Resistámonos al abrazo del Panda
Ni sus mayores aduladores logran encontrar motivos para alabar los aranceles de Trump. Pero no nos echemos en brazos de una China donde no podría emitirse este programa

Ignacio Peyró: "Resistámonos al abrazo del Panda"
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Madrid
Nunca le hemos echado más flores a la paz y al diálogo y -al mismo tiempo- nunca hemos colaborado más con regímenes a los que los derechos y las libertades, por decirlo en el lenguaje cancilleresco de Donald Trump, les besan el culo.
La España de Franco estuvo décadas como un paria internacional, sin sitio en Naciones Unidas. Que un cantante fuera a la Sudáfrica del Apartheid le señalaba ante el mundo. Y uno podía matarse a cubalibres en Varadero mientras en Cuba faltaba hasta la pasta de dientes, pero sin esperar el aplauso del vecino a sus estándares morales.
Hoy somos más cínicos. El hijo de Obiang -el dictador más longevo del planeta- posa de icono del lujo en Instagram. Dejamos con toda alegría que las mayores satrapías nos compren hasta la camiseta de nuestro equipo de fútbol. Aplaudimos que los jeques blanqueen su imagen con nuestros mundiales y nuestros museos solo porque pagan tan a lo bestia como al contado. Y nos decimos que viva Ucrania mientras seguimos comprando gas a Putin.
Cerramos la parábola. Ni sus mayores aduladores logran encontrar motivos para alabar los aranceles de Trump. Pero no nos echemos en brazos de una China donde no podría emitirse este programa.