Un experto en vivienda explica el 'Monopoly' que están jugando con la vida de los españoles: "Hay que poner impuestos"

Buscar casa en España se ha convertido en una experiencia frustrante, agotadora. Para muchos, sencillamente imposible. Da igual si uno quiere alquilar o comprar, o si vive en Madrid, Barcelona, Málaga o cualquier municipio de tamaño medio. La vivienda se ha colocado como uno de los principales problemas del país, según el último barómetro del CIS. Para entender por qué hemos llegado hasta aquí, Marta del Vado ha charlado en La Ventana con una de las voces más autorizadas en esta materia: Jaime Palomera, doctor en Antropología Económica por la Universitat de Barcelona y autor de «El secuestro de la vivienda. Por qué es tan difícil tener casa y cómo esto puede romper la sociedad» (Ed. Península). En las últimas dos décadas, el número de grandes propietarios en España ha aumentado un 20%. ¿De dónde salen esas viviendas? No se trata de nueva construcción: proceden, en su mayoría, de familias trabajadoras y de clase media que han perdido sus propiedades o se han visto obligadas a venderlas. Palomera describe este fenómeno como un «gran acaparamiento» que está cambiando la estructura económica del país. «La situación es muy preocupante. Si no se cambian las reglas del juego, va a pasar con las casas lo que ha pasado con el oro, que su precio se ha multiplicado por dos. Una parte de la sociedad que se ha hecho rica comprando casas para mercadear», ha comenzado el antropólogo. Para ilustrar esta dinámica, el autor utiliza como metáfora el Monopoly. «Si intentas entrar en una partida de Monopoly ya empezada, verás que todas las propiedades tienen dueño, y cada vez que caes en una casilla, tienes que pagar. Así está el mercado de la vivienda: cada vez más personas se enfrentan a precios imposibles porque una minoría ya ha acaparado las mejores cartas del tablero», ha denunciado. Y lo peor, añade, es que «es una partida amañada». Una de las trampas más evidentes, según Palomera, es el uso del dinero público para beneficiar a los grandes inversores. «La gente va al mercado del alquiler y transfiere gran parte de su salario a gente ya adinerada. Aquellos que ya tienen casas, activos, fondos de inversión, tienen ayudas fiscales del Estado. No pagan impuesto de transmisión patrimonial, y no solo eso, sino que, si ponen las casas en alquiler, el Estado les bonifica. Por tanto, cada vez que pasan por la casilla de salida, les damos mucho dinero», ha afirmado sobre el efecto «bola de nieve» que se genera en el incremento de patrimonio a través de la acumulación de la inversión en ladrillo. Entre 2014 y 2023, el 56% de las viviendas en España se compraron al contado, sin hipoteca. El 15% fueron adquiridas por extranjeros no residentes. Para Palomera, estos datos revelan que la riqueza ya no se distribuye a través del trabajo, sino mediante los activos: casas, oro y acciones. «Esta pasando en toda Europa y buena parte del planeta. Quien tiene un excedente, sobre todo desde 2008, ha obtenido una rentabilidad del 10% al adquirir casas para alquilarlas. La gente trabajadora y clases medias cada vez lo tienen más difícil para comprar su primera vivienda», ha explicado. El camino para revertir esta tendencia, según el autor, pasa por los impuestos. «Hay que poner impuestos a la acumulación de inmuebles para que, quien tiene dinero, no tenga incentivos para comprar. Que compre oro o invierta en bolsa, si quiere, pero que no mercadee con un bien fundamental. Proteger los bienes esenciales es proteger a la población y a la economía productiva», ha propuesto Palomera. Al mismo tiempo, defiende que se otorguen ayudas fiscales a las familias sin propiedades para facilitar el acceso a una primera vivienda. Y es que este modelo no es nuevo. Según explica, ciudades como Singapur llevan décadas aplicando políticas fiscales que frenan la acumulación especulativa de viviendas y protegen el acceso residencial de su población. El auge del alquiler turístico también ha tenido un impacto devastador. En España ya hay más de 400.000 viviendas turísticas registradas y, si se suman las irregulares, podrían superar el medio millón. En cambio, las viviendas de alquiler social apenas alcanzan las 300.000. «Que el precio del alquiler suba o se hagan alquileres de temporada es el final del proceso. La raíz es que hay una minoría social que utiliza su exceso de líquido para comprar casas y generar rentabilidad. Mantener una casa vacía les da dinero que comprar cualquier otro producto porque sigue aumentando su valor. Según el INE, tenemos 3.8 millones de viviendas vacías. Y 1.1 millones de ellas están en capitales de provincias y ciudades de más de 50.000 habitantes. Hay medio millón de viviendas secuestradas por el mercado turístico», ha dicho sobre el estado del mercado actual de la vivienda vacía y de uso turístico. Palomera cree que la gente de poder no quiere bajar los precios. «Hay un tema evidente, que son las puertas giratorias. Las números dos y tres de vivienda de anteriores gobiernos han sido contratadas por el principal lobby de los fondos de inversión. Además, hay un consenso en el poder en que el precio de la vivienda no debe bajar porque gran parte de los activos de empresas y bancos están en la vivienda», ha desarrollado. También opina que se ha generado un falso debate intergeneracional sobre los problemas en el acceso de la vivienda, que se han focalizado en los jóvenes cuando, según Palomera, afecta a toda la sociedad. «Hay una verdadera angustia intergeneracional. Los padres y abuelos de los jóvenes se están esforzando como locos para ayudar a los hijos a pagar la entrada. Nos vendieron que con nuestro esfuerzo nos iría bien y no es verdad», ha finalizado el autor.

Un experto en vivienda explica el 'Monopoly' que están jugando con la vida de los españoles: "Hay que poner impuestos"

Palomera, doctor en Antropología Económica, presenta su libro 'El secuestro de la vivienda', en el que trata los problemas y potenciales soluciones del gran tema del momento: la vivienda

Álvaro García-Dotor

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