El descanso
"Un pacifista es alguien que no se mete en conflictos. Y menos, bélicos. Pero los pacifistas suelen acabar en la cárcel. Los que mandan prefieren las guerras"
El descanso
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Barcelona
Yo creía que me había hecho dandi, pero mi madre le llamaba estar tumbado. También se decía estar echado. En vez de Oscar Wilde, mi modelo era el holgazán de Pepón, el hermano de los señores de Alcorcón, que leía novelas en el sofá. No es que yo fuese vago, es que estaba cultivando mi espíritu pacifista. Un pacifista es alguien que no se mete en conflictos. Y menos, bélicos. Pero los pacifistas suelen acabar en la cárcel. Los que mandan prefieren las guerras. Cuando echaban películas en la tele, las cortaban y hacían un descanso. Luego empezaron a llamarlo intermedio. Cada generación, cambia las palabras a peor. En lengua castellana, desde Garcilaso, todo ha ido cuesta abajo. Esta vulgaridad se la echaron en cara al mismísimo Cervantes, aunque ahora reconozcamos su genio del idioma, y el más prestigioso premio literario del ámbito hispanohablante lleve su apellido. Yo estaba convencido de que el descanso de las películas no era para que descansara el público, sino para solaz de los actores. Nadie dice, ya, solaz. Los maestros nos enseñaban a hablar en antiguo. Lo hacían por amor al diccionario. Pero ahora nadie cree en los diccionarios. Una vez que echaban en la tele Cuando ruge la marabunta, me devané los sesos en el descanso pensando dónde se metía toda esa gente, con las hormigas, mientras los españoles íbamos al lavabo. El descanso estaba entonces muy valorado y hasta tenía un ministerio, el Ministerio de Educación y Descanso. A mí, me gustaba desarrollar ambas disciplinas a la vez. Mi educación y descanso consistía en leer Viaje al centro de la tierra tumbado en el sofá. Hoy, al descanso se le llama ocio. Esto sirve, principalmente, para vender artículos de ocio. Porque, si uno descansa, no va a comprar nada. Ni siquiera pretextos, ni excusas, ni explicaciones.