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'Black Phone', la película de terror que rescata los asesinatos en serie de los años 80 en EEUU

Scott Derrickson, director afamado en el género de terror, vuelve a las salas con una historia inspirada en el relato del escritor Joe Hill del mismo nombre. Protagonizada por el actor Ethan Hawke, quien da vida al Captor, un asesino en serie y mago frustrado que esconde su rostro bajo una máscara de aspecto diabólico.

Fotograma de 'Black Phone' / UNIVERSAL PICTURES / Photo Credit: Universal Pictures

MADRID

El americano Scott Derrickson, director de la afamada película Sinister, estrenada en 2012 y considerada una de las mejores obras del cine de terror, recupera Black Phone, un relato del escritor Joe Hill, hijo del legendario Stephen King. Una historia literaria que se lleva a la gran pantalla protagonizada por Ethan Hawke, conocido popularmente como El Captor, un asesino en serie que secuestra a los niños de un vecindario de Denver y los encierra en un sótano insonorizado donde nadie puede oírlos. En el relato de Joe Hill, este personaje se inspira en John Wayne Gacy, conocido como El Payaso Asesino, que mató al menos a 33 muchachos y hombres entre 1972 y 1978.

Una película que, bajo el velo del género de terror, habla de las vivencias personales y los recuerdos de la infancia del director americano. Derrickson recupera el afamado relato de Hill incluido en el libro Fantasmas: El pasado no está muerto, ni siquiera es pasado..., que encabezó la lista de superventas del New York Times y crea a unos personajes que son víctimas de las circunstancias, rodeados por la violencia de un barrio conflictivo, el abuso escolar, las peleas callejeras y las familias desestructuradas. La inspiración del relato nace de un recuerdo de la infancia de Joe Hill, "crecí en Bangor, Maine, en una casa muy vieja", dice. "Había un teléfono en el sótano que no estaba conectado. Siempre me inquietó mucho. No tenía sentido que hubiera un teléfono en un sótano con el suelo de tierra batida y las paredes de cemento. De niño, lo peor que podía imaginar era que ese teléfono empezara a sonar".

El director encuentra también una fuente de inspiración en el tratamiento de los personajes infantiles de François Truffaut en Los 400 golpes, una obra que califica de excepcional por la dirección de los jóvenes protagonistas y su interpretación. "No solo retrata los traumas que persiguen a un niño, sino también su resiliencia. Sabía que quería hacer algo en esa dirección, pero no encontraba una historia. Bueno, hasta que leí El teléfono negro". La película se centra en la valentía de los más pequeños, en su facilidad para creer en fuerzas invisibles, y en el poder del cariño y de la familia para ayudar a soportar las situaciones más trágicas. Finney, un chico de 13 años, es la última víctima del Captor y será él quien tenga que poner punto y final a los asesinatos en serie del maníaco secuestrador que esconde su rostro bajo una máscara con apariencia diabólica.

Fotograma de la película 'Black Phone' / en la imagen los actores Madeleine McGraw y Mason Thames / Universal Pictures

Black Phone es una película que trata la inutilidad del adulto para resolver situaciones muy importantes en contraposición a la valentía y la honestidad que demuestran los más pequeños para hacer frente al problema. Finney, un niño de 13 años maltratado por sus compañeros de colegio y su padre alcohólico. Es un chico generoso, inteligente y con muchos recursos, pero bastante tímido. Es el perfecto blanco para los bullies, y su mejor amiga es su hermana pequeña Gwen, interpretada por Madeleine McGraw. Será ella quien buscará en sus sueños y utilizará sus poderes premonitorios para guiar la investigación policial y ayudar a su hermano a escapar de la pesadilla que vive soterrado. El teléfono negro aparentemente desenchufado y en desuso el que conecte las almas de los niños asesinados a manos del Captor con la vida, y son ellos los que dan las instrucciones y las claves a Finney para salir de allí.

Estados Unidos vive una realidad terrorífica de tiroteos callejeros, escolares… Un país en el que las armas están al alcance de todos y la violencia se respira en el día a día llegando a alcanzar una situación insostenible para la seguridad vital de la población. Durante la década de los 70 y los 80, el país vivió una oleada de asesinatos en serie y secuestros que parecía no tener fin y que levantó el estado de alarma. Uno de los casos más afamados fue el de la Familia Mason, una historia de la que el director americano Quentin Tarantino recuperó en 2019 con la película Once Upon a Time in Hollywood. "Quería que Black Phone hiciera sentir lo que fue para mí el final de los setenta cuando tenía 12 o 13 años y la sensación que más recuerdo de niño es el miedo. Era el más pequeño en una calle llena de matones", cuenta Derrickson. Tal y como declara el director, interiorizó tanto una vida marcada por el miedo que ahí nació su pasión por el género de terror.

Fotograma de la película 'Black Phone' / en la imagen el actor Ethan Hawke / Universal Pictures

Ethan Hawke, rostro de obras tan reconocidas como El club de los poetas muertos, Reality Bites o Sinister, obra en la que el director y el actor se cruzaron por primera vez. Ahora, 10 años después, vuelven a trabajar juntos. Hawke trata de ser flexible en los papeles que interpreta, aunque el género de terror no es una de sus preferencias, reconoce que esta historia le pareció muy especial porque a pesar de ser una película de terror, "tiene un corazón de oro". El actor también recuerda esta época convulsa de Estados Unidos: "Hubo muchos casos de secuestros de niños y una explosión de asesinos en serie, todos teníamos miedo. Nos perseguía la idea de que un loco sin moral estaba por ahí cerca", afirma. La interpretación bajo una máscara le obligó a trabajar este papel de una manera singular, como si fuera una tragedia griega y reconoce que el hecho de tener la cara tapada le provocó un extraño sentimiento de libertad y poder. El Captor es un mago frustrado envuelto en sombras. "Algunas partes del alma del Captor están tan deterioradas que es capaz de justificar cosas que la mayoría de nosotros no nos atrevemos ni a imaginar", explica Ethan Hawke y añade: "Cuesta interpretar semejante nivel de maldad porque es totalmente injustificable".

 
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