Cate Blanchett: "Los conflictos del mundo no pueden resolverse en una alfombra roja, pero el derecho de protesta es parte de vivir en democracia"
La actriz australiana recibe el Premio Donostia a toda su trayectoria en el Festival de San Sebastián y repasa toda su carrera además de su compromiso político, medioambiental y por la diversidad
San Sebastián
Cate Blanchett es una de esas actrices que ha ido ganando confianza y un estatus con sus trabajos profesionales que la han convertido en una de las voces más combativas de Hollywood. Desde su posición de intérprete hasta la de productora en los últimos años pero también con una labor social que abarca desde la diversidad, el medioambiente a ser embajadora de la agencia de la ONU para los refugiados. La australiana (Ivanhoe, 1969) ha atendido a la prensa antes de recoger el Premio Donostia que reconoce su trayectoria y, entre otras cuestiones, se ha pronunciado sobre el famoso vestido cuyos colores formaban la bandera palestina que lució en el pasado Festival de Cannes. En Venecia ya bromeó con que la próxima vez iría desnuda a la alfombra roja pero en esta ocasión ha querido profundizar en su reflexión sin mencionar el genocidio de Israel en Gaza.
"Hay muchos conflictos y abusos de derechos humanos que están sucediendo y nos sentimos inútiles en este mundo tan complicado. El derecho de manifestarnos forma parte de vivir en una democracia. Hay muchas heridas, pero deberíamos escuchar todos los puntos de vista. Ninguna de estas cosas se solventa en una alfombra roja, es más complicado y complejo desgraciadamente", ha respondido tras más de media hora repasando su carrera y su pasión por el teatro. "En el escenario aprendí a transformar el miedo en entusiasmo, ojalá pudiera hacerse eso a nivel geopolítico", añadía.
Ganadora de dos Óscar, por 'Blue Jasmine' de Woody Allen y 'El aviador' de Martin Scorsese, Blanchett es una de las actrices más reclamadas de la industria cinematográfica y ha trabajado con directores como David Fincher, Anthony Minghella, Wes Anderson, Alejando G. Iñárritu, Guillermo del Toro o Todd Haynes, entre otros. De la película de éste último, Carol, recuerda lo que costó financiarla y sacarla adelante y cómo se convertido en un símbolo para la comunidad LGTBIQ+. "Hay mucho más que hacer en la representación delante de la pantalla pero también detrás, pero si ahora piensas en cuantas personas de distintas identidades sexuales hay, es muy diferente de cuando salió Carol, ha sido muy significativa para muchas personas y también para nosotros. Hay que pensar en la diversidad cultural en pantalla, queda mucho por hacer pero se han dado pasos grandísimos", valoraba.
La australiana estuvo también a punto de trabajar con Pedro Almodóvar con la adaptación del libro de Lucía Berlín 'Manual de mujeres para la limpieza', que no salió finalmente porque el director manchego no se veía con las fuerzas suficientes para asumir ese proyecto en inglés y fuera de España. Blanchett se ha pronunciado hoy por primera vez. "Siempre estoy hablando con Pedro, estoy encantada de que haya ganado en Venecia. Espero poder rodar algún día una película con él. Es un hombre con mucho gusto que sabe lo que puede hacer y cómo. Un artista sabe dónde tiene que ir, él hace las cosas a su manera y yo lo respeto absolutamente", decía mientras celebraba el honor de recibir este premio Donostia entre los de Javier Bardem y el cineasta manchego.
Blanchett ha reivindicado los acentos -ella, que tantos ha estudiado en su carrera-, los proyectos específicos como los más universales frente a la uniformidad del streaming y también ha lamentado la dificultad para algunos autores de exhibir sus películas fuera del circuito de festivales. De hecho, tiene un próximo proyecto con Jim Jarmusch. "Sigue siendo difícil financiar las películas, pero sobre todo garantizar que encuentre un público para verla. A veces consigues el dinero pero luego nadie las ve, ahí es donde os festivales tienen un papel importante. Me parece triste que muchas películas no se puedan ver en todo el mundo".
Cuenta la actriz que el instinto es su gasolina para elegir proyectos y de él se fía para aceptar personajes tan diferentes como los que ha hecho a lo largo de su carrera. "Siempre me siento agradecida a los directores que te ofrecen algo que te sorprende, que ven algo en ti que tú misma no has visto. Mi ambición ha tenido tentáculos en diferentes direcciones, pero los premios son maravillosos, sobre todo, como en este caso, cuando vienen de una cultura diferente". Defensora del trabajo en equipo y no de esa ida de que las películas son solo del director, no hay papel pequeño para Cate Blanchett. "Todos los papeles requieren un esfuerzo, necesitan mucha preparación. También muchas veces ha sido estar en el momento y el lugar adecuados. He estado con muchos actores de mucho talento que no trabajan tanto como deberían y les gustaría. Cuando yo salí de la escuela de arte dramático, no sabía ni yo qué hacer conmigo misma, pero yo leía y leía durante horas delante de personas que estaban haciendo una audición y hablaban de lo que era ser actor antes y después de salir. Muchas de las decisiones sobre un actor se toman antes de entrar en un casting, por su físico, a las mujeres les pasa eso especialmente. Tienes que descubrir cuáles son las oportunidades para ti aunque lleve más tiempo, no me gusta dar consejos", respondía a un actor en la sala sobre cómo afrontar una carrera de fondo.
El reconocimiento a toda su trayectoria está acompañado de la proyección de una de sus últimas películas, Rumours, del irreverente cineasta canadiense Guy Maddin. Una sátira que arranca de manera brillante y divertida al juntar a los líderes del G7 en un palacete en medio de un bosque alemán. La actriz australiana, fantástica y juguetona, se convierte en la canciller alemana, en un trasunto de Angela Merkel, la que fuera la política más temida de Europa por el ahogo económico de su doctrina de la austeridad. Maddin desmonta la seriedad del evento y se ríe de los políticos a los que retrata como gorrones, fanfarrones e ignorantes, servidores públicos a los que les llevan los bolsos, que no saben ni escribir un comunicado y que se detestan entre sí. Además de este proyecto, Cate Blanchett estrena en unas semanas la serie 'Disclaimer', un thriller psicológico sobre cómo arruinar la reputación de una mujer que dirige el mexicano Alfonso Cuarón.