Ocio y cultura

'Perras de reserva', el libro que ha revolucionado México por su retrato real y sincero de las mujeres

La escritora Dahlia de la Cerda ha creado una serie de relatos donde las mujeres dejan de ser víctimas y donde la autora cuestiona la violencia y la desigualdad de su país

Dahlia de la Cerda / Cedida

Perras de reserva fue un pequeño fenómeno editorial en México. Su autora, Dahlia de la Cerda, era hasta ese momento totalmente desconocida. Se había dedicado a distintos trabajos, pero finalmente escribió una serie de relatos, todos protagonizados por mujeres de todo tipo y condición, que sufren violencia, y que salen de su condición de víctima. Fue empleada en un call center, trabajó en una fábrica de golosinas, también en un bar. Ha vendido cosméticos de Avon y es periodista, filósofa, activista y ahora también escritora.

"Yo quisiera escribir literatura de terror, literatura gótica, pero nunca me sale el tono", confiesa la autora que acaba de publicar en España su libro de relatos gracias a la editorial Sexto Piso. "Muy cerca viví un caso de violencia y me dí cuenta de que no era la única familia que lo sufría, que era algo sistemático que estaba ocurriendo en México, que así como nosotras estábamos pasando por una situación de violencia, había un montón de familias que también estaban pasando por una situación así. Para mí fue un balde de agua fría en darme cuenta de esa realidad", añade la autora sobre el motor que está detrás de este libro, un homenaje a su prima fallecida.

Desde aquella toma de conciencia supo que quería escribir sobre la violencia y las dificultades de las mujeres en México. Era 2012 y todavía no había tanta literatura que se centrara en ese mal endémico que sufre el país, había relatos en el cine, como Heli, de Amat Escalante, décadas antes había hablado de ello Alejandro González Iñárritu en sus películas y había aparecido en las novelas de algunos escritores. "No existían narrativas en primera persona donde las mujeres hablemos desde nuestra propia experiencia y usando nuestra propia voz y dejemos de ser narradas por otros, sobre todo desde la mirada masculina", explica la escritora.

Pertenece a una generación que ha sobrevivido a la violencia contra las mujeres. "En realidad el país entero estaba leído y explicado desde la mirada masculina, incluso las mujeres que escribían hacían algún tipo de producto cultural, como música, cine, también lo hacían desde esa mirada", confiesa. "A mí me alarmaba mucho, porque era un tratamiento donde las mujeres son eternas víctimas o como víctimas sin ningún tipo de alternativa. Personajes muy planos que eran totalmente malas, malas, malas, malas o buenas, buenas, buenas. Y yo sentía que hacía falta otro tipo de historias donde sensibilizar sobre la violencia que vivimos, pero también mostrar los espacios de resistencia. Las mujeres somos mucho más que la violencia que vivimos. También que somos capaces de ejercer violencia". Quizá sea ese el motivo por el que las lectoras han celebrado este libro de relatos, protagonizado por mujeres de distintas clases sociales, con distintos objetivos y con distintos problemas.

La amistad es una de las características que une a las sucesivas historias. Es uno de los puntos en común, además de desarrollarse en un mismo país. "Es fundamental en la resistencia", explica sobre el concepto de amistad. En lugar de amor romántico, de hombres que salvan a las mujeres, como en las narraciones tradicionales, en los relatos de Dahlia de la Cerda hay amistad, como arma política y salvadora. "Entre nosotras no solo somos capaces de violentarnos, también somos capaces de salvarnos". Esa amistad confiere a los personajes, que a veces hacen actos moralmente cuestionables, un aura de ternura y de comprensión. "Quería que fueran personajes entrañables, que a la gente les cayera bien, que se empatice con mujeres que han cometido actos malos, que han agredido a otras personas, que son delincuentes, pero que tuvieran cierta chispa para empatizar con ellas. Que se viera, sobre todo, los matices, en especial en las mujeres involucradas en el narcotráfico. Yo quiero que todas sean mis amigas".

La China es uno de esos personajes. Una asesina a sueldo del narcotráfico que encuentra una causa en la que centrarse. Encuentra amistad. "Un montón de lectoras me hablan de ella", confiesa la autora. De todos los personajes es el más ficcionado, nos cuenta, por la dificultad de adentrarse en las vidas reales de las mujeres que están en las filas del crimen organizado. "Es muy complicado, porque hay pocas, las que existen están en prisión o desgraciadamente muertas", cuenta. La autora se documentó fundamentalmente en las redes sociales, siguiendo a muchas influencers, relacionadas con la política. "Hay varias que son pareja de políticos mexicanos y han impulsado sus carreras a través de Instagram".

De lo que más orgullosa se sienta la escritora mexicana es de que muchas presas hayan leído su libro. "Son mujeres que tienen todo en contra, que tuvieron todo en contra y se identifican con estos personajes. Vienen de un contexto muy complejo, de mucha violencia, de mucha marginación y que están en lugares, las cárceles, que no están pensados para que las personas dejen de relacionarse violentamente, sino que para excluirlas. Mis textos hacen que su vida miserable sea un poco más divertida". También reconoce que muchas profesoras le han escrito para decirle que los alumnos y alumnas adolescentes han disfrutado de su libro.

Uno de los temas que vertebra el libro y que más preocupa a la autora es el de la diferencia de clase. "Es un tema complejo y se han hecho análisis que a veces no son reales", explica sobre la manera de analizar el crimen organizado en México desde la izquierda. "Se ve a esta gente como parte de la burguesía, porque con el crimen se han enriquecido, sobre todo los altos mandos, pero vienen de la pobreza. Es gente que, de pronto, entra en un negocio muy lucrativo y asciende económicamente. Pero este negocio lucrativo se nutre de las personas que actúan como carne de cañón, de los barrios populares, de los sectores más desfavorecidos. Es común que si hablas con esa gente, los niños y jóvenes te dicen que de mayores quieren trabajar ahí, pero en realidad es porque su situación de pobreza y desigualdad es tan grande que no tienen otra posibilidad de salir adelante".

En México se estima que el crimen organizado de forma directa da empleo a 700.000 personas de forma indirecta. "Yo pienso que la mayoría de mexicanos estamos, de alguna u otra forma, empleados por estas organizaciones, lo sepamos o no, porque son una fuente de generación de empleos y a la que se tiene que acceder por la falta de oportunidades reales de trabajo por parte de del Estado, que no garantiza al final de cuentas que tengamos acceso a trabajo", insiste la autora.

Otro de los relatos se centra en la cuestión del aborto, actividad a la que la escritora se dedica como activista, a ayudar a mujeres vulnerables. "Es violencia por parte del Estado", dice a aquellos gobiernos que restringen el acceso a los derechos reproductivos de la mujer. "Alrededor del aborto hay un montón de estigma y esos estigmas también generan muchísima violencia, porque hacen que las mujeres pasen por situaciones por las que no deberían de pasar, como falta de acceso al derecho a la salud". "Para mí ha sido impresionante atender a mujeres de Estados Unidos que vienen a México a abortar y que usan destinos turísticos como Cancún para venir a abortar, porque viven en Texas, donde es muy restrictivo ya poder acceder al medicamento", nos cuenta sobre la nueva realidad en México y Estados Unidos.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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