El economista Guido Tabellini: "La buena gestión económica no frena a la ultraderecha. Es un problema identitario y cultural"
El académico, uno de los ganadores de la XV edición del premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas, ha estudiado la relación entre sistemas políticos y políticas económicas
Bilbao
Guido Tabellini, académico de la Universidad Bocconi de Milán, ha sido galardonado, junto a Timothy Besley (London School of Economics) y Torsten Persson (Universidad de Estocolmo), con el Premio de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas de la Fundación BBVA “por “iluminar las conexiones entre el mundo político y el económico” y haber “transformado el campo de la economía política”, según el jurado. El trabajo de los premiados, según el tribunal, “ha enriquecido la economía al establecer importantes conexiones entre ésta y la política” y “ha originado una floreciente literatura en diversos ámbitos de las ciencias sociales”.
¿Qué opinión tiene usted de los gobiernos de coalición?
Los gobiernos de coalición son diferentes grupos con diferentes objetivos y, a veces, tienen que negociar muchas medidas, y esas negociaciones llevan a ineficiencias. Esta circunstancia, a su vez, puede generar un gasto público excesivo y por encima de lo deseable. Más allá de eso, creo que este tipo de gobiernos van alargando los plazos de las decisiones populares y esto lleva a una acumulación de deuda pública. Esto es lo que se ha observado en muchos países. Con lo cual, si España se mantiene en la dirección que lleva, gobiernos multipartitos con diferentes objetivos, se podría prever este resultado. Cuántos más miembros de la coalición están en el gobierno, más desacuerdo hay. Si los partidos que integran un ejecutivo son muy similares, estas variaciones de opinión no afectan tanto a la eficiencia. Pero cuando hay muchos involucrados, la cosa cambia.
En España, el líder de la oposición y candidato a la presidencia del gobierno por el PP, Alberto Núñez Feijóo, asegura que eliminara ministerios. ¿Qué le parece? ¿Es más eficiente?
Yo creo que hay argumentos a favor de reducir el número de ministerios. Los que tienen muchas carteras tienen poderes de iniciativa y, a veces de veto, con lo cual, con menos ministerios la cantidad de negociaciónes que hay que hacer se reduce. Es menos ineficiente. Así que, sí, efectivamente, creo que tienen razón los que piden esto. A veces, hay motivos para tener muchos ministerios porque es para complacer a distintos socios del gobierno. Si se logra tener un gobierno con un liderazgo fuerte y menos ministerios pues todas estas discusiones serán más menos costosas.
España tiene buenas cifras de crecimiento económico y de empleo. Sin embargo, el partido socialista ha perdido poder territorial. ¿Cómo explica usted esta situación?
No conozco bien la situación política de España. Sin embargo, en las democracias avanzadas sí que se observa que los partidos socialdemócratas tienden a perder apoyo. Y vemos que hay un aumento del apoyo público a las opciones de extrema derecha. Esto está sucediendo en muchos países a pesar de que el aspecto económico no justificaría este apoyo a la extrema derecha. Este resurgimiento de la extrema derecha se explica normalmente a través de factores no económicos y de temas culturales: oposición a la inmigración, políticas de identidad, etc. Me imagino que algo de eso es lo que está sucediendo aquí, en España.
De esto precisamente se le acusa a Vox en España..
Si, creo que este es el caso. La inmigración suele ser uno de los temas sangrantes para los electores y votantes. Y es uno de los temas en los que se apoya la extrema derecha para ganar adeptos. Hay diferentes motivos para esto.
Por eso digo que este nuevo éxito de la extrema derecha tiene mucho que ver con temas que no están relacionados con lo económico. Los que se oponen a la inmigración no lo hacen por motivos económicos. Es porque no quieren a los hijos de los inmigrantes en sus colegios ni en sus barrios. Este aumento de adeptos a la extrema derecha en Europa y en otras latitudes es una consecuencia política de un fenómeno cultural, no económico. Puede que haya explicaciones económicas, no digo que no. Una de ellas sería que el conflicto entre la parte de la población de alto nivel educativo y más urbana entra en conflicto con la parte rural, y este conflicto se agrava cada vez más. Sobre todo ahora que la globalización ha adquirido más relevancia, y deja atrás a los niveles sociales más bajos en la educación y a las expectativas de aquéllos que tienen aspiraciones económicas más altas y que se sienten desilusionados. Las personas que tienen un nivel más bajo de educación se ven menos integrados a la economía. A pesar de esto, yo creo que hay menos conflicto entre los inmigrantes y los votantes de menor nivel de educación que entre los grupos sociales con niveles más altos de educación. Esta nueva ola contra la inmigración en EEUU se está empezando a ver en Europa también.
Y luego están las redes sociales que no hacen más que magnificar el conflicto. Hay pruebas de que los lugares donde se transmiten rápidamente los bulos se radicalizan a mucha mayor velocidad. Probablemente porque se crean lo que llamamos "cámaras de eco", es decir, grupos de personas que tienen el mismo punto de vista y refuerzan entre ellos su propia visión sin tener en cuenta la visión de otros grupos. Se retroalimentan entre sí. Los que tienen este sentimiento antiinmigración, etc.
Esta es una de las razones por las que vemos este fortalecimiento de los partidos de extrema derecha. Los aspectos económicos, la globalización, la tecnología y, sobre todo, estos movimientos antiinmigración que provienen de factores culturales y la forma de actuar en redes sociales
¿Y qué puede hacer a socialdemocracia ante este avance de los partidos radicales?
Si son acertados estos análisis, es importante buscar las maneras de compensar a todos los grupos que pierden con la integración europea, la globalización y el progreso tecnológico. Los beneficios de la integración de Europa tendrían que distribuirse de manera más equitativa en la sociedad. Y aquéllos que pierden su empleo debido a los cambios que conlleva la tecnología y la globalización tendrían que tener una integración más efectiva. Y, probablemente, para los más jóvenes la solución pasaría por mejorar la educación. Tendría que ser la prioridad número uno. Necesitamos un sistema de educación que ofrezca oportunidades para todos. Esto requiere una conexión más directa entre el sistema de educación y el sistema laboral. Es decir, formar a los jóvenes con las destrezas que se valoran en cada momento en el mercado laboral.
Las demandas del mercado laboral han ido cambiando y seguirán cambiando a una velocidad cada vez mayor debido a la Inteligencia artificial. Con lo cual adaptar nuestro sistema educativo a estas nuevas tecnologías es la prioridad más urgente que tenemos que abordar para hacer llegar los beneficios del progreso económico a una fracción mayor de la población.
¿Comparte usted la tesis de que los jóvenes vivirán peor que sus padres?
Estoy de acuerdo y eso no sucede solo en España. Es una percepción que hay en muchos países. Que las nuevas generaciones no van a vivir al mismo nivel que sus padres, y mucho menos a un nivel superior. Es una realidad que refleja estas fuerzas que he descrito hace un rato: la globalización, las nuevas tecnologías concentran sus beneficios en un subconjunto de la población, y no abren nuevas oportunidades a los jóvenes que no han podido acceder a los mismos niveles de educación que tienen otros de su generación. Por eso es clave mejorar el sistema de educación para dar oportunidades a todos por igual.
Hablemos de la Inteligencia Artificial. ¿Usted opina que hay más riesgos que beneficios?
Respuesta: ¡Menuda pregunta! Es una pregunta difícil y todavía no sabemos cuáles van a ser las consecuencias de la inteligencia artificial en el mercado laboral. Incluso, los que están inmersos en el negocio de la Inteligencia Artificial no terminan de entender lo que está pasando y a dónde nos llevara. Opino que, en el pasado, la automatización y la tecnología han favorecido a los de nivel de educación más bajo. Sin embargo, ahora la Inteligencia artificial va a desplazar a profesionales y trabajadores con nivel intermedio de formación en el sector público, en los servicios. No tanto al sector obrero sino a trabajos de mediana cualificación. Con lo cual la naturaleza de los perdedores económicos en este sentido va a ser ligeramente diferente a lo que era en el pasado.
¿Pero qué riesgos ve usted?
Más allá de la cualificación laboral, yo pienso que se presentan dos riesgos potenciales de la inteligencia artificial. El primero es que se distorsiona la competición. Damos ventajas rápidas a las grandes empresas informáticas a costa de los consumidores y los pequeños productores, con lo cual reducimos los beneficios de la competencia y aumenta el monopolio de las grandes corporaciones que están, sobre todo, en Estados Unidos. Esto significa que los beneficios de estas tecnologías no llegan ni al arresto del mundo ni al resto de la economía.
Y el segundo riesgo es que la inteligencia artificial se puede manipular para influir en la vida política. Y es una fuerza que puede resultar difícil de controlar. El lado positivo es que promete avances en el sector salud y mejoras en la productividad. Hay productos que ni siquiera imaginamos y nos van a facilitar la vida muy pronto.
Así que, es imposible predecir las consecuencias positivas y negativas. Tendremos que buscar una manera de entender mejor cómo regular estas tecnologías. Reitero que adaptar nuestros sistemas de educación a los retos de estas nuevas tecnologías es la gran prioridad.
Y cuál es su opinión sobre la regulación de la Inteligencia Artificial. Europa está en ese camino....
Creo que en Europa se está regulando bastante bien la IA. Lo que pasa es que también es menos eficiente en generar innovación. Europa debe hacer un esfuerzo para favorecer la innovación. No simplemente legislar sobre lo que se adelanta en Estados Unidos. Y para esto se necesita una visión diferente. No solo por parte de los Estados Miembros sino por parte de la UE como entidad. Porque la innovación requiere mucha inversión y hay que ofrecer esos recursos desde Europa para evitar interferencias con el funcionamiento del mercado.
Sin embargo y, a pesar de lo que he dicho, se necesita regulación para defender la información privada y confidencial de los individuos, y esto ya lo ha hecho la Unión Europea. Es posible que también necesitemos regulación para evitar los usos perjudiciales de la IA como, por ejemplo, la posibilidad de llevar discriminar a las minorías en favor de objetivos políticos sesgados.
Creo que el sector tecnológico no es como la energía atómica o la industria farmacéutica. Los programas de Inteligencia Artificial suelen ser de código abierto para que cualquiera pueda mejorar más la tecnología Y este tipo de progreso tecnológico resulta muy difícil de regular frente al sector de la energía atómica o al farmacéutico, donde la innovación la llevan a cabo las grandes corporaciones. En el caso de la IA, las tecnológicas inician la innovación, pero gran parte de ella proviene de aportaciones individuales. Está muy atomizada, y es muy difícil de legislar.
Nieves Goicoechea
La mayor parte de mi carrera la he desarrollado en la radio. También “conocí el poder por dentro” como...