Internacional

Meses en sótanos sin ver la luz del sol, palizas y apenas comida: los prisioneros de Saydnaya relatan el calvario vivido durante años

La SER visita Ibin Al Nafis, uno de los hospitales donde están los presos torturados por el régimen de Bachar El Asad

Enviado especial a Damasco

Kassem Kabalan ha pasado nueve de sus 30 años en la prisión de Saydnaya considerada el "matadero humano" del régimen de El Asad y símbolo del terror. Ahora intenta recuperarse en uno de los hospitales de Damasco como tantos otros que ahora son los auténticos supervivientes, muchos no recuerdan ni su nombre. Fueron torturados durante años. El estado de la mayoría es lamentable. La SER ha visitado Ibin Al Nafis, uno de los hospitales donde están siendo trasladados los presos torturados durante años por el régimen de Bachar El Asad en la prisión. Muchos de ellos han sufrido daño físico hasta ser mutilados y daño mental hasta el punto de no recordar siquiera cómo se llaman. Son decenas de presos, la mayoría en un estado mental deplorable.

La doctora ha explicado que nunca había visto nada parecido con un estado tan deteriorado. En las salas de espera se puede escuchar a personas que deliran y dicen palabras sin sentido. Algunos sí han podido expresar lo que han vivido.

"Quiero algo para olvidar todo lo que pasé en los nueve años en la cárcel, se ve en mi cara todo lo que pasé", ha explicado. No ha querido mostrar su rostro, pero ha explicado que está sin dientes y totalmente desfigurado. Explica que apenas le daban comida. En el momento de la liberación de la cárcel, ni siquiera se lo creía y pensaba que se trataba de un motín.

La visita de Nicolás Castellano, enviado especial de la SER en Siria, a uno de los hospitales donde están los torturados por el régimen de El Asad: "Son los auténticos supervivientes, muchos no recuerdan ni su nombre"

La visita de Nicolás Castellano, enviado especial de la SER en Siria, a uno de los hospitales donde están los torturados por el régimen de El Asad: "Son los auténticos supervivientes, muchos no recuerdan ni su nombre"

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"Pensaba que era un motín como el de 2007. Oculté alguna comida y bebida en sus ropas porque pensé que el régimen venía a matarme", cuenta.

Hasta 150 personas había en la misma celda Kassem Kabalan y más de mil en toda la planta. Pasaba meses en los sótanos sin poder ver la luz solar y donde se practicaban torturas de forma habitual. "Primero nos hacían pasar hambre, nos privaban de todo. Nos ponían un plato delante de todos con poca comida o nos la arrojaba sobre nosotros. Luego nos golpeaban con garrotes y muchos morían", cuenta.

El padre de Kabalan está presente durante la conversación. Aún le cuesta creer que su hijo esté vivo. Hace dos años le entregaron su carné de identidad para comunicarle que había fallecido. Hasta que hace unos días su hijo le llamó por teléfono. Ha tenido suerte. Numerosas familias recorren los hospitales con fotografías en busca de sus seres queridos.

Uno de los prisioneros liberados es atendido en un hospital de Damasco.

Uno de los prisioneros liberados es atendido en un hospital de Damasco. / NICOLÁS CASTELLANO

Uno de los prisioneros liberados es atendido en un hospital de Damasco.

Uno de los prisioneros liberados es atendido en un hospital de Damasco. / NICOLÁS CASTELLANO

En otra de las habitaciones del hospital, se puede ver a una joven que está delirando. No sabe su nombre ni su edad, pregunta por tabaco, cartera o ropa... Es lo habitual en este hospital, según explica Hanna Mohamed: "Han llegado en shock y parecen auténticos vagabundos como si nunca hubieran recibido atención médica". Las consecuencias de años de terror son palpables en este hospital.

 
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