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La música de 1993: del final de Nirvana al comienzo de Radiohead

Recopilamos los discos que cumplen 30 años este 2023. Una cosecha enorme de música marcada por el comienzo de un gran número de carreras

La música de 1993: del final de Nirvana al comienzo de Radiohead

La música de 1993: del final de Nirvana al comienzo de Radiohead

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Madrid

En Sofá Sonoro nos gusta empezar los años recordando grandes cosechas discográficas, cursos cuya música dejó una huella. En este episodio lo hacemos con los álbumes de 1993, un año recordado por el comienzo de muchas carreras memorables.

En 1993 Nirvana grabó su último disco, pero hubo también grandes discos de debut como los de Bjork, Counting Crows, Jamiroquai, Radiohead, Rancid, Sheryl Crow o The Cranberries.

Aquel año también despedimos a gigantes como Dizzy Gillespie, padre del bebop de los años 40, Arthur Alexander, uno de los músicos favoritos de Paul McCartney o Keith Richards. En diciembre también murió un tipo inclasificable: Frank Zappa. Un mes antes de su muerte Zappa publicó su último disco The Yellow Shark, un trabajo de música de orquesta con el que se despidió uno de los creadores más singulares del siglo XX.

El debut de Radiohead

Mirando a ese curso con la perspectiva que dan 30 años resulta increíble ver la cantidad de bandas que estaban empezando y ver dónde están muchas de ellas hoy en día y la importancia que han tenido. La más singular de todas ellas es Radiohead. El 22 de febrero la banda inglesa editó Pablo Honey, un debut que detestan con todas sus fuerzas, pero que determinó su carrera.

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Creep fue el sencillo que marcó la carrera del grupo y aquellos primeros años. Fue tan exitoso que la propia banda temió que los encasillaran como One Hit Wonder, banda de un solo éxito. A pesar de que Radiohead reniegue de Pablo Honey hace unos años dedicamos un episodio a recorrer aquel álbum y es, sin duda, un gran disco. Un álbum con los errores propios de un debut pero con grandes canciones. El sonido está lejos de ser el que los consagraría unos años después, pero tampoco los emparentaba con las formaciones inglesas de la época.

Otra formación que detestó el sonido de su primera entrega fue Pearl Jam, Ten había llegado en 1991 con gran éxito, pero la banda de Seattle lo detestó hasta el punto de que volvieron a mezclarlo hasta quedarse satisfechos en la versión redux de hace unos años. El asunto cambió ya en 1993 cuando el grupo editó Versus, un trabajo más asentado y con más poso que confirmó todos los buenos pronósticos que se había realizado sobre la banda. Pero a comienzos de 1993 nadie hablaba de esto, en aquellos primeros meses el mundo seguía en shock con Michael Jackson.

La reaparición de Michael Jackson

El 31 de enero, Jackson había actuado en el descanso de la Super Bowl dando uno de los conciertos más recordados del evento y en febrero concedió a Oprah la primera entrevista que daba el rey del pop en 14 años. 60 millones de estadounidenses vieron aquella entrevista. Michael habló de muchas cosas. Enseñó Neverland, confesó las agresiones que sufrió de su padre, se ruborizó cuando le preguntaron si era virgen y se enfadó cuando le dijo Oprah si se estaba blanqueando la piel.

Michael Jackson en Nueva York / David McGough / Colaborador

Unas semanas después de aquella entrevista de Michael que sacudió EEUU consagrando a Oprah como la gran estrella de la televisión, Suede editó su homónimo debut, un trabajo muy esperado en Reino Unido cuya prensa había convertido al grupo en todo un fenómeno. Aquel trabajo, que entró directamente a lo más alto de la lista de ventas, fue uno de los disco de debut más exitosos en décadas. Con 26 años, Brett Anderson estaba en la cima del mundo. "Estoy haciendo lo que siempre he querido", contaba a la prensa en la presentación del disco.

Suede llegó a la cima desde la nada pero en esa misma primavera otra banda, una que llevaba activa desde los años 70, consiguió su primer número 1 en EEUU vendiendo millones de copias de un disco con la teta de una vaca en la portada. Aerosmith llevaba en los noventa una buena racha, la mayoría de sus últimos discos había superado los 5 millones de copias vendidas, pero todo estalló con Get a Grip.

Aerosmith y la edad de oro del vídeo musical

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Get a Grip fue uno de los discos de rock más vendidos de 1993 y la última cima de Aerosmith que revolucionó a los chavales de aquella generación de la MTV con esos vídeos protagonizados por Liz Tyler y Alicia Silverstone, que se convirtieron en superestrellas y en iconos de esa época ya lejana.

Sin embargo,1993 no fue un año de grandes regresos ni de mucho brillo de veteranos. Bruce Springsteen ganó el Oscar por la banda sonora de Philadelphia y Eric Clapton el Grammy con Tears in Heaven (editado en 1992) y también publicaron discos leyendas como Neil Young, Van Morrison o Paul McCartney, pero aquel fue un año de jóvenes, de una nueva generación que quería comerse el mundo.

La nueva hornada

Modern Life is Rubbish, el segundo disco de Blur, tomó el título de un grafiti de las calles de Londres que captó la atención de la banda. Con Suede, Blur, James o PJ Harvey, la música del Reino Unido estaba tomando forma en 1993.

Sofá Sonoro: La elegancia británica de Blur (29/12/2018)

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El primer paso de Blur coincidió con el de The Verve, la banda de Richard Ashcroft, un grupo que tenía el respeto de otras formaciones pero escaso éxito hasta que ya separados en 1997 triunfaron a lo grande con sus Urban Hyms cerrando esta maravillosa etapa de la música inglesa.

Pero en aquellas mismas semanas de 1993 también se editó otro debut sorprendente, el primer álbum de la combativa Liz Phair, que desde Chicago dio al rock de la época un necesario toque de feminismo con Exile in Guyvile. El primer disco de Phair era un trabajo enorme que ha ido ganando peso con el tiempo hasta ser considerado como uno de los discos más transgresores de aquel curso repleto de joyas.

Sofá Sonoro: Liz Phair, las chicas también saben matar (08/03/20)

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La rebelión femenina

Liz Phair es uno de los grandes nombres de aquella fantástica hornada de jóvenes mujeres. Aquel curso también publicó disco Mazzy Star, el proyecto liderado por Hope Sandoval que marcó un nuevo rumbo en la música de los noventa con esa delicadeza y esa fuerza contenida.

Liz Phair durante un concierto en el año 2001 / Getty Images

En aquel año vimos un cambio de relevo. Cyndie Lauper, que también editó disco tras cuatro años, fue recibida con indiferencia. Una suerte parecida corrió Deborah Harry de Blondie que ese mismo mes editó su último trabajo en solitario tras el final de la banda y el regreso del grupo unos años después. Los tiempos habían cambiado, Tony Braxton que debutó ese mismo verano, se acabaría llevando el Grammy a mejor artista nueva en la gala del año siguiente. También grabó su primer trabajo Björk, pero uno de los discos más recordados del curso lo firmó una artista en la cuerda floja: Sherly Crow.

Sheryl Crow y las segundas oportunidades que te cambian la vida

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Sherly Crow llegó a 1993 con la soga al cuello después de que su sello descartase su disco cuando ya se habían gastado más de medio millón de dólares en grabarlo. Crow respiró aliviada y empezó de cero junto a un puñado de amigos compositores que dieron nombre a su aclamado debut: Tuesday Night Music Club. Con aquel álbum Crow se convirtió en una de las cantantes más importantes de los años noventa y empezó un carrera sólida y aclamada dejando atrás las dudas de sus inicios.

Otros que vivían presos de las dudas y las presiones eran los chicos de The Smashing Pumpkins tras su aplaudido debut de 1991, disco que les colocó la indeseada etiqueta de los próximos Nirvana. Su debut en 1991 coincidió con una tremenda hornada de discos y puso mucha presión sobre una banda que apenas estaba comenzando su viaje y que no estaba dispuesta a obedecer instrucciones o seguir caminos que otros les marcasen. Sin embargo Billy Corgan lo mandó todo a paseo y editó uno de los grandes clásicos de la década, un álbum enorme con canciones como Disarm, Rocket o Luna.

The Smashing Pumpkins y el disco que nadie esperaba

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Siamese Dream fue un disco diferente a Ghish, el debut de la banda. Esta segunda entrega hablaba de las obsesiones, de los miedos, de las drogas y de la ansiedad y captó el momento al borde del desmorone que vivía el grupo. Un mundo que era común a muchos otros artistas de aquella generación.

La segunda entrega de los Smashing Pumpkins llegó en verano, al igual que el debut de Crow y unas semanas antes que el primer paso de Jamiroquai con Emergency on Planet Earth. La primera entrega de la banda abrió una vía más en la música inglesa en unos años de enorme creatividad y de alternativas sonoras. Aquel disco mezclaba el funk con el accid jazz alumbrando un sonido propio que pronto se expandió por el mundo. Las primeras canciones de la joven formación retrataban de una manera una tanto ingenua los problemas que afrontaba el mundo hace treinta años. Hoy aquella emergencia suena todavía más aterradora y preocupante que entonces.

Jamiroquai y la emergencia del planeta

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Aquel año marcado por tanta estrella dejó discos menores también, pero discos muy recordados. The Divine Comedy publicó Liberty, el segundo disco de la banda de Neil Hannon. También llegó a las tiendas el segundo trabajo de Paul Weller en solitario, Wild Wood, una joya que nos recordaba, por si lo habíamos olvidado, lo bueno que era el cantante de The Jam. Menos conocido fue el segundo de Morphine, una banda que tuvo una historia trágica y mucho menos reconocimiento del que merecería su música, algo que si obtuvieron otros de los grandes reyes de aquel 1993. Counting Crows surgió aquel año como una anomalía en la música estadounidense de aquella época, la banda consiguió un éxito inesperado con un rock de raíces producido por T Bone Burnett -que también se encargaría de producir a Wallflowers-. La banda de Adam Duritz se hizo famosa con Mr Jones, una canción sobre la fama y sobre salir a ligar que se hizo gigante en muy poco tiempo.

Sofá Sonoro: Cuando Counting Crows conquistó el mundo

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Los chicos de Counting Crows fueron una de las grandes apariciones de un 1993 marcado por grandes discos de debut, pero también fue un momento clave para dos bandas que habían arrasado en 1991 con dos de los discos más vendidos de la década. Nirvana con Nevermind y Guns and Roses con Use Your Ilussion, dos trabajos editados en la misma semana por bandas con una curiosa rivalidad.

El vocalista de Nirvana Kurt Cobain. / Getty Images

Esta vez los trabajos de Guns y de Nirvana estuvieron más separados, The Spaghetti Incident? se publicó en noviembre, dos meses antes había llegado In Utero, el último trabajo de la banda de Seattle. En diciembre el grupo grabó el acústico para la MTV y en abril de 1994 Kurt Cobain se suicidó dejando de piedra a toda una generación. In Utero no es el disco que nadie esperaba después de Nevermind y eso es lo que mejor que tiene, es el disco de una banda que no quería triunfar ni abanderar nada y que cerró ese tercer trabajo pidiendo disculpas con All Apologies.

Nirvana fue uno de los grandes protagonistas de la primera mitad de los años 90 hasta la muerte de su líder, luego la década fue tomando otro rumbo y el foco cambiando a Reino Unido. Probablemente la cosecha de discos de 1991 fuese mejor con Metallica, Michael Jackson, Pearl Jam, REM o U2, pero la de 1993 dejó huella por la cantidad de carreras importantes que comenzaron aquel año, un curso con una importancia no tantas veces recordada.

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