Derrota y victoria

Barcelona

Derrota del Trump más radical. La retirada parcial y temporal de los aranceles decididos contra todo el mundo (menos a China), equivale a reconocer, sin decirlo, que la agresión comercial más insidiosa ha sido derrotada. La Casa Blanca no cede, ni que sea a trozos y a plazos, por su bondad congénita. Sino porque comprobó en los mercados que se precipitaba a una gran recesión. Incluso a una Gran Depresión como la de los años treinta.

Pero la derrota en toda regla del iliberalismo, del capricho y de la crueldad económica no supone aún una victoria completa de las fuerzas de la razón. Porque la retirada de aranceles para todos no es total, se mantiene uno del 10%. Porque ayer se aumentaron los aplicados a China hasta el 125%. Y porque hoy se “aclara”, menudo verbo, que quería decir que se aumenta al 145%. O sea que la incertidumbre sigue imperando. Es lo que tiene el reinado de la arbitrariedad, en vez del imperio de las normas, de la ley pactada entre todos.

Mientras tanto, los europeos también suspenden durante 90 días las represalias que decidieron ayer. Es una medida discutible, como casi todo en este caso, pero a lo mejor por eso mismo, porque estamos ante un pulso tan personalísimo, resulte útil el tratamiento con dosis doble de ibuprofeno.