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Héroes 2022

Historias de personas anónimas que han ofrecido su ayuda en situaciones complejas

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Terminamos el año con un programa especial de Navidad dedicado a los héroes del 2022, al esfuerzo de personas anónimas que han ofrecido su ayuda en contextos de guerra, de hambre, en luchas desiguales contra gigantes empresariales o simplemente dando consuelo frente a la incomprensión.

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Desde quienes tomaron la iniciativa de movilizarse para ayudar a los ucranianos que sufren la guerra a colectivos como el de las Kellys que han logrado importantes avances laborales tras años de lucha, o familias que aceptan y normalizan la realidad transgénero de uno de sus hijos.

Solidaridad con Ucrania

En los primeros días de la invasión a Ucrania, en el mes de febrero de 2022, Jesús García, aficionado del Athletic de Bilbao, se fue con una furgoneta alquilada a ayudar a refugiados ucranianos a atravesar la frontera. Con ella recorrió 8.000 kilómetros. Cuando escuchó en la radio el llanto de un niño que estaba en un búnker se decidió a ir a la frontera.

Llegó hasta Bucarest, en Rumanía, pasando por la frontera de Hungría con Ucrania. “Allí estuvimos toda la tarde, hasta que no sé por qué no se fiaban de mí y nos echaron de la frontera. Entonces nos fuimos dirección Rumanía”, explica. Allí recogió a dos hermanos de 18 y 16 años a los que llevó a Bilbao, donde viven ahora en una casa de acogida.

Diez meses después de ese periplo, Jesús no ve con esperanza el fin de la guerra. “Hay que seguir ayudándoles porque son débiles”, dice. Preguntado por si volvería a hacer lo mismo, Jesús reconoce que “nadie sube como subí yo… yo subí con el corazón, y el corazón hace locuras”, pero volvería a hacerlo, aunque “sería un viaje diferente”.

Voluntarios contra el hambre

Uno de los efectos más perversos de esta guerra ha sido el aumento del coste de la vida, de los alimentos, de la energía, de la luz… Y eso está teniendo un impacto importante en millones de hogares, hasta el punto que muchos de ellos recurren al Banco de Alimentos. Por eso queremos reconocer también a esta organización con el título de Héroes de 2022 y les hemos acompañado en el reparto de cientos de menús a la organización Refugiados sin Fronteras de Madrid.

La organización recibe cada día muchos alimentos donados de los que cada semana se entregan tres toneladas y media a familias vulnerables. Atienden a unas 250 familias todos los sábados y este año ya han entregado unas 150 toneladas de alimentos. El número de familias que acuden a Refugiados sin Fronteras “crece y es cada vez más diversa”, cuenta uno de sus voluntarios. “Anteriormente atendíamos solamente a personas que estaban en situación de vulnerabilidad, que eran inmigrantes… y ahora cada vez tenemos a más familias españolas que antes estaban en una situación de normalidad y después de la pandemia han entrado en una situación de vulnerabilidad”.

Sus cerca de 40 voluntarios también recogen y arreglan ropa. El año pasado entregaron 45.000 prendas de vestir.

El Banco de Alimentos de Madrid les ha ayudado en la entrega de mil menús de la cena de Nochebuena a las familias que atienden. “Venimos de hacer una gran recogida de alimentos”, cuenta Mila Benito, Directora de Marketing y Comunicación de la Fundación Banco de Alimentos de Madrid. En estas fechas siempre crece la demanda, y este año se suma la subida del precio de la cesta de la compra, lo que hace que este año esté siendo “muy crítico”. Solo en la Comunidad de Madrid la Fundación Banco de Alimentos está atendiendo a más de 182.000 personas a través de 560 entidades benéficas.

Desde la Fundación también han notado que este año solicitan ayuda “familias que nunca habían necesitado ayuda, sobre todo parejas jóvenes, clase media con hijos que incluso tienen trabajo, en muchas ocasiones, pero no llegan a fin de mes, porque la subida de precios ha hecho que ya no llegues a pagar la hipoteca, alquiler, cesta de la compra, etc.”

“La pobreza es muy democrática, nos puede afectar a cualquiera”, subraya Benito. “En esta comunidad lo que hacemos es ayudarnos unos a otros. Es algo que no debe significar vergüenza”. Pero además de la vergüenza que sienten muchas personas, otro problema es que muchos no saben cómo empezar a solicitar la ayuda, y en eso también ofrecen asistencia desde la organización.

Las Kellys y los avances laborales

Tras años luchando por sus derechos laborales y contra la explotación y la precariedad, las ‘kellys’ han conseguido pequeños avances este año. Un decreto del Gobierno les ha dado a las empleadas del hogar el derecho al paro. Podrán cobrar el desempleo siempre que hayan cotizado al menos un año, como cualquier trabajador.

Obtienen más protección también en los contratos. Si no se justifica que tenga que ser por un tiempo determinado, el contrato deberá ser indefinido con todos sus derechos y además elimina la figura del desistimiento, que permitía despedir sin acreditar las causas.

María del Mar lleva más de 25 años trabajando como camarera de piso. Ha llegado a hacer 45 habitaciones en una sola jornada laboral de ocho horas por la que cobra poco más de mil euros al mes. Ese ritmo de trabajo le ha dejado secuelas. Tiene una lesión crónica en el nervio ciático que le impide seguir trabajando.

La situación en los últimos tiempos había empeorado, dice, porque los contratos no se hacen por meses sino por unas pocas horas en función de la necesidad del hotel. “Te mandan un mensajito vía WhatsApp que te dice que mañana vienes de 2 a 6, y te lo pueden decir a las doce de la noche”.

Esta temporalidad termina con la nueva ley, con la que los contratos pasan a ser fijos discontinuos. Pero lo que piden las ‘Kellys’ es que esos contratos no sean de limpieza sino de hostelería, con una diferencia de unos 400 euros en el sueldo. María del Mar insiste en que sus peleas las van ganando a nivel judicial. “Los políticos te escuchan, pero hacen poco”.

Su compañera Maite ha trabajado en hoteles relacionados con cancelaciones de vuelo en los que podían llegar de pronto decenas de habitaciones por preparar. “A lo mejor a las seis de la mañana te llegaba un WhatsApp diciéndote que tenías que trabajar haciendo 40 o 45 habitaciones y no te podías ir hasta acabarlas”. Ha llegado a trabajar 15 días seguidos. Lo dejó porque nunca podía saber qué día iba a descansar. Además, “en la empresa te hacen sentir mal. Yo tuve que mandar un burofax exigiendo mis días de descanso, mis vacaciones y mi horario, y sí que me amenazaron”, cuenta Maite.

Las mujeres más vulnerables son las inmigrantes, que no tienen las mismas facilidades para pedir ayuda. “Les contratan diariamente por cuatro horas y mañana ya te llamaremos. Y lo mismo les llaman a las cuatro de la tarde para trabajar dos horas”, explica Maite. Si lo rechazan “les ponen semanas de castigo.” Y ese abuso todavía no ha acabado.

Su reivindicación es la “ley Kelly”, que implicaría que su contrato lo hiciera directamente el hotel, no a través de empresas de servicio.

Familias que normalizan la realidad trans

Jorge, un niño trans, se presentó un día en el colegio explicando a sus compañeros y amigos que era un niño. “No me dijeron nada porque les daba igual”, cuenta. Sus padres, Sara y Valentín, y su hermana Laura, son el último ejemplo de ‘Héroes 2022’ por combatir con cariño y naturalidad el enfrentamiento y la polémica que rodea a algo que afecta directamente a uno de los miembros de ese hogar: la nueva ley trans debatida durante todo este año y aprobada recientemente.

El cambio de Jorge fue progresivo, explica su madre, a lo largo de unos tres años. “Al nacer le asignaron el género niña y cuando empezó a hablar nos dijo que era un niño”. “El día que cumplió siete años vio en su tarta un nombre que no le correspondía, y a los tres días salió del colegio y dijo: ‘mamá, ya le he dicho a todo el mundo que soy un niño, me llamo Jorge, córtame el pelo’ y le llevamos a cortar el pelo”.

Su padre recuerda que al principio se encontraron “en medio de la nada”, sin ninguna pauta que les orientara. Pero intentaron siempre “tomar las mejores decisiones para él y abstraernos sobre todo de aquellas opiniones de gente que no lo iba a entender”.

Sobre la ley trans, tienen mucho que puntualizar, reconoce Sara, “empezando por que Jorge no se siente un niño, sino que lo es”. “Esta ley es un trámite para cambiar una letra en el DNI, para que a los menores, los migrantes y las personas no binarias se vean reflejadas e identificadas en unos derechos que son de todos”, explica. Y lo importante, dice, es acompañar a las personas trans y “dejarles ser”, buscando la normalidad.

La vida de Jorge ha cambiado radicalmente en los últimos tres años. Su madre asegura que pasó de la timidez a ser libre. “Una vez que le ven como quiere, como se ve a sí mismo, la vida es mucho más fácil para él”.

 
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