Buena parte de España está construida en zona inundable: así se ha llegado al desastre que pone en riesgo a 3 millones de personas

Madrid

Tres millones de españoles viven en zonas con alto riesgo de inundación. Se trata de un millón de viviendas que se asientan sobre más de 27.000 kilómetros de tramos de ríos con zonas inundables en nuestro país. Entre estas áreas, en las que durante años se ha construido sin freno, están varios de los municipios afectados por las inundaciones en la Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha: Utiel, Aldaya, Alzira o Letur, entre otras. Localidades en las que el desbordamiento de los ríos o barrancos ha destrozado barrios completos, y ha dejado ya 222 muertos, y al menos 32 desaparecidos. "Cada vez que escuchamos que va a llover estamos toda la noche en vilo y no dormimos", ha confesado Mario Cervera, alcalde de Los Alcázares, uno de los pueblos con mayor riesgo de inundación en el Mar Menor, Murcia.

En Los Alcázares, como en muchos otros municipios inundables de España, no cuentan con un Plan General de Ordenación Urbana. "No hay ninguna gran infraestructura que minimice de manera importante esos riesgos. Hoy en día las ramblas pasan por el medio de urbanizaciones y zonas agrícolas sin control ni cauce", ha insistido el alcalde del municipio murciano.

El problema viene de lejos. Hasta el año 2015 se permitía la construcción en cualquier lugar, incluidas las zonas inundables. No fue hasta ese momento, con una reforma de la Ley del suelo, cuando se obligó a declarar no urbanizables los suelos inundables. A partir de entonces, la ley prohíbe construir ciertas instalaciones según el riesgo de inundación que tenga cada zona. En lo que se considera categoría de "zona de inundación peligrosa” está prohibido construir hospitales, residencias de ancianos, colegios, institutos, parques de bomberos, servicios básicos y viviendas de ocupación permanente.

A pesar de este marco legislativo, muchos gobiernos autonómicos siguen dando licencias para construir en zonas inundables. "Eso es beneficio cortoplacista, el largo plazo no lo vemos, ahí es donde está el problema. Estos sucesos naturales tienen períodos de largo plazo. El cortoplacismo nos lleva a invertir rápido y tener beneficio pronto", ha denunciado Nieves Sánchez Guitián, presidenta del Colegio Oficial de Geólogos, y exdirectora de la Escuela Nacional de Protección Civil del Ministerio del Interior.

Hace un par de años, el exconsejero de Fomento de Murcia, José Ramón Díez de Revenga, del Partido Popular, pedía al Gobierno retirar los mapas de zonas inundables porque, paralizaban las licencias para seguir construyendo: "Lo que dicen estos mapas, en el fondo, es que la ciudad de Murcia habría que trasladarla a otro sitio", aseguraba. No es necesario irse tan lejos, en la dehesa de Tablada, en Sevilla, una zona calificada como “suelo no urbanizable de especial protección”, estaba en marcha un plan urbanístico de viviendas y espacios de ocio, que no ha sido paralizado por el alcalde de la ciudad hasta ahora, tras lo sucedido en Valencia.

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Sánchez ha explicado que el riesgo de este tipo de fenómenos hay que medirlos según la probabilidad de que sucedan a lo largo de los años, lo que se conoce como período de retorno: "Lo que quiere decir es cuánto tiempo tiene que pasar para que ocurra una determinada situación. Entonces, en función de eso tendremos una zona inundable más más pequeña, si es un periodo de retorno más corto, pero si es un periodo de retorno mayor, la catástrofe puede ser mayor y entonces nos vamos a extensiones más grandes", ha detallado. "Para hacer un diseño robusto, seguro y bien hecho, hay que ponerse en periodos de retorno de 500 años", ha concluido.

La geóloga también ha propuesto varias soluciones para minimizar las consecuencias de posibles inundaciones. "Si se ha construido indebidamente hay que paliarlo por varios frentes, primero, casas que ya estén en un estado muy lamentable habrá que reconsiderar su reconstrucción con criterios nuevos. Segundo, hacer mapas de riesgo para contemplar dónde voy a construir. Tercero, aguas arriba, prever la posibilidad de poner más vegetación que aminore el arrastre de de sólidos y de arcillas. O por ejemplo, si se ha visto que ante una riada como esta un centro comercial tiene dos sótanos y el sótano de abajo está al nivel del mar, es una situación inaceptable. Hombre, repensemos ese centro comercial, hagamos un aparcamiento de superficie", ha insistido Sánchez.