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Jesús Carmona, bailaor: "Cuando realmente soy yo es cuando aparece la improvisación, mi cabeza se vuelve loca y ya no sé lo que hago ni dónde estoy"

Aimar Bretos entrevista a Jesús Carmona, bailaor y director artístico del nuevo ballet español de la Comunidad de Madrid

Madrid

Bailarín brillante, uno de los más relevantes del panorama flamenco, premio Nacional de danza, reconocido a nivel internacional y, ahora, director artístico del nuevo Ballet Español de la Comunidad de Madrid, un proyecto nuevo que estrena este fin de semana su primera producción: la Suite Española de Albéniz y Epifanía del Flamenco. En Hora 25, entrevistamos a Jesús Carmona, bailaor del que The New York Times dijo que era un fenómeno del flamenco.

¿Por qué elegir la Suite Española de Albéniz y Epifanía del Flamenco para lanzar el ballet? "Porque creo que es una de las partituras más bellas y representa la sonoridad de nuestro país y de nuestra danza. Parece que está hecha para que se baile, así que me sorprendió mucho que nunca se hubiese coreografiado al completo. Y, luego, Epifanía para poder mostrar todo el flamenco que hay actualmente, desde el más tradicional hasta ese flamenco que se comunica con otros lenguajes dancísticos", explica el bailaor. Carmona cuenta que Ayuso le llamó personalmente para que dirigiera el Ballet Español de la Comunidad de Madrid: "En su voz se veía esa ilusión, esas ganas de hacer algo bueno por la danza y la ilusión por que fuera yo".

Las entrevistas de Aimar | Jesús Carmona

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El baile español

¿Con cuál de cada uno de los cuatro tipos de baile español (flamenco, folclore, danza estilizada y la escuela bolera) se emociona más Jesús Carmona? "Esto es como con qué hijo te quedas, jajaja. A ver, cuando el folclore, la danza estilizada y la escuela bolera se bailan bien, están hechos con el corazón y cuando se respiran, porque los tres estilos necesitan mucho oxígeno... Oxígeno en el movimiento, en la emoción, no son emociones contenidas, que tienes que comprimir para que proyecten, sino que tienes que respirar, sentir como un río que fluye por ti", explica el bailaor.

"El flamenco tiene eso que es racial, que se estanca, que se aprieta, que se comprime y que hace que cuando explota hace que llegue como una bomba directa al corazón. Entonces, el ole me lo saca el flamenco, sobre todo el más tradicional, lo que me araña las tripas es el flamenco más tradicional. Lo que me conmueve y me inspira es ese flamenco que bebe y que habla con otros lenguajes y donde yo me siento como pez en el agua. Y lo que me emociona desde un lugar de belleza y de oxígeno es la danza española, la escuela bolera y el folclore", acaba su reflexión Jesús Carmona.

Academicismo e improvisación

¿Hay más arte en una gitana del barrio de Santiago que pega una pataita en una reunión flamenca sin haber pisado nunca una escuela de danza que en un bailaor que ejecuta todos los movimientos que ha aprendido pero sin duende? "Si no estás sintiendo, obviamente hay más arte de lejos. Pero sí que hay que diferenciar las valías de las dos situaciones. Hay muchos artistas que son artistas de una fiesta y que por mucho que tú estudies, que intentes, jamás vas a llegarle a las suelas de los zapatos, porque ahí entran otras cartas, es jugar a otro juego. Pero, a lo mejor, a ese artista lo pones en un escenario de doce metros de boca, con dos mil personas viéndole y no tiene la capacidad de proyección, la capacidad de mirada, la capacidad de que su pecho se abra y emita esa energía que necesita el público recibir. Y no es que uno sea más valioso que otro ni que uno sea más artista que el otro, sino que son dos mundos totalmente diferentes", responde Carmona.

Bailar en el Corral de la Morería es muy diferente de hacerlo en el Teatro Bolshoi de Moscú, nos cuenta Jesús Carmona. "Cuando estuve en el Bolshoi, que fue un sueño hecho realidad, impresiona muchísimo, es otro cantar. Tienes un escenario con creo que son 20 metros de boca y tienes que cubrir ese espacio, rellenarlo con tu cuerpecito de 1,75 y 65 kilos. Eso es otro esfuerzo que también es monumental. Tienes que sentirte inmenso, no te puedes sentir pequeño, tienes que ser el ser más grande del mundo para que toda esa energía y toda esa belleza estética que tú estás intentando crear llegue al público y que esa emoción, que puede parecer muy pequeña en ocasiones, se convierta en algo inmenso".

"En el baile, para mí, hay un 60% de coreografía y 40% de improvisación. Es importantísimo dejarme bloques en los que yo pueda ser absolutamente libre, porque además creo que mi danza se expande en la libertad. Cuando estoy coreografiado soy capaz de conectar conmigo, con lo que estoy haciendo, pero cuando realmente soy Jesús Carmona y no hay ataduras ni pensamientos ni querer gustar es cuando aparece la improvisación y cuando mi cabeza se vuelve loca y ya no sé lo que estoy haciendo ni donde estoy", reflexiona Carmona sobre la improvisación en su baile.

Y continúa: "La improvisación es algo que puede salir muy bien o puede salir muy mal. Es como una ruleta rusa, es ponerte la pistola en la cabeza y decir si sale bala o no sale, no lo sabemos. Pero también se practica, también se trabaja. Yo estoy muy conectado con ella y mi cuerpo se siente muy cómodo en la improvisación. Pero yo no pienso de manera racional, mi corazón está en ese momento mandando al cien por cien".

El cuerpo, la originalidad y las discotecas

"Yo llevo desde muy chico trabajando. Es verdad que soy joven, pero me duele muchísimo el cuerpo para lo joven que soy", cuenta Carmona. ¿Cuáles son los dolores más frecuentes en un bailaor? "A mí, por ejemplo, la parte lumbar de la espalda es algo que siempre me duele mucho, las rodillas... No tengo lesiones, no he tenido nunca una gran lesión que me haya tenido de baja, creo que tengo un físico muy potente, muy currado, pero yo por la mañana hasta que me deja de doler la espalda, me crujen todos los huesos, me estiro, la rodilla empieza a funcionarme como me tiene que funcionar, los tobillos dejan de crujir, hasta que el cuerpo dice: 'venga, vale, ya Jesús, puedes empezar a funcionar', son 20 minutitos que me tendríais que ver", responde el bailaor de Badalona.

En alguna ocasión, Jesús Carmona ha dicho que la innovación en el flamenco es muy difícil porque está todo hecho. ¿Cómo es posible sorprender entonces? "La cuestión no es querer sorprender, sino ser auténtico. Incluso con estos dos espectáculos que presentamos ahora en los Teatros del Canal, yo digo siempre que no estamos haciendo nada nuevo porque soy un gran convencido de que todo está hecho. Ahora, hay visiones, hay perspectivas, hay formas de entender lo que ya se ha hecho... Yo nunca intento innovar, cada vez lo que intento es ser más auténtico y me doy cuenta de que cuanto más me miro a mí, más universal me hago. Cuanto mi discurso es más interno, más conecta la gente con él", reflexiona.

Para finalizar la entrevista, Aimar le pregunta a Carmona en tono jocoso si le gusta bailar en discotecas o el que quiera verle bailar que pague una entrada. Así respondía el bailaor: "No bailo porque me da vergüenza, porque digo, claro, si bailo de verdad... Si me pongo a bailar, necesito que os quitéis todos de aquí, porque me pongo a dar vueltas, me pongo a hacer de todo. Y si me pongo a hacer poco movimiento, me siento como una yaya que está con los brazos cruzados moviendo los hombros y tampoco es plan de que nadie me vea así. Entonces, no suelo bailar a no ser que algún amigo o amiga nos pongamos a hacer el payaso".

Josema Jiménez

Josema Jiménez

Periodista de Sanlúcar de Barrameda. Trabajo en la Cadena SER desde 2018. Antes en Hoy por Hoy, ahora...

 
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