Los violadores siempre son otros

Los postulados de la ultraderecha y su argumentario tramposo se van infiltrando en las conversaciones del día a día. Por eso me veo de repente escuchando a un señor amable y educado, que incluso rechaza abiertamente a Vox, pidiendo que se publique la nacionalidad de los condenados por violación. Llega a insinuar algún tipo de ocultación con tintes conspiranoicos de este dato, actitud que es a todas luces fruto del sembrado xenófobo que vienen haciendo desde hace tiempo los de Abascal.

Es evidente que a muchos hombres españoles (de los de toda la vida, no los nuevos españoles) les seduce enormemente la idea de que tal vez el aumento de los delitos sexuales se deba a que hay más inmigrantes. Esto les haría sentir menos culpables, menos responsables y les permitiría defender una solución aparentemente sencilla como es la de blindar más aún más las fronteras.

A las feministas nada nos gustaría más que tener un perfil tipo del violador, pero sabemos por experiencia y por experticia que hay agresores de todos los colores y nacionalidades, los hay de mono azul y de traje y corbata. Así que el dato de la procedencia nada aporta a la prevención y, en cambio, sí daría alas a la estigmatización y señalamiento de grupos concretos. Para algunos es más fácil creer que los violadores son de importación que asumir que viven en una cultura que educa en la violencia sexual. Desarmar esta cultura propia es una tarea mucho más ardua que expulsar al chivo expiatorio de turno.

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Réquiem por 'Sálvame' (desde la izquierda)

02:24

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