El cine en la SERSucedió una noche
Cine y TV

George Cukor: el mejor director de actrices de la Historia del cine

Se cumplen cuarenta años de la muerte del director de Historias de Filadelfia

Desde sus comienzos en Hollywood a George Cukor siempre le acompañó una merecida reputación de “director de mujeres”. Y no es que no supiera dirigir a los hombres, todo lo contrario, pero arrancarle una actuación memorable a una actriz era su especialidad. No es extraño que ellas le adorasen. Con Cukor brillaron de forma especial actrices como Greta Garbo, Ingrid Bergman, Katharine Hepburn o Judy Garland. Para conseguir sacar lo mejor de sus chicas el director usaba diversas técnicas.Técnicas que iban desde el halago o la amabilidad hasta la tortura psicológica. Por ejemplo, durante el rodaje de Ha nacido una estrella, Cukor fue bastante cruel con Judy Garland llevándola al borde del abismo en aquellas escenas donde tenía que poner al desnudo todas sus emociones. Judy sufría por entonces problemas nerviosos y era adicta a las pastillas. Para ponerla en situación emocional el director no paraba de recordarle su lúgubre infancia, sus fracasos matrimoniales y los peores momentos de su carrera. Gracias a aquella terapia, la actriz logró una de las mejores actuaciones de la historia del cine. “Yo sabía que si conseguía pasar de allí, si conseguía llegar a la verdad que tenía dentro, emocionaría al público. Y Judy Garland lo logró de veras con esa extraordinaria interpretación”, recordaba George Cukor.

Las actrices sabían que con él llegaban más lejos. Por eso, cuando Jacqueline Bisset aceptó protagonizar Ricas y famosas impuso una condición. Solo haría el papel si era él quien la dirigía, a pesar de que por entonces Cukor tenía ya 81 años. Quizá la única actriz que se le resistió fue Marilyn Monroe, a la que dirigió en El multimillonario y en Algo pasará, la última película de la rubia de la que fue despedida por sus constantes retrasos y caprichos. Por entonces Marilyn asistía a las clases del Actor’s Studio y estaba completamente dominada por su profesora, Paula Strasberg, a la que Cukor no soportaba.

George Cukor dirigiendo a Katharine Hepburn, Cary Grant y George Kittredge en Historias de Filadelfia.

Pero si hubo una actriz que le debiera especialmente su carrera esa fue Katharine Hepburn. Cukor la hizo debutar en el cine en 1932 con la película Doble sacrificio. “Tenía un verdadero don y una gran originalidad. Hacía muy poco que actuaba y aún tenía torpezas, porque nunca se había puesto delante de una cámara. Pero era un papel maravilloso y ella estuvo impresionante”, decía el director. Doble sacrificio convirtió a la Hepburn en una estrella y entre director y actriz nació una gran amistad que mantuvieron toda la vida. Cukor y Hepburn formaron una de las más productivas relaciones director-estrella de la historia del cine. Trabajaron juntos en diez películas.Títulos como Las cuatro hermanitas, Historias de Filadelfia o La costilla de Adán.

George Cukor era miembro de una familia de inmigrantes húngaros judíos que le hicieron estudiar para contable. Pero al joven George le tiraba más el teatro que los números. Comenzó trabajando en los escenarios de Broadway y en 1929 llegó a Hollywood. El director se integró perfectamente en el sistema de estudios del cual fue siempre un gran defensor. “Me gustaba todo lo que podían ofrecerme los estudios. Disponían de enormes recursos. Compraban las mejores historias, contrataban a los mejores técnicos. Y también sabían que la mejor divisa era el talento y lo respetaban”, decía. Esos orígenes teatrales marcaron decisivamente su cine. Los aspectos técnicos no le interesaban demasiado. Jamás miraba por el visor de la cámara. Para él lo fundamental era el trabajo con los actores. El guion lo consideraba sagrado y tenía auténtica dependencia de él. En el plató lo agarraba con tanta fuerza que rompía sus páginas y era preciso reemplazarlas casi a diario. Cukor vivía con gran intensidad las interpretaciones de sus actores, incluso en los ensayos. “Si tuviera que leer un guion entero en alto lo haría muy mal, pero funciono de maravilla en caliente, junto a los actores, y se me ocurren las mejores sugerencias”. Como hace también Pedro Almodóvar, el director solía interpretar varios de los personajes en los ensayos. Greta Garbo llegó a pedirle que se fuera del plató durante las escenas tristes ya que las expresiones variantes de su cara la deprimían. Y es que Cukor tenía el hábito peculiar de imitar a los actores mientras representaban una escena.

George Cukor repasando un guion junto a Katharine Hepburn.

Aunque Cukor no hacía bandera de ella tampoco ocultaba su homosexualidad. Casi todo el mundo en la industria lo sabía, pero sus preferencias sexuales eran desconocidas para el público y él se preocupó bastante de que no trascendieran. De hecho ese fue uno de los secretos mejor guardados del Hollywood clásico, secreto que respetaban incluso Luella Parsons y Hedda Hopper, las dos grandes reinas de chismorreo cinematográfico de la prensa americana. Una vez fue arrestado por un altercado en el puerto cuando intentaba seducir a un marinero. Desde entonces Cukor se cuidó mucho de mantener sus relaciones de puertas adentro. El director era uno de los grandes animadores de la vida social hollywoodiense. Todo el mundo quería ser invitado a las fiestas que organizaba en su mansión los sábados por la noche. Los encuentros de los domingos en cambio estaban destinados a chicos jóvenes y guapos. El director tuvo infinidad de amantes. Era partidario de las relaciones breves y mercenarias y muchos de esos jovencitos tienen papeles minúsculos en sus películas. Sus gustos sexuales fueron, según algunos, la causa de que fuera reemplazado al frente de la dirección de Lo que el viento se llevó, cuyo rodaje inició él. Según contaban, cuando Clark Gable era un desconocido había mantenido una relación fugaz con un decorador llamado Haines. Ese hombre era amigo de Cukor y el actor no podía soportar que el director conociera su desliz de juventud. Cukor fue sustituido por Victor Fleming al frente de la película sin que nunca nadie le explicara cual fue la razón de su despido.

La filmografía de George Cukor está llena de grandes títulos: Ha nacido una estrella, Luz que agoniza, Vivir para gozar, Nacida ayer, David Copperfield, Las cuatro hermanitas, Historias de Filadelfia... Dirigió más de sesenta películas. Sin embargo Cukor solo ganó el Oscar al mejor director en una ocasión, por My fair lady. Joseph Mankievicz dijo de él que era el profesional más feliz que jamás haya vivido en Hollywood. Un hombre de excelente humor, enormemente generoso y que vivió siempre rodeado de amigos. “Si miras la vida de frente y dices: ‘bueno, me falta esto y me falta aquello’, examinas con cuidado tus posibilidades para conseguirlo e intentas no sentir envidia ni resentimiento, ni lástima de ti, entonces creo que tienes muchas posibilidades de gozar en la vida”. afirmaba.

George Cukor con el Oscar que ganó por My Fair Lady. A su lado Joan Crawford.

George Cukor era un optimista nato. En los últimos años de su vida algunos periodistas revelaron su homosexualidad y él se sintió dolido. Pero aún se reservaba una última jugada. En su testamento pidió ser enterrado junto a Frances, una vieja amiga de juventud. Los periódicos contaron entonces que ella había sido el verdadero amor de su vida y recordaron que el director siempre tuvo una foto suya en la mesilla de noche. Y el público se lo creyó. El viejo zorro seguía sembrando la confusión aún desde la tumba.

Elio Castro

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00