Fuego y chinchetas
Ocio y cultura

A Ebrovisión no le falta calle

De Bravo Murillo a la inesperada Calle Elfo, pasando por la rotonda Peñacastillo... el Festival Ebrovisión homenajea al callejero indie español en su edición de 2024

Alcalá Norte toca de sorpresa en el escenario del castillo en Ebrovisión / David Pérez Cejuela

Miranda de Ebro

Como si fuese un recuerdo de la pasada edición, los nubarrones no se quisieron perder el inicio del Festival de Ebrovisión que se celebra en Miranda de Ebro cada septiembre. La fina lluvia no cesó durante toda la jornada del jueves y, tras un complicado concierto para los madrileños Bum Motion Club que sufrió de goteras y acabaron empapados, obligó a la cancelación del concierto de Veintiuno, gran nombre del día inaugural. Ramiro Molinero, director del festival, salió al escenario del anfiteatro natural (muy cerca de la orilla del río Ebro) para confirmar que la banda quería regalar un par de canciones a todo el público que había estado esperando con esperanza pese al chaparrón. Un círculo de móviles se formó en la parte derecha del lugar mientras Dopamina y La vida moderna se escuchaban de fondo para aquellos que prefirieron no apelotonarse entre paraguas y chubasqueros.

Un comienzo agridulce para un festival que afrontaba su 24ª edición, la segunda tras dar un giro de 180 grados en su localización. Miranda de Ebro, ciudad burgalesa que colinda con Álava, no es el lugar más caluroso en septiembre, y por ello, los escenarios de Ebrovisión vivieron refugiados durante muchos años bajo el techo de un pabellón multifuncional. Tras darle muchas vueltas a la cabeza, decidieron que estar al aire libre era el mejor camino para el festival. Desde entonces, el cielo mirandés siempre se ha nublado impidiendo en alguna ocasión que los ebrovisivos disfrutasen de sus bandas favoritas. Pero siempre han salvado la papeleta. Porque Ebrovisión tiene mucha calle... y así lo volvieron a demostrar. Literalmente.

Miles Kane pasó de puntillas entre las casas de Cala Vento e Iván Ferreiro

Bravo Murillo es una de las largas calles que conectan el norte de Madrid con el centro de la capital, pero también uno de los temas más reconocidos de La Paloma. Y una de las ocho calles elegidas por la organización del festival para renombrar sus principales avenidas. La banda guitarrera afincada en el barrio madrileño de Tetuán presentó su exitoso Todavía no, primer disco con el que se han hecho hueco en la escena más poguera de nuestro país. Fueron los primeros en inaugurar el recinto principal de Ebrovisión —del cual dijeron que está en el "top 5"—, y también los primeros en provocar los primeros brincos entre los festivaleros. Ya no llovía, y no lo hizo nunca más durante todo el fin de semana, y eso se notó en lo anímico y emocional. Y los de La Paloma respondieron con creces y no se dejaron ni un hit. Desde El adversario hasta Quejas célebres, pasando por las dos más nuevas que son La edad que tengo y Vuelta a casa, para acabar con su frase más triunfadora ("quiero que me vuelvas a explicar lo que ha pasado") en Palos.

Pero entre calle y calle también hay casas, como Casa Linda, el último disco de Cala Vento. Un vendaval sonoro que cogió el testigo de los primeros pogos ebrovisivos con la eficaz guitarra de Aleix y la potente batería de Joan. Un dúo que poco a poco encontró la perfección y que, para cada uno de los cuatro discos que han publicado, nunca ha faltado a su cita. El ambiente se calentó desde el inicio con Gente como tú y se atrevieron con el euskera con Passar pantalla. El misil Ferrari, por el que ya les vimos disfrazados de la escudería del cavallino rampante en el Canela Party, hizo que todo saltara por los aires. Del montón, una acertadísima versión de Sr. Chinarro, Isla desierta, Abril y Teletecho fueron un final apoteósico antes de Conmigo, la canción de agradecimiento que ya es una fija de sus cierres y con la que ambos se sueltan sobre una base bailonga y buenrollera.

Cala Vento se luce en el escenario principal de Ebrovisión

Cala Vento se luce en el escenario principal de Ebrovisión / @rodrigomenaruiz / Rodrigo Mena

Shego no tenía calle, pero sí mucho carisma. Las madrileñas, que también tuvieron tiempo para presentar su próximo single, arramplaron con todo en uno de los últimos shows de su SUERTE, CHICA, disco debut con el que dicen las cosas muy claritas, como el mensaje que lanzó la vocalista Maite antes de cantar Vicente Amor, un tema que les hubiese encantado no haber escrito nunca. Unas palabras con las que denunciaron las agresiones sexuales que a día de hoy no cesan y con las que pidieron que todos, sobre todo los hombres, señalaran y cortasen de raíz. Por cierto, estrenaron su versión —aún más punk— del ¡VIVA! de Los Punsetes. Minutos después, cuando la noche cayó en Miranda y todos ya vestían con sudadera, Iván Ferreiro reinó en un escenario principal en el que llegaron a sonar cuatro canciones de Los Piratas. Inerte, M, El equilibrio es imposible y Años 80. En ese orden. Entre medias sus mejores éxitos en solitario sobresaliendo El pensamiento circular, Cómo conocí a vuestra madre y la instagrameable Turnedo. Un poderoso Ferreiro, que rindió pleitesía al Ebrovisión, terminó con un alarde de teclados con En las trincheras de la cultura pop y su inicio a lo Félix Rodríguez de la Fuente.

La patinada llegó con Miles Kane, que desde la segunda canción empezó a avisar de sus problemas de garganta. De hecho, el compañero de Alex Turner en The Last Shadow Puppets se dejó cinco canciones de su habitual setlist, pero al menos tuvo la compostura de no dejarse la esperadísima Come Closer. Pero si alguien se quedó frío con el artista británico, se redimió con Delaporte. El yin y el yang. Mientras uno decidía guardarse, Sandra y Sergio salieron a por todas con un concierto frenético lleno de tecno y baile. 20 temas sin parar: Ni un beso, El techno cura, Clap clap, El volcán, su versión de Toro y, como no, Cariñito. Sandra Delaporte hizo cardio en su gym particular, se bajó con el público a vibrar y dejó a todos sin aire. Un reventón de final de jornada que nos mandó a casa a descansar para la que se venía al día siguiente.

Sábado cañón

Quedaban muchas calles que recorrer por Miranda, y la primera del sábado llegaba con sorpresa. Ebrovisión estrenaba, por fin (ya que la pasada edición tuvo que cancelarlo), su escenario en el castillo con un concierto exclusivo por el que solo pudieron pasarse los más rápidos en comprar las entradas y los VIP (también el público que tuvo más fe y esperó a que el aforo no se completase del todo para asaltar la pista). Las escaleras que llevaban hacia la fortificación medieval fueron desvelando poco a poco cuál iba a ser el concierto sorpresa... ya que el camino tenía el letrero de la La calle Elfo, uno de los hitazos de Alcalá Norte. Y allí estaba la banda más esperada del año. Rivas, vocalista, con una camiseta del Club Deportivo Mirandés —de más de una década— y Barbosa, el batera heavy, hizo de maestro de ceremonias con una bota de clarete y ganas de armarla. Así se presentaron mientras fueron luciendo su disco homónimo que arrancó con Los chavales y le siguieron La sangre del pobre, su versión de Cosquilleo (tema de La Paloma) que ellos llaman El rey de los judíos y la enagenada Westminster.

Un recital imparable que siguió con los tronchantes comentarios del batería y las poses del cantante, casi retadoras. Junto a ellos René, guitarrista de sustitución porque Juampi está sacándose el doctorado, el Dr. Rock, el Admin y la teclista Laura. Cada uno de su padre y de su madre. Quizás, esa mezcolanza es la que les hace tan únicos. La calle Elfo fue una locura, así como Supermán, que contó con Ebro Man, un espontáneo que estaba de despedida y que fue invitado al escenario (¡se las sabía todas!) ya que iba con capa naranja y traje verde, como el Power Ranger al que citan en 420N. El temazo de 2024, La vida cañón, cerró el bolazo de la banda del momento. Ebrovisión siempre sabe dar en la diana en estos casos. Ya citaron a Carolina Durante antes de su pelotazo y lo han vuelto a hacer con la banda de Ciudad Lineal.

Ebro Man disfruta de un pogo en Camellos

Ebro Man disfruta de un pogo en Camellos / David Pérez Cejuela

Tras la muestra gastronómica, una seña de identidad del festival al que se han sumado por la noche los menús degustación de los dos chefs Estrella Michelín de la ciudad (Alejandro Serrano y Alberto Molinero), llegó el turno de pasarse por la calle Postas. Fue el primer tema de Caballo Prieto Azabache, uno de los descubrimientos del fin de semana, se encargaron de poner música en el escenario del anfiteatro por donde el día de antes habían pasado los irlandeses Sprints con su garage punk en Letter to self y Andrea Buenavista con su rencor tierno en canciones como Llorón o Alguien mejor.

Los coruñeses (que incluso pidieron ayuda para saber cómo iba el Granada-Depor) se pusieron manos a la obra y, pese a las horas de siesta, se llevaron los vítores de muchos que gozaron con un repaso a su Nº1, su primer trabajo publicado en 2023. Chica demasiado (con una chica con vestido de lunares y en primera fila incluida), Magnate y mecenas, El campeón en tus ojos y Cenicero demostraron que el mejor plan de la tarde era estar allí. Para ir a muchas calles y a muchas casas hay que pasar por rotondas, como la de Peñacastillo, tema en el que Aiko el grupo recuerda a un exnovio cabrón que las dejó tiradas en ese punto de las afueras de Santander. Su pop punk guitarrero, que brindó 17 temas entre los que sobresalieron A mí ya me iba mal de antes, Es la forma que tienes de ocultar algo que hay en tu mente y Niños furbito y niñas lo que sea, siguió con el mismo mensaje de Shego, un aplaudido discurso con el que pidieron que todos parásemos a esos amigos que se exceden con sus actos con las mujeres. Porque los violadores están entre nosotros.

El baño de masas de Arde Bogotá

Ya en el recinto, los punzantes Camellos completaron el callejero con sus discos Calle para siempre (casi en la puerta del polideportivo) y Embajadores con los que dieron un zarpazo en la cara a los fachas, a los que "quieren lejos", como dijeron tras cantar con su ya mítica frase de "los pájaros son drones y la luna es de mentira y qué hay debajo de la Cibeles" de su nuevo single Quién se ríe ahora. No es el único corte que estará en su próximo trabajo que encanta a la gente, con Loros el pogo empezó a calentarse. No faltó Arroz con cosas, ni la sátira de la explotación laboral de Tentaciones. Tampoco la locura entre el público, que vio como el robusto batería Jorge se ventiló a todos en Tarde de cine. Por algo la banda afincada en Madrid —y que canta una oda a su agua en Mazo— va en chándal. Porque toca sudar de lo lindo en sus conciertos. Casi sin aire, los ebrovisivos sacaron fuerzas para cantar Café para muy cafeteros y Becaria.

El ritmo bajó unos cuantos puntos con Maika Makovski, pero volvió a coger tono con Repion que presentó el letrero que quedaba por visitar, el del Barrio Somavilla. No faltó esta canción de su excelso disco homónimo de 2022, ni tampoco Viernes, temazo de su último EP de este año. Y mucho menos iban a faltar Los noventa y Brillante. Con mención especial para las hermanas Iñesta, que tuvieron su yincana particular. Teresa, que se desgañitó a la guitarra y cantando con Aiko el grupo, impresionó a la batería junto a su hermana mayor, Marina, que tras cantar fue corriendo a tocar junto a Mikel Erentxun, el siguiente en salir en el escenario principal y que terminó con los tres temazos de cuando era Duncan Dhu: Cien gaviotas, Esos ojos negros y En algún lugar.

De la nostalgia a la actualidad solo pasaron unos minutos... y así llegó el momento más esperado de muchos. Arde Bogotá. Dos años después, los cartageneros regresaron a Ebrovisión hechos una banda de éxito, y así lo demostraron con un llenazo nunca visto en Miranda (la organización contó hasta 22.000 festivaleros entre las tres jornadas). Despegaron con Clávame tus palabras, dejando así atrás esa época en la que abrían con Los perros, quizás su corte más conocido, y no bajaron al suelo en ningún momento. Antonio y compañía, con un show muy medido y una voz que ya es muy reconocible, relumbraron desde la pose en el escenario hasta la forma de quitarse la chaqueta en plena canción.

Cariño, A lo oscuro, Qué vida tan dura... todo fue sobre ruedas mientras todos saltaban y cantaban los estribillos adictivos de la banda, aunque también llegó el momento para las lentas y emotivas Exoplaneta y La salvación. Pero si algo tienen los Arde Bogotá es que su bolo siempre es agitado y apasionado, como con cada baile de su líder. Mandaron a la "mierda al horóscopo", provocaron coros infinitos con Virtud y castigo y mostraron un camino ajetreado con Cowboys de la A3, Antiaéreo y Abajo hasta "soltar a los perros". Ibibio Sound Machine, banda británica de afro-funk electrónico que sustituyeron a !!!, pusieron el broche de oro a un Ebrovisión que ya piensa en cómo sorprender en su 25 aniversario que se celebrará el 4, 5, 6 y 7 de septiembre de 2025. Desde aquí les invitamos a que sigan completando el callejero indie... y así pueda venir algún Famoso en tres calles.

Antonio, vocalista de Arde Bogotá, vibra con el público de Ebrovisión

Antonio, vocalista de Arde Bogotá, vibra con el público de Ebrovisión / ODV

Fuego y Chinchetas | El Primavera Sound cañón (con Alcalá Norte)

Fuego y Chinchetas | El Primavera Sound cañón (con Alcalá Norte)

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Íñigo Renedo

Íñigo Renedo

Redactor de deportes en la Cadena SER y forma parte del programa de música indie 'Fuego y Chinchetas'....

 
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