No es independencia, sino delincuencia
Esta señora se ha envuelto en la bandera para tapar sus manejos. Y ha acusado a la Justicia de opresora, injusta y partidista
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Barcelona
Laura Borràs, expresidenta del Parlament de Catalunya, es una corrupta. Como tal, por delincuencia común por falsear contratos, y no por partidaria de la independencia, acaba de ser condenada. Es importante esta distinción: porque hay muchos independentistas, sí, pero que no son corruptos.
La sentencia del Tribunal Superior de Catalunya es muy interesante: porque hace más hincapié (13 años) en su inhabilitación, que en su condena a cárcel (4 años y medio). Y es bastante ejemplar. Porque considera que aunque venga obligado legalmente a imponerle esos años de cárcel, se trata de una pena excesiva. Y, por tanto, pide en su mismo texto al Gobierno que la indulte en parte, para que, una vez reducida, pueda cumplirla en su domicilio. Es lo que podrían haber hecho otros tribunales con delitos como los cometidos por sus amigos del “procés”. Y no lo hicieron.
Pero como este caso es muy distinto en sus causas que el de los dirigentes secesionistas -y no hay ningún motivo de pacificación social, al tratarse solo de una vulgar corrupción -parece poco concebible que el Gobierno le otorgase un perdón parcial sin condiciones. Esta señora se ha envuelto en la bandera para tapar sus manejos. Y ha acusado a la Justicia de opresora, injusta y partidista. Así que solo si ella solicita directamente el indulto, pide perdón, reconoce a los tribunales y revierte sus alocadas acusaciones tendría el Gobierno algún motivo político objetivo para otorgarle la Gracia.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...