La batalla de los salarios

Madrid

Con una inflación que parece no tocar techo en Europa, las batallas salariales empiezan a extenderse por todo el continente. Los sueldos no suben al mismo ritmo que los precios, así que los trabajadores se empobrecen. En España, por ejemplo, la inflación en mayo se situó en el 8,7%, muy por encima de los salarios, que solo subieron un 2,3%. Es decir, de media, los españoles son un 6% más pobres que hace un año.

Este escenario inflacionario preocupa a los sindicatos, en plena negociación con los empresarios para subir salarios y organizando protestas que amenazan con ir a más. "O hay salarios o hay conflicto", ha advertido en Hora 25 de los Negocios, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez. Un ejemplo es el sector industrial, que se ha manifestado esta mañana reclamando mejoras salariales, algo que ha ocurrido los últimos meses también entre los funcionarios y otros sectores como el metalúrgico. "Los trabajadores no pueden ser los que paguen los platos rotos de esta crisis", ha explicado Álvarez.

Lo que propone UGT y Comisiones Obreras a la CEOE son subidas salariales de entorno al 3,5%. Según ellos, este incremento no generaría una espiral inflacionaria -es decir, la subida de salarios no alimentaría la inflación-. Esa es ahora, en cambio, la principal preocupación de los empresarios, que insisten además en no poder asumir esas subidas. "El Banco Central Europeo y el Banco de España nos están alertando permanentemente. Nosotros, siendo responsables, no podemos jugar a eso", ha apuntado este martes el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

Reivindicaciones en toda Europa

La inflación no golpea solo a España y las reivindicaciones ya se extienden por el viejo continente. Reino Unido, por ejemplo, vive esta semana la mayor huelga del transporte ferroviario desde 1989. Los trabajadores reclaman una subida salarial equiparable a la inflación, que allí roza el 9%. Mientras, el principal sindicato del país, TUC, ya advierte de una oleada de paros en otros sectores.

Alemania es también otro foco de reclamaciones. El sindicato mayoritario del país, IG Metall, ha recomendado a los comités exigir subidas salariales del 7% al 8%. Es lo que deberían subir los sueldos para equipararse a los precios alemanes: en mayo, la inflación se situó en el 7,9%. La subida supondría el mayor alza de salarios en 13 años y afectaría a unos 4 millones de trabajadores de la industria metalúrgica y eléctrica y ya ha desatado el malestar de los empresarios.