La pasión por rodar
El 24 de mayo se cumplieron 50 años del estreno de La noche americana, una de las películas más famosas de François Truffaut.
Si hay una película que retrate toda la pasión que pone un director al rodar una película, los conflictos que hay dentro de un rodaje y lo caprichosas y vulnerables que son las estrellas de cine, esa es, sin duda, La noche americana. “Es una película sobre mi trabajo, sobre lo único que sé hacer en realidad”, explicaba François Truffaut. “Es un trabajo que tiene la particularidad de ser visualmente llamativo e interesante para los demás, no solo en su resultado sino en su creación ya que a mucha gente le gusta saber qué pasa en un plató de rodaje”.
El título hace referencia a una técnica cinematográfica. La noche americana (Day for night) es una técnica de iluminación para simular una ambientación nocturna en una escena que, sin embargo, está rodada a plena luz del día. El argumento de la película es de lo más sencillo. Trata básicamente del rodaje de una película. Los espectadores nos colamos en ese rodaje y vamos asistiendo a todos y cada uno de los grandes y pequeños problemas que van surgiendo día a día. Las equivocaciones de los actores, los problemas de producción que se van solucionando sobre la marcha, los cambios en el guion… En definitiva, todos los problemas y errores inevitables que se cometen en una actividad en la que decenas de personas trabajan a la vez.
La película es una auténtica clase magistral sobre los distintos oficios cinematográficos. Vemos cómo se organizan y cómo trabajan los distintos departamentos que integran la producción de una película: El vestuario, la iluminación, el sonido, los decorados o el maquillaje y peluquería. Y al frente de toda esa maquinaria que es un rodaje está el director de la película. Es el propio François Truffaut el que interpreta en La noche americana a ese director obsesionado por su trabajo.
En el reparto nos encontramos con Jean-Pierre Léaud, el actor habitual de las películas de Truffaut y dos veteranos del cine europeo, el francés Jean Pierre Aumont y la italiana Valentina Cortese, que por su papel fue nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto. La otra protagonista femenina del film es una de las actrices más bellas que ha conocido el cine: Jacqueline Bisset, que da vida a una estrella norteamericana que se incorpora al rodaje del film. Y hay, además, una sorpresa en el reparto que quizá pase desapercibida para el espectador. En una escena, interpretando al representante de la compañía de seguros, podemos ver al famoso novelista Graham Greene.
Truffaut rodó la La noche americana en Niza aprovechando los decorados que se habían utilizado para la película La loca de Chaillot, protagonizada por Katherine Hepburn. En esos estudios, los Victorine, el director descubrió además un enorme decorado abandonado que pudo arreglar y donde transcurren algunas escenas de la película. De la banda sonora se encargó el francés Georges Delarue. Truffaut trabajó con Delarue en siete ocasiones e incluso le dio un pequeño papel de actor en su película Las dos inglesas y el amor. La banda sonora que compuso para La noche americana es una de las más famosas de su carrera.
Con todos estos elementos François Truffaut construye una sincera reflexión sobre el proceso de creación cinematográfica. La película tiene un tono amable pero es a la vez bastante ácida y mordaz. Hay momentos para el drama, momentos para la comedia e incluso una pizca de sexo. Y es que Truffaut entendía la vida como si fuera cine, y el cine como una forma de vida. “No creo que la película diga toda la verdad sobre el cine porque eso es imposible, pero las cosas que cuenta son verdaderas. Cuando el director dice esa frase de que el cine es más importante que la vida es porque en los rodajes es sencillamente así. El trabajo se convierte en la única prioridad en detrimento de cualquier otra cosa, ya sea la familia, la privacidad o la vida misma”, contaba el propio François Truffaut.
La película tuvo un gran éxito en Francia, aunque no todos se sintieron contentos con ella. Jean-Luc Godard, amigo de Truffaut y compañero de fatigas desde que los dos eran críticos en la revista Cahiers du Cinema, le escribió una carta criticando la forma en que la película describía la realización cinematográfica. Según escribió Gilles Cahoreau, biógrafo de François Truffaut, “Godard le dijo a Truffaut: Si esto es una especie de película autobiográfica ¿por qué no te vemos besando a la actriz principal y esas otras cosas que haces en la vida real, por qué no salen en la película? Esa burla hizo mucho daño a Truffaut. Godard tenía una habilidad especial para molestar a la gente, pero Truffaut sabía muchas historias sobre su mal comportamiento como director y le contestó con otra carta también muy agresiva y aquello acabó con su amistad para siempre.
La noche americana ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1974, pero al año siguiente, dado que los periodos de elegibilidad para la película de lengua extranjera son diferentes, volvió a ser nominada en tres categorías más: mejor guion original, mejor actriz de reparto para Valentina Cortese y mejor director para Truffaut, siendo ésta la única vez que el cineasta francés fue nominado a la estatuilla de Hollywood en toda su carrera. Sin embargo no hubo suerte. Aquel año El padrino, segunda parte fue la gran triunfadora y Coppola se llevó el premio. Oscar aparte de lo que no cabe duda es que La noche americana es una de las mejores películas que se han hecho sobre el cine dentro del cine. Un auténtico homenaje al arte cinematográfico y a la pasión por crear historias filmadas. “Lo que más me gusta de la película es que cuenta el rodaje de un film sin desmitificar el proceso. Todo parece algo misterioso, secreto, pero a la vez te permite ver qué pasa detrás de las cámaras”, explicaba la actriz Nathalie Baye, otra de las protagonistas de la película.
Elio Castro
Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...