, los ucranianos descubren decenas de cadáveres de civiles esparcidos por la calle o enterrados en fosas poco profundas en Bucha, un suburbio de Kiev, y las acusaciones de crímenes de guerra contra Rusia se disparan. Mientras, la cifra de refugiados continuaba creciendo de forma exponencial, situándose en los 4 millones.

Tras 50 días de conflicto, se produce una pequeña victoria de gran simbolismo para Ucrania, después de hundir en el mar Negro el buque insignia de la armada rusa, llamado 'Moskva'. Sin embargo, las tropas del Kremlin inician una nueva ofensiva, que consiste en rodear a los principales batallones ucranianos que se encuentran combatiendo en las regiones separatistas prorrusas, comenzando por la localidad del Járkov, al norte del Donbás. Al mismo tiempo, Zelenski continúa con su 'tour' por los parlamentos europeos, en donde siempre apela a ejemplos pasados de cada país para avivar el factor emocional y provocar un mayor envío de ayudas económicas y militares.

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Unos días después, el 17 de mayo, cae la ciudad de Mariúpol y el Kremlin toma la acería de Azovstal, donde resistían los últimos soldados, que son evacuados hacia Rusia en autobuses. Apenas 24 horas más tarde, Suecia y Finlandia deciden romper con su posición histórica neutral y solicitan de manera formal su ingreso en la OTAN, evidenciando el resurgir de esta Alianza que, antes del comienzo de la invasión, vivía un mal momento e incluso algunos países se planteaban su salida.

Por último, el 31 de mayo el Kremlin toma la ciudad estratégica de Severodonetsk, situada al este del país, que daría a Rusia el control de facto sobre Lugansk, una de las dos regiones que conforman el Donbás. Actualmente, el conflicto está centrado en la esta zona, donde las tropas rusas cada vez se acercan más a la localidad de Donetsk, uno de sus objetivos principales. Al mismo tiempo, los refugiados ucranianos superan ya los 6 millones.

Hasta seis paquetes de sanciones económicas para tratar de frenar a Moscú

A medida que fueron trasncurriendo los días, tanto Europa como Estados Unidos tenían claro que no podía cruzar la línea roja de enviar tropas propias a Ucrania, porque implicaría declarar la tercera guerra mundial. Por ello, optaron por intentar ahogar económicamente a Rusia. Practicamente la totalidad de empresas occidentales abandonaron el país, mientras que los embargos al gas ruso se fueron endureciendo y, al mismo tiempo, se decidió impedir que el banco central de Rusia pudiese usar sus reservas de divisas en el extranjero.

Posteriormente llegaron las sanciones personales, embargando los bienes de los principales oligarcas rusos fuera del país, hasta que finalmente, el pasado martes, la UE logró un acuerdo para embargar el petróleo ruso, cortando casi la totalidad de importaciones de este recurso para finales de año, confiando en que el aislamiento económico termine por provocar una reacción en Putin. Por el momento, Rusia resiste y sigue sin renunciar a sus aspiraciones militares en Ucrania, pero desde Occidente se muestran muy confiados que surtirá su efecto en el medio plazo.

Carlos de Barrón

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con especial interés en la información internacional. Empecé...

 
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