Violencia sexual, trata y matrimonio infantil son las secuelas de la infrafinanciación de las emergencias humanitarias
World Vision desvela las dramáticas consecuencias de desatender las emergencias y exige a la comunidad internacional que cumpla con el compromiso de destinar el 0,7% del PIB a la ayuda humanitaria
Madrid
En un mundo con más de treinta guerras abiertas y mientras los países de la OTAN corren para cumplir el objetivo de destinar el 2% del PIB a Defensa, un compromiso que han logrado ya 24 de los 32 países de la Alianza Atlántica, esos mismos Estados están muy lejos de alcanzar el reto de destinar el 0,7% del PIB a la ayuda humanitaria.
La oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios reconoce que, de los 48.000 millones de dólares que necesitan para atender las emergencias humanitarias que hay actualmente en el planeta, solo han recaudado 8.300 millones, poco más del 17%. Repasando los datos de los últimos años podemos comprobar que esa infrafinanciación es crónica. El año pasado solo se recaudó el 43% de lo necesario. En lo que llevamos de año, la ONU solo ha recaudado el 17% de los fondos necesarios para atender las emergencias humanitarias. El año que más se acercó al cumplimiento fue en 2022, pero solo recaudaron el 59%.
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Y esos recortes tienen consecuencias directas en los proyectos de las ONG. La escasez de fondos les ha llevado a reducir las raciones de ayuda humanitaria, acelerando la crisis del hambre, provocando un peligroso aumento de la violencia contra los más pequeños.
La voz de alarma ha dado World Vision en un informe que muestra la situación límite en la que están miles de personas. "Cuando estuve en Kenia, conocí a una niña de 17 años que me comentaba que iba a la tienda a comprar comida para sus hermanos cuando ya llevaban días sin comer y la situación era insoportable, y después de que le diesen las bolsas de comida ella se iba a la parte de atrás de la tienda con el dueño para pagarle con su cuerpo", cuenta la directora de comunicación de World Vision España Eloísa Molina.
Casarse o morir de hambre
La organización alerta de que se están alcanzando puntos de hambruna nunca vistos desde los años 80. "Se estima que 38 millones de personas están al borde de la inanición", asegura Molina, una situación que se podría revertir si los países cumplieran con el envío de fondos estipulado. "No es una cuestión de que no hay dinero, es una cuestión de voluntad política", critica.
La violencia sexual, la trata y los matrimonios infantiles son algunas de las consecuencias que trae aparejado el abandono de las emergencias humanitarias. En Afganistán, el 97% de los niños encuestados vinculan el hambre con los matrimonios forzosos. "Se están casando para evitar morir de hambre", alerta Molina.
"El hambre es un monstruo poderosísimo que se está llevando vidas por todas partes", lamenta la portavoz de World Vision. Los niños y niñas refugiadas, que son quienes dependen por completo de la ayuda humanitaria, son los más afectados por la reducción del Programa Mundial de Alimentos.
Un claro ejemplo está en el campo de refugiados de Bidibidi en el noroeste de Uganda. Es el campamento de refugiados más grande del mundo y depende al 100% de la ayuda humanitaria. Con los precios de los alimentos triplicados y una menor financiación, los trabajadores humanitarios deben reducir las raciones o elegir a quiénes dárselas, porque no llega para todos.