Berto Romero y Andreu Buenafuente reciben uno de los regalos más emocionantes de la historia del programa
Los cómicos han vuelto a destacar la calidad de su público
Berto Romero y Andreu Buenafuente reciben uno de los regalos más emocionantes de la historia del programa
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Madrid
Los oyentes de Nadie Sabe Nada son una parte fundamental para que Berto Romero y Andreu Buenafuente puedan llevar a cabo un buen programa. Prueba de ello son los numerosos mensajes que reciben de su audiencia, de los cuales los cómicos suelen sacar auténtico petróleo. Pero, por si eso fuera poco, los seguidores del espacio de la Cadena SER también envían regalos alucinantes.
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Todo comenzó con ambos cómicos refiriéndose precisamente a su audiencia. Aunque reconocían el aprecio general que les tienen, también bromeaban sobre la posibilidad de que no todos fueran ejemplares:"Entre tantas personas tiene que haber algún hijo de puta", afirmaban, y añadían con ironía: "Con siete millones de descargas, 700.000 hijos de puta tiene que haber seguro."
Uno de los momentos más sorprendentes del programa lo protagonizó un espectador que viajó desde San Sebastián y les hizo uno de los regalos más impactantes de la historia del programa: un retrato de 27 metros de largo por 32 de ancho, realizado únicamente con rastrillos de jardinería sobre la arena.
Este seguidor explicó que realizó la obra utilizando la arena mojada:"En el lado del Atlántico, la marea sube durante seis horas, moja aproximadamente unos 800 o 1.000 metros, y luego baja durante otras seis horas, que es el tiempo que tengo para hacer cada obra."
Debido a esto, todo su trabajo tiene una fecha de caducidad, ya que tras esas seis horas la marea vuelve a subir y lo borra por completo. En el caso del retrato de Berto y Buenafuente, apenas duró 20 minutos antes de ser destruido por el mar.
Buenafuente se quedó impresionado con la cantidad de horas que había dedicado el artista a la obra
A pesar de ello, el artista trajo una impresión fotográfica de su obra, además de un vídeo que se proyectó en el teatro, donde se le veía en acción creando el retrato sobre la arena. El regalo fue tan excepcional que dejó a Berto y a Buenafuente completamente alucinados, sobre todo al conocer el tiempo que había invertido en él: cinco horas y media.
"A mí, ni en mi casa me dedican cinco horas nunca. O sea, que una persona que no conozco de nada se vaya a una playa y, con un rastrillo, haga eso...", decía Buenafuente conmovido.
El seguidor confesó que lleva seis años siendo fan del programa, y que ha visto todos y cada uno de los episodios desde los inicios.
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