Menudo negocio
Esta noche aumentarán en EEUU los aranceles, los impuestos añadidos a los productos importados: serán generalizados, contra todos

Madrid
Por supuesto que esta medida, ya iniciada sectorialmente y contra algunos competidores, perjudicará a los exportadores de afuera: colocarán menos producto en el mercado de la superpotencia porque aumentarán sus precios; o si absorben el coste del arancel, venderán a precios reventados, perdiendo márgenes de beneficio; o nadarán en la incertidumbre si Donald Trump continúa jugando al monopoly con los demás gobiernos. Su capricho es peligroso para los fabricantes, porque las empresas necesitan planificar su producción con tiempo.
De hecho, estos efectos ya se están notando… cuando apenas ha empezado el baile. Decaen los servicios y reservas turísticas, hoteleras y de vuelos, porque ese país ya no es tan amable acogiendo a los demás, le coge gusto a deportarlos, encarcelarlos, violentarlos y humillarlos. El turista huye de la violencia. Pero además algunos fabricantes de coches han decidido no vender allí automóviles de sus gamas más baratas, porque perderían dinero.
Si eso se generaliza, o habrá escasez en algunos segmentos de producción, o la demanda se cubrirá con mercancías más caras. Será la temida alza de precios. La inflación. De forma que el efecto, digamos positivo, del mayor ingreso doméstico procedente de los mayores impuestos a los extranjeros, se verá en parte o en todo anulado por el aumento de la inflación.
Lo que obligará al banco central, la Reserva Federal, a no bajar más los tipos de interés, sino al contrario, a plantearse su subida para enfriar los precios. Y como a dinero más caro, menos dinero en circulación, será una espiral: menos alegría económica, y peligro de recesión. Inflación y recesión, los dos fantasmas de las grandes crisis. Caprichos caros. Menudo negocio.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




