El bebé que se conectó a la vida con música: así es el proyecto clínico y artístico que ayuda al bienestar de los pacientes
El proyecto MIR -Músicos Internos Residentes- demuestra que la música puede ser una gran herramienta terapéutica para aliviar y acompañar a pacientes y familiares durante su estancia en hospitales
Madrid
Hay historias que son de película. O al menos lo parecen. De un guion de esos dramas americanos esperanzadores y luminosos que plantean varias vidas que se cruzan. Algo de esa magia hay en la historia de Aritz, un niño que nació de forma prematura y con una malformación en el sistema digestivo. Durante dos meses no pudo comer, ni siquiera tragar o mamar. Hasta que escuchó una voz, una canción, que de alguna forma lo conectó con la vida. Esta es la historia de María Hernández, madre de ese bebé, y Sandra Carrasco, intérprete. La primera pasó muchos días y noches en vela tras dar a luz en el Hospital 12 de Octubre, la segunda formaba parte de un programa pionero para utilizar la música de forma terapéutica en estos centros.
Dice la cantante y activista Joan Baez que ‘la música es el único lenguaje que realmente puede comunicar amor sin palabras y aliviar el alma’, y algo de eso sintió el pequeño Aritz cuando escuchó el bolero ‘Como fue’. “Yo había ido ya a un montón de sitios como diálisis y oncología mientras los pacientes recibían la quimioterapia. Fue muy duro pero a la vez tenía claro que quería, a través de mi voz, sanar de algún modo el alma del que estuviera ahí luchando por lo más importante que tenemos al final, que es la vida, ser un poco de luz en medio de tanta hostilidad. Cuando llegué a neonatos solo se escuchaban los pitidos de la máquina, todo el mundo hablaba muy bajito, y cuando vi a Artiz allí tan pequeñito, sin saber lo que le pasaba, pensé en cantarle un bolero. Empecé a cantar y de repente veo al niño que hace un gesto y coge el pecho de su madre”, recuerda la cantante y aún se le ponen los pelos de punta.
Sandra Carrasco formaba parte del voluntariado de la asociación Música en Vena, un plan de acompañamiento y alivio a través de la música en hospitales, que fue el germen de la actividad de Cultura en Vena en los centros sanitarios. La evidencia científica ha demostrado que esos acordes tienen muchos beneficios para la salud y ha hecho que surjan proyectos como MIR, Músicos -que no médicos- Internos Residentes, una iniciativa de Cultura en Vena que quiere normalizar la presencia de los músicos en los protocolos clínicos con tres objetivos: humanizar los hospitales, fomentar la investigación clínica y también dar empleo a los artistas. “La música son ondas que van al oído y al cerebro, y el cerebro empieza a segregar un montón de sustancias que te ayudan a nivel motor, a nivel sensorial. Yo creo que, en el caso de Aritz, le llegó de alguna manera, se conectó y todo su cerebro dijo, vale ya, entendido. Yo estaba cantando con amor puro de verdad y él conectó con la música en ese momento”, añade Sandra Carrasco sobre ese poder intangible que transformó su vida y la de toda la familia de Aritz.
Este caso demuestra que la música puede ser una gran herramienta terapéutica que nos ayude a sanar y que el arte, más allá de un entretenimiento, mejora la salud y el bienestar de las personas. En la fundación Cultura en Vena han comprobado este poder transformador de la música a través de proyectos que, contando con el apoyo de Reale Foundation, han logrado poner en marcha ya siete estudios clínicos tras la aprobación del Comité Ético en Investigación Clínica del Hospital 12 de Octubre. El Proyecto MIR, por ejemplo, ha constatado, desde la práctica clínica y artística, el impacto beneficioso de la música en directo en los pacientes y los índices de aceptación dentro de los diferentes servicios ronda el 90% de media.
“Yo, por ejemplo, he cantado a pacientes terminales y en paliativos que estando ya en casa llamaron a Música en Vena para pedir si podía ir una vez más. Y yo he ido porque es mi herramienta, es lo que puedo hacer por lo demás. He cantado en muchos sitios, pero este público, como a mí me gusta llamarlo, es único e irrepetible porque al final estás acompañando a una persona y la estás ayudando con tu voz y con tu música”, cuenta la cantante de algunas de las experiencias que ha vivido. “Ojalá nuestra experiencia sirva para abrir la puerta de una unidad clínica de un hospital, para que otros músicos se den cuenta de que tienen en la garganta una herramienta que puede hacer que la vida de unos pacientes cambie, mejore o sea un bálsamo. Incluso muchas familias desconocen esta opción. Me siento en deuda y me gustaría que esto cada vez se hiciera más común, que no fuera algo limitado a que un hospital quiera hacer un estudio, sino que fuera una opción más”, reclama María durante la conversación en el vídeo-podcast de Cultura con Impacto.
Al menos en su casa, desde ese momento, la música no la escuchan de la misma forma. Está asociada a una vivencia igual que relacionamos una canción con una emoción o una fase de nuestras vidas. Esa canción me recuerda a aquel día, o tengo un recuerdo de haber viajado con esta canción, esa otra me recuerda a una persona. Y más si el contexto es una situación delicada, un ingreso hospitalario o el tratamiento de una enfermedad. “Los artistas queremos eso, que un sitio así tan hostil en el que estamos luchando por nuestra vida, esté lleno de de luz, Porque la música al final, la pintura que puedes escuchar, es la obra de arte que te puede sanar con los ojos cerrados. Es un idioma que lo entendemos todo y que nos toca el alma. Hay documentales que explican cómo las personas que escuchan música su cerebro empieza a hacer como colores, fuegos artificiales. Es dopamina pura”, reivindica Sandra Carrasco sobre los efectos beneficiosos de estar conectado a la emoción de la música.
El azar, ese fino hilo sin explicación, ha hecho que las historias y vidas de María y Sandra transcurran en paralelo a pesar de llevar nueve años sin verse. La cantante fue madre y dio a luz con música en el Hospital 12 de Octubre, y ahora tanto Aritz como su hija tienen una vinculación especial con la música. “Es una cuestión de sensibilidad, es lo más puro porque es una emoción que nace de dentro. Tú estás en un escenario con el micrófono llena de aparatos pero cuando tú llegas al hospital, no dices nada. Te estás escuchando a ti misma. Tu latido, tu voz natural. No hay nada amplificado. Eso crea una energía humana muy fuerte”, concluye la cantante tras acumular historias con pacientes que a ella también la han transformado como artista.
El video-podcast Cultura con Impacto, disponible en Pódium y producido por Reale Seguros, trata de acercar y dar a conocer el trabajo de la cultura y su poder de transformación social. Presentado por Pepa Blanes, todos los episodios están disponibles en las diferentes plataformas de audio y Youtube.