Una educadora social revela la edad a la que debemos ver 'Adolescencia' con nuestros hijos

Madrid

La preadolescencia es esa etapa difusa, desconcertante y, a menudo, poco reconocida situada entre la niñez y la adolescencia. Suele pasar desapercibida en los discursos públicos, eclipsada por la ternura de la infancia y la intensidad de la adolescencia. Sin embargo, es un tiempo de cambios profundos que merecen atención y acompañamiento. De ello han charlado en La Ventana la periodista Diana Oliver y la educadora social Sara Desirée Ruiz, expertas en infancia y adolescencia respectivamente.

Diana Oliver, autora del libro Maternidades precarias, sostuvo que el tránsito de etapas está muy marcado por etiquetas sociales, pero que en realidad "seguimos llevando a esa niña o ese niño dentro". Ha citado a Manuel Jabois para ilustrar la idea de que «crecer es una traición a lo que fuimos y a quienes nos vieron crecer». Para ella, la preadolescencia es precisamente esa bisagra donde se empieza a dejar atrás la niñez, aunque aún no se haya llegado a la adolescencia.

Entre los 9 y los 13 años, como ha explicado Oliver, los niños y niñas comienzan a verse de forma distinta, con pensamientos más complejos y una identidad en construcción. " Es un puente en construcción, una tierra de nadie muy compleja. A veces incómoda para los padres y madres", ha descrito Oliver, y ha reconocido vivirlo en carne propia con su hija mayor, de 11 años. La periodista ha insistido en que los adultos no siempre están preparados para acompañar este cambio. "Muchos seguimos aferrados a la imagen de la niña o el niño que solían ser, sin darnos cuenta de que ya necesitan otra forma de presencia, más acompañada pero con espacio", ha explicado.

Sara Desirée Ruiz, educadora social con 27 años de experiencia y autora de En esta casa mando yo, y punto, ha subrayado la importancia de una infancia bien acompañada. Tenemos que acercarnos desde la curiosidad. No hay una línea que nos diga hasta donde podemos llegar, es algo muy humano que hay que valorar en cada momento. Tenemos que preguntarnos: ¿me necesita o puede hacer esta cosa sin mi?". Pero eso no evita que sigan necesitando mucho acompañamiento.

Ruiz ha agregado que los límites deben establecerse desde el respeto y no desde la imposición. "Tenemos que poner límites en todas las relaciones para que haya un respeto y una comunicación. Si controlamos, significa que queremos poder sobre la otra persona, y esto no es bueno para ninguna relación. Aquí es igual: podemos poner límites pero hay que comunicarlo, dialogarlo. Sugerimos cierta supervisión, con cierta distancia. El control suele ir de la mano del miedo, de que les pase algo, de alguna equivocación, y acabamos sobreprotegiendo, y así no se convertirán en personas autónomas", ha relatado la educadora social.

También han abordado cómo y cuándo hablar de temas 'complicados' como la sexualidad o las drogas. Para Ruiz, estas conversaciones no deben esperar a la adolescencia: "Solemos esperar el momento, pero hay que generar una base antes. Estas conversaciones no deberían ser incómodas si hemos tratado estos temas con naturalidad. Se van a empezar a sentir atraídos hacia actividades, situaciones o personas de cierto riesgo", ha explicado.

En ese mismo sentido, Ruiz ha desmontado el mito de que los preadolescentes ya no quieren saber nada de sus padres: "Aunque lo nieguen, aunque marquen la distancia, están observándonos: cómo resolvemos conflictos, como hablamos con otras personas, cómo lidiamos con nuestro estrés. Se dan cuenta de todo y seguimos siendo referentes aunque no lo parezca", ha explicado.

Durante la conversación, ha salido a colación la muy popular serie Adolescencia, cuyo protagonista se encuentra en esta misma edad. Ruiz cree que se puede aprender del visionado de la serie por parte de los padres. "Una de las cosas más importantes en esta etapa es informarse sobre ella para que no nos pillen por sorpresa, como le pasa a la familia de la serie. La socialización es muy importante, y en la serie, el chico tiene 13 años y está en este límite. No vamos a poder controlar todo, pero sí muchas cosas. No tenemos que despistarnos. Yo defiendo el permiso de paternidad y maternidad en esta etapa para poder reajustarnos por los cambios de dinámicas", ha contado la educadora social. Además, ha recomendado los doce años como edad ideal a la que ver la serie con ellos. "Depende de cada persona. La recomiendo a partir de los doce años ya, porque plantea cosas difíciles pero deben ir entendiendo".