Juan Diego Botto y 'Una noche sin luna' triunfan en unos Premios Max en busca de espectadores

Los Premios Max celebraban una de las noches más importantes desde su creación. No solo por cumplir 25 años; sino porque esta gala se celebra en un momento inquieto para el sector. Tras la pandemia, ni el teatro ni la danza están al nivel de antes de la pandemia. Quizá por eso es significativo que haya ganado una de las obras de teatro más populares de la temporada. Una noche sin luna, obra teatral creada y protagonizada por Juan Diego Botto, ha sido la que más galardones se ha llevado esta noche. Mejor actor para Botto. El actor no ha podido acudir, al estar en un rodaje, y ha sido Sergio Peris Mencheta, el director del espectáculo el encargado de recoger el galardón a mejor obra teatral.

"Juan Diego Botto escribió esta pieza porque sintió que había ecos en la vida de Lorca que resonaban en nuestros días. Algunos de estos ecos tienen que ver con el auge de la extrema derecha, esa ideología empeñada en negar derechos a los demás, en expulsar del amparo de la ciudadanía a quienes piensan y sienten distinto. Esa ideología empeñada en apropiarse de la españolidad para expulsarnos de ella a todos los demás", decía Peris Mencheta, que dedicaba el premio a Lorca y a todas las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura que todavía hoy yacen en las cunetas.

Los Max también han reconocido el trabajo de otras obras, como Canto jo i la muntanya balla, la adaptación de la novela de Irene Solá. Guillém Albà y Joan Arqué subían al escenario del Teatre Principal de Maó, en Menorca, para recoger el premio a mejor dirección por este montaje en catalán. Con la dramaturgia de Clàudia Cedó y la música de Judit Neddermann, también reconocida esta noche. La obra es una fabula a través de la que se relata la dureza de la vida de montaña a través de la mirada de una familia víctima de la naturaleza y sus misterios, pura fantasía en la que hablan vivos, muertos, la misma montaña, agua, nubes, setas o corzos y en la que se mezcla mitos y realidad.

La mejor adaptación teatral este año ha sido la que han realizado a seis mano Julio Manrique, Marc Artigau y Sergi Pompermayer en Carrer Robadors. La actriz Mònica López, a la que estos días vemos en la serie de televisión Rapa, ha sido galardonada con el Max a mejor actriz de teatro por la obra De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda. El mejor espectáculo de calle ha sido Alter de Compañía Kamchàtka y la obra revelación Mujer en cinta de correr sobre fondo negro de Alessandra García. Y María Velasco González ha ganado el Max a mejor autoría teatral por Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra.

En las categorías de danza ha sido Baile de bestias la pieza ganadora, de la Compañía de Danza Jesús Carmona. Carmona se ha llevado también el Max a mejor intérprete masculino de danza, mientras que Lucía Lacarra ganaba el de mejor intérprete femenina por In the still of the night. Iratxe Ansa e Igor Bacovich se llevaban el premio a mejor coreografía por CreAcción, que también ha destacado en la categoría de Iluminación. El mejor montaje musical del año ha sido Company, del Teatro el Soho Caixabank, el teatro de Antonio Banderas que recogía el premio por Zoom, ya que está rodando en Berlín. Banderas defendía la importancia de las artes escénicas y los espectáculos en vivo en estos tiempos "de todo grabado en vídeo".

En la gala se ha entregado también el premio Max de carácter social al proyecto de teatro Caídos del cielo, para personas en riesgo de exclusión, impulsado por la madrileña Paloma Pedrero y en el que colabora la abulense Pilar Rodríguez. Caídos del cielo es una ONG de teatro surgida en el año 2009, a partir de la obra del mismo nombre, y cuyo objetivo es juntar a actores profesionales con personas en situación de vulnerabilidad. Pilar Rodríguez es la encargada de dirigir los diferentes talleres.

El momento más emotivo ha sido cuando el patio de butacas se ha puesto en pie ante José Luis Alonso de Santos, la voz de una generación del teatro independiente y experimental español, además de ensayista y divulgador de las Artes Escénicas. Su gusto por la comedia se ha sentido en su discurso, que ha pasado de la emoción al humor. "Voy a recibir la peana de honor", decía el autor de obras como Bajarse al moro o La estanquera de Vallecas. "Me gusta ser peana para que otros se suban encima, ser peana donde el mundo se apoye, sin peana este Max se caería y en esas obras que he escrito, solo he sido una peana", decía en una gala en la que se ha expresado la necesidad de volver a conectar con un público algo perdido desde la pandemia.