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Hipatia de Alejandría

Muchas veces los caminos no conducen a Roma sino a Alejandría, una ciudad que nunca deja indiferente, cuna de la gran Biblioteca y de su magnífico Faro. Ya no es la que era, es cierto

Detalle de un personaje del fresco La escuela de Atenas de Rafael Sanzio, que podría bien ser un autorretrato o una representación de Hipatia.

Porque la auténtica ya no está. Gran parte de ella se hundió en el agua al no soportar el enorme peso de los suntuosos templos y edificios que existían en el declive de los tolomeos, incluyendo el Palacio de Cleopatra, situado en el mítico Portus Magnus de Alejandría. Y en ese marco alejandrino, una de las urbes más grandes y prósperas de la antigüedad -junto con Constantinopla- y una de las más cultas de occidente, vivió Hipatia, nuestra protagonista.

Hipatia y la ciudad que la vio nacer y morir eran cosmopolitas (de hecho, aquí surge esta palabra que tanto significado contiene). Y sobre su figura hay muchos mitos erróneos. Julio César no fue el primer pirómano de la Biblioteca como nos han contado que hizo en el año 47, ni Hipatia fue nunca la flamante directora de la misma, ni los motivos de su asesinato son los que nos han dicho, ni la forma de hacerlo son los que se describen en la película Agora, ni era tan joven cuando murió y, por supuesto, no se parecía a Rachel Weisz.

En la biografía que escribe la historiadora polaca Maria Dzielska, “Hipatia de Alejandría”, llega a ciertas conclusiones que pueden resumirse del modo siguiente:

- Hipatia nace en el año 355 y no en 370. Cuando muere, en 415, tiene ya unos sesenta años.

- Hija del filósofo y astrónomo Teon. Se sabe por Hesiquio de Mileto que mientras su padre escribía comentarios sobre Euclides y Tolomeo, Hipatia se ocupaba de las obras de Apolonio de Pérgamo, de Diofanto y de Tolomeo.

- Hipatia nunca se casó ni tuvo hijos, pero creó en torno a ella una comunidad filosófica basada en el sistema platónico de las Ideas y en lazos personales.

- Tubo importantes discípulos -como Sinesio y el prefecto imperial Orestes, entre ellos- y no dudaron en llamar “misterios” a los profundos conocimientos que les trasmitía su “guía divina”.

- No hay duda que Hipatia poseía una gran autoridad moral. Todas las fuentes concuerdan en que es un modelo de rectitud, veracidad y proezas intelectuales.

- Hay santos, como San Cirilo, el obispo de Alejandría que llega a los altares por caminos dudosos pues a él se le atribuye encender la chispa para el asesinato de Hipatia.

Con su muerte comenzó el declive de Alejandría como uno de los más importantes centros del aprendizaje universal. Es tiempo de lectura, de reflexión y de viajar en el tiempo con el cronovisor para revivir aquellos hechos que han dejado su huella en la historia, sencillamente porque lo que “hizo en vida tiene su eco en la eternidad”, rememorando la exclamación de la película Gladiator.

 
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