La primera ronda de bombardeos de represalia de Estados Unidos en Irak y Siria se ha saldado con al menos 45 muertos en ambos países, según el Gobierno iraquí y una ONG siria, al tiempo que ha elevado los miedos a que derive en «consecuencias desastrosas» para todo Oriente Medio. La campaña aérea de Washington en respuesta a un ataque perpetrado por milicias proiraníes que mató a tres de sus soldados el domingo en Jordania ha desatado una oleada de críticas de Siria y de Irak, que han calificado la acción de una violación a su soberanía, al tiempo de que han advertido de los peligros que conlleva. EEUU anunció este viernes que bombardeó más de 85 objetivos e instalaciones vinculadas a la Guardia Revolucionaria iraní en el este de Siria y el oeste Irak, en la respuesta de mayor envergadura hasta el momento contra las milicias proiraníes, que han lanzado más de 170 ataques contra posiciones de Washington en Oriente Medio desde el estallido de la guerra en Gaza. A última hora de la tarde, los rebeldes hutíes del Yemen han denunciado una nueva ronda de bombardeos de Estados Unidos y del Reino Unido contra sus posiciones en la capital, Saná. La televisión Al Masira, portavoz de los hutíes, ha dicho que hubo una «agresión estadounidense-británica contra la capital», mientras que EFE constató una serie de explosiones contra cuarteles militares en Attan, Al Nahdain y Al Hafa, al oeste, sur y este de Saná, respectivamente. Horas después Estados Unidos y Reino Unido han confirmado que lanzaron una nueva ola de ataques contra los hutíes en 13 lugares de Yemen por los ataques a buques en el Mar Rojo, según confirmo el Pentágono. «Estos ataques tienen como objetivo perturbar y degradar aún más las capacidades de los hutíes respaldados por Irán para llevar a cabo sus ataques imprudentes y desestabilizadores contra buques estadounidenses e internacionales que transitan legalmente por el Mar Rojo», ha indicado el Pentágono en un comunicado. El Pentágono, además, ha señalado que ha contado con el «apoyo» de Australia, Bahrein, Canadá, Dinamarca, los Países Bajos y Nueva Zelanda en esta acción militar. Esta coalición ha atacado 13 lugares asociados con instalaciones de almacenamiento de armas, lanzadores de misiles, sistemas de defensa aérea y radares profundamente enterrados de los hutíes. El Gobierno iraquí denunció que al menos 16 personas, entre ellas civiles, murieron en «múltiples bombardeos» contra las zonas de Al Qaim y Akashat, pegadas a la frontera con Siria. Los ataques fueron dirigidos contra posiciones de la agrupación de milicias Multitud Popular, integrada de facto en las Fuerzas Armadas iraquíes, que además anunció que 36 personas resultaron heridas y que continúan la búsqueda de «cadáveres de varios desaparecidos». La propia alianza indicó que los bombardeos tuvieron como objetivo instalaciones de algunas de sus milicias que, a la vez, forman parte de la denominada Resistencia Islámica en Irak, una amalgama de grupos armados respaldados por Irán que se atribuyó la autoría del ataque que mató a los tres estadounidenses en Jordania. La mayoría de las víctimas mortales fueron combatientes y personal médico militar de la Multitud Popular, mientras que el Gobierno denunció también la muerte de civiles y la destrucción de residencias e instalaciones residenciales. En Siria, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos indicó que al menos 29 combatientes proiraníes perdieron la vida, mientras que la red de activistas DeirEzzor24 rebajó la cifra a tres y alegó que gran parte de las zonas de impacto fueron evacuadas antes de los bombardeos después de que Washington llevara días advirtiendo de una respuesta. Hasta el momento no ha trascendido la cifra oficial de muertos en el este de Siria, si bien el Ministerio de Defensa del país dijo que los bombardeos provocaron «la muerte de un número de civiles y soldados» y «daños importantes a la propiedad pública y privada», sin especificar. Las autoridades sirias e iraquíes ofrecieron una condena similar a los bombardeos, que advirtieron que tendrán «repercusiones desastrosas» y que «alimentarán el conflicto en Oriente Medio de forma muy peligrosa», en un momento de máxima tensión por la guerra en la Franja de Gaza. Pero al contrario que con Siria, Irak sí mantiene una buena relación con Washington, que se podría ver severamente afectada por estas acciones contra su territorio. El Gobierno iraquí incluso negó que Estados Unidos se coordinara con ellos para llevar a cabo su campaña de bombardeos, y acusó a Washington de «engañar a la opinión pública internacional» después de que el portavoz del Consejo de Seguridad de EEUU, John Kirby, afirmara que se avisó al Ejecutivo con anterioridad. Eso también llevó a que Irak convocara al encargado de negocios de la embajada estadounidense en Bagdad para presentarle una carta de protesta por estas acciones «unilaterales», mientras que también se hizo hincapié en el futuro incierto de las tropas de la coalición internacional liderada por Washington en Irak. El Parlamento iraquí, por su parte, anunció la convocatoria de una sesión de emergencia para abordar el asunto y adoptar una «postura unificada». Rusia ha condenado «firmemente» los bombardeos perpetrados por Estados Unidos contra objetivos vinculados con la Guardia Revolucionario Islámica de Irán y otros grupos iraníes en Irak y Siria, y ha abogado por una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Gran parte de las milicias de la Resistencia Islámica en Irak guardaron silencio durante la jornada, que se centró en denunciar que las intenciones de EEUU no van acorde con las palabras de su presidente, Joe Biden, que aseguró que su país «no busca conflicto en Oriente Medio ni cualquier otra parte del mundo». Sin embargo, la milicia iraquí Al Nujaba, una de las más prominentes de la Resistencia Islámica en Irak, afirmó hoy que responderá a los bombardeos en el momento y el lugar que consideren, emulando así discursos anteriores del Pentágono respecto a las represalias contra estos grupos. Al Nujaba, considerado grupo terrorista por Washington, afirmó que guarda «sorpresas que harán enojar al enemigo» y cuyo objetivo es forzar la salida de las tropas estadounidenses de Irak. «Repetimos, para que los sordos puedan oír, que no daremos tregua ni nos retiraremos, ni tampoco seremos derrotados», sentenció el movimiento proiraní en un comunicado. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha explicado en un comunicado que no busca un conflicto en Oriente Medio, pero ha advertido de que su país responderá de forma contundente a cualquier ataque. Según el Pentágono, entre los objetivos atacados hay centros de operaciones, centros de inteligencia, cohetes y misiles, almacenes de drones e instalaciones logísticas relacionadas con los varios ataques que los grupos proiraníes han cometido en las últimas semanas contra las fuerzas de Estados Unidos. Al menos 18 miembros de esas milicias proiraníes han muerto en los bombardeos, según ha informado una fuente militar iraquí y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Las acciones se concentraron en la zona de Al Mayadín, considerada la capital iraní en Siria, así como en el distrito de Al Bukamal, fronterizo con Irak y una importante ruta de abastecimiento para estas milicias aliadas del Gobierno sirio. Aunque aún están «evaluando» los efectos de los bombardeos, las autoridades estadounidenses han señalado este sábado que los ataques fueron «exitosos» y alcanzaron con precisión objetivos militares en ambos países. Más allá de enviar un mensaje a las milicias proiraníes y a la Guardia Revolucionaria, ha explicado el portavoz del Consejo de Seguridad, John Kirby, en una llamada con periodistas, los bombardeos tenían como objetivo «debilitar» su capacidad militar «de una manera más robusta». El funcionario ha explicado que los objetivos bombardeados este viernes fueron «elegidos cuidadosamente» para evitar bajas civiles y EEUU tiene «evidencia irrefutable» de que estaban conectados con los ataques al personal estadounidenses en la región. Kirby ha añadido que EEUU avisó previamente al Gobierno iraquí y agregó que no ha tenido comunicación con Irán desde el bombardeo que acabó con la vida de los tres soldados estados. Las Fuerzas Armadas de Irak, por su parte, condenaron los bombardeos y advirtieron que esta acción tendrá «consecuencias imprevistas» y «repercusiones desastrosas» en Oriente Medio. «Estos ataques se consideran una violación a la soberanía iraquí, socavan los esfuerzos del Gobierno iraquí y representan una amenaza que arrastrará a Irak y a la región a consecuencias imprevistas, cuyas repercusiones serán desastrosas», dijo en un comunicado el portavoz de las Fuerzas Armadas iraquíes, Yahya Rasul. El vocero apuntó que la localidad de Al Qaim y otras zonas cercanas a la frontera con Siria fueron objeto de ataques por parte de aviones de combate de Estados Unidos, y lamentó que se produjeran «en un momento en el que Irak se esfuerza por garantizar la estabilidad en la región». El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha dicho este sábado que «hay que evitar» que la situación en Oriente Medio se convierta en «explosiva», tras los ataques de Estados Unidos a Irak y Siria y los israelíes en Rafah, al sur de Gaza. «Todo el mundo debería intentar evitar que la situación en la región se convierta en explosiva», ha afirmado Borrell en declaraciones a la prensa a su llegada a la reunión informal que celebran este sábado en Bruselas los ministros de Exteriores de la UE. El jefe de la diplomacia europea ha señalado que Oriente Medio es «una olla que puede explotar», con ataques en la frontera entre Israel y Líbano, así como en Siria, Irak o el mar Rojo, intensificados desde que empezó la guerra en Gaza el pasado 7 de octubre. Borrell ha dicho que todos estos ataques están relacionados unos con otros provocando un «efecto dominó», por lo que ha pedido «a todos que intenten evitar una escalada».