Mis compatriotas terroristas

Madrid

La primera vez que escuché la palabra terrorista fue cuando se produjo un atentando en mi barrio, en la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic. No fui capaz de comprender entonces, y tampoco ahora, que se pueda llegar a ese extremo de violencia, a acabar con la vida de inocentes desconocidos y causar una herida tan profunda. No se me pasó por la cabeza culpar a nadie que no fueran los autores de la atrocidad y mucho menos responsabilizar a los vascos por el simple hecho de compartir con ellos un origen geográfico o una identidad colectiva. Así era mi lógica infantil y así ha seguido siendo pero esta forma de ver las cosas choca con algunas opiniones que me han ido llegando a lo largo de los años, no ya sobre ETA sino sobre el terrorismo yihadista.

Así las cosas, después del asesinato del sacristán de Algeciras, recibí un desconcertante mensaje: "Espero que ahora menciones en tus comentarios públicos los atentados ocasionados por tus compatriotas y no te limites solo a criticar la situación del país que te ha acogido". Bastan un par de frases para meterme en el mismo saco que el presunto terrorista y borrar mi arraigo de tres décadas y mi DNI convirtiéndome en extranjera-terrorista. No sé si el señor que me escribió, de nombre Jose, tiene que rendir cuentas de todo lo que hacen los criminales españoles. Presuponer que yo pueda tener algún tipo de cercanía con Yasin Kansa solo por llamarme El Hachmi no es nada nuevo, nos pasa después de cada atentado islamistas a quienes tenemos demasiados sonidos raros en nuestros apellidos.

Algo triste porque demuestra que han ganado, que las potentes organizaciones que hay detrás del yihadismo han ganado una batalla al conseguir dividirnos y que lleguemos a creer que musulmanes e infieles estamos en bandos distintos. Se pegan como lapas a nuestra piel más oscura, a nuestro pelo rizado, a nuestras raíces y extienden la idea de que formamos parte de la misma cultura. Pero nada más lejos de la realidad: los únicos compatriotas que tiene un terrorista son otros terroristas capaces de defender su aniquiladora violencia.