Israel contra las madres

Madrid

El domingo las calles se llenaron de hijos llevando flores y plantas a sus madres, con la alegría del reconocimiento y la gratitud en el rostro. Si todos fuéramos madres, buenas madres que cuidan, que atienden, que conocen la verdad profunda de saber que otro ser humano depende del trato que le des para que siga existiendo, el mundo sería mejor.

No hace falta tener hijos para tener ética de madre, ética de respeto por la vida y comprensión del sufrimiento ajeno. Lo contrario a las buenas madres es lo que vieron en los informativos todos esos portadores de remos y plantas que celebraban el día dedicado a sus progenitoras: ver la desesperación de los gazatíes buscando comida, tratados como animales enjaulados a cielo abierto por el criminal estado de Israel que Feijóo, el otro día, volvió a decir que es una democracia.

Ver a niños sometidos a la más cruel de las muertes: la inanición y a sus impotentes madres que no pueden darles leche porque ellas mismas no tienen alimento y no hay agua para preparar biberones. Es en toda regla un holocausto de un sadismo que no cabe en la imaginación de nadie.

Las madres palestinas son Shopies a quienes ni siquiera se les da la opción de tomar una decisión, el estado genocida que está conquistando el territorio ya ha decidido que todos los niños deben morir. Y hacerlo de un modo terriblemente atroz.