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Martin McDonagh disecciona "la toxicidad masculina" en una de las películas favoritas de los Oscar

El director y dramaturgo irlandés estrena 'Almas en pena de Inisherin', una de las películas favoritas de los Oscar, donde Colin Farrell y Brendan Gleeson son dos amigos que dejan de hablarse en la Irlanda rural

'Almas en pena de Inisherin' | Entrevista a Martin McDonagh

'Almas en pena de Inisherin' | Entrevista a Martin McDonagh / Cadena SER

Madrid

Tras triunfar en los Oscar con Tres anuncios en las afueras, el director y dramaturgo irlandés, Martin McDonagh ha vuelto a Irlanda con una historia rodada en la zona donde vivían sus padres. Una zona rural, donde el poderoso paisaje condiciona a sus habitantes. "Siempre supe que volvería a rodar en la Irlanda rural y en la costa oeste, porque creo que la parte más hermosa de Irlanda. Rodamos no muy lejos de donde viven mis padres, en Galway. Capturar esa belleza era algo que siempre había querido hacer y algo que no se ha hecho lo suficiente en las películas irlandesas, como mostrar el paisaje casi en tono de wéstern", explica en una entrevista en la Cadena SER.

Decía el director que quería volver a trabajar con dos actores irlandeses a los que ya juntó en Escondidos en Brujas, Colin Farrell y Brendan Gleeson. A ellos les ha creado estos personajes hechos a medida, con diálogos punzantes, divertidos y trágicos a la vez y que les han dado nominaciones a todos los premios habidos y por haber. Los dos están nominados al Oscar y la película, después de los dos premios en el Festival de Venecia, a guion y a actor, se ha convertido en una de las favoritas de la temporada. "Creo que lo que quería era que Colin Farrell y Brendan Gleeson volvieran a trabajar, porque hace 14 años, nos lo pasamos muy bien rodando en Bruselas", bromeaba el director.

La historia es poco habitual, dos amigos de toda la vida, que son uña y carne se separan. Lo hacen porque uno de ellos, Brendan Gleeson, decide acabar con esa relación. No hay enfado, traición, ni un drama detrás. Simplemente no quiere seguir siendo su amigo, no quiere sentarse a tomar una pinta en la única taberna del pueblo con él, ni escuchar sus anécdotas y conversaciones, las de un tipo bastante simple, al que interpreta Colin Farrell. "Lo que buscaba era una historia sobre una ruptura para capturar la tristeza que se produce. Tiré de ese hilo y viendo donde la historia me podría llevar. Al mismo tiempo, en esa época había una guerra civil que se libraba en las cercanías de esa zona, pensé que eso daría aspectos metafóricos interesantes a la historia principal".

Esa decisión desata la ira y la incomprensión del amigo abandonado que se niega, como un hombre maltratador, a terminar con la amistad y hará todo lo posible por mantenerla, con la ayuda de su burro, de su hermana y de un chico al que todos toman por tonto. Nada hará efecto y eso será una espiral de tensión y violencia que acabará mal para toda la aldea. "Intentaba captar la verdad. Cualquiera que haya tenido una ruptura sabe que es así de triste. He estado en ambos lados y es horrible cuando te pasa a ti. Parece el fin del mundo. Y tratar de aprovechar esa realidad de manera sincera, con humor, pero también con tristeza, era más o menos lo que intentaba lograr con la historia".

Almas en pena de Inisherin se convierte en un estudio sobre la soledad y sobre las dinámicas de una masculinidad que va acumulando ira y enfado y que no acepta un no por respuesta. También es una irónica y negra reflexión sobre la amistad y de cómo los hombres buenos pueden acabar convirtiéndose en monstruos. "Habla de la soledad masculina, del ego masculino, de la toxicidad masculina. Y de las mierdas de los hombres en general, creo que tengo mucho de eso. Así que creo que ha sido interesante explorarlo. Pero también creo que es una película muy divertida. Y gran parte de la película se ve a través de los ojos de Siobhan, y ella ve las dos caras de todo, también de ese ego. Creo que ese también fue un aspecto muy importante de la película".

Nadie recuerda a las buenas personas, pero todo el mundo se acuerda de Mozart, se dice en una de las frases de película. Ser buena persona y simple o ser elaborado y sin sentimientos, ¿se puede ser artista y buena persona? Le preguntamos al director: "Espero que no tengamos que elegir. Creo que el equilibrio de ambas cosas es muy importante. La película explora esos argumentos, ¿necesitas aislarte de la gente? ¿Ser turbulento para hacer arte? Personalmente no creo en eso, creo en la amabilidad y que ésta debería estar e el arte y en la vida por igual", reflexiona el autor de textos teatrales como El hombre almohada.

La monotonía, el aburrimiento hacen de ese Inisherin, un lugar ficcionado pero fácilmente localizable, un espacio donde el tiempo se ha detenido y donde las Banshees del título original, esas hadas de la mitología celta, anuncian la tragedia inminente. Eso sí, el director y guionista nunca olvida del humor negro, tan presente en toda su obra. "Creo que la mayoría de mis historias también tienen algún elemento de humor. Sería una película muy sombría si no hubiera un elemento absurdo y divertido. Sí, las bromas divertidas, los diálogos divertidos ayudan a contar la historia, a tragar la parte amarga".

La película se sustenta en el guion y en las interpretaciones, con una puesta en escena basada en los contrastes. La amplitud y luminosidad de los paisajes frente a la estrechez y oscuridad de los interiores. Las ropas más estilizadas de un amigo, con las menos, del otro. Los detalles católicos, las referencias a la recién acabada guerra civil, el alcoholismo, el humor, conforman un retrato de Irlanda, una metáfora del país a través de la relación de estos dos amigos.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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