La 'reina del cotilleo' que puso en jaque a Hollywood: podía destruir la carrera de cualquier actor
Fue capaz de imponer una sensación de terror entre los miembros de la industria

La 'reina del cotilleo' que puso en jaque a Hollywood: podía destruir la carrera de cualquier actor
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En los años del glamour de Hollywood a principios del siglo pasado, las revistas de moda y las columnas de cotilleo ocupaban la atención de la sociedad. Y es que la sociedad devorada con un hambre feroz por descubrir las últimas intimidades de las estrellas que más de cerca seguían. Tanto la prensa como los programas de radio dedican secciones enteras a comentar y analizar los últimos cotilleos de las grandes figuras, permitiendo a los americanos a colarse en sus vidas idílicas y de ensueño.
Y una de las mujeres más temidas por la industria del cine era precisamente Hedda Hopper, que junto a Louella Parsons, fue una de las principales reinas del cotilleo en la época dorada de la industria musical. Mientras que Parsons comenzó directamente a trabajar en los medios del magnate William Randolph Hearst, Hopper inició su carrera desde el otro lado del espectro, en la interpretación. La rivalidad entre ambas por conseguir la última exclusiva fueron muy significativas en la época.
Terror en Hollywood
Durante las décadas de los 10, los 20 y los 30 del siglo pasado, participó en más de 120 películas, siempre con papeles pequeños en los que solía interpretar a damas de la alta sociedad. A mediados de los años 30, sin embargo, su carrera, que en realidad nunca había llegado a despegar del todo, estaba prácticamente acabada, por lo que no dudó en reinventarse. Y lo hizo en un ámbito en el que ya destacaba entre sus compañeros de profesión.
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‘El tesoro de Sierra Madre”, Hedda Hopper y La Guerra de la Independencia
Su lengua mordaz y su capacidad para enterarse de los cotilleos que involucraban a grandes estrellas del momento, le sirvieron para ganarse en 1938 una columna diaria en el periódico Los Ángeles Times. El éxito que cosechó fue tal que Hedda Hopper también se puso al frente de un programa radiofónico.
Pronto, Hedda Hopper, que disfrutaba de ser el centro de atención allá por donde iba, congregó una influencia tal que poseía el poder de lanzar o destruir la carrera de un actor o una actriz, lograr que una película triunfase en taquilla o incluso lograr que un intérprete ganase o no un Premio Oscar. Con una amplia red de informadores, no dudaba en chantajear a las estrellas para exigir, a cambio, una exclusiva publicable. De esta forma, creó, entre la industria cinematográfica, todo un auténtico ambiente de terror.