Bandera blanca
Los españoles vamos transitando de votar en bloques a vivir en bloques, sin comunicación los unos con los otros

Ignacio Peyró: "Bandera blanca"
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Hubo décadas en que la palabra “diálogo” no fue necesariamente sinónimo de claudicación, de traición o de tibieza. Es más, llegó a haber una cierta épica del encuentro. Kohl y Mitterrand de la mano en el osario de Verdún. Rabin y Arafat en los Acuerdos de Oslo. Blair y Adams en los de Viernes Santo. O, sin ir más lejos, aquella tarde en que, tras haber sido enemigos jurados, Fraga presentó la charla de Carrillo en el club siglo XXI y de algún modo se supo que la Transición era posible.
Hoy todo esto despierta sonrisas de suficiencia, reproches de nostalgia. Hace mucho tiempo que se nos ha instilado la noción de que el consenso es de flojos. No queremos concordia, queremos victoria. No hay espacio para pactos, acuerdos ni empates porque o estás conmigo o estás contra mí. Encanallarse es una virtud moral y liderar solo es liderar para los tuyos.
No ocurre solo en España. Pero en España ocurre, y los españoles vamos transitando de votar en bloques a vivir en bloques. Sin comunicación los unos con los otros. No quisiera pecar de angelismo: cada uno tiene sus culpables. Pero al final va a haber que resetear y amortizar las culpas.
Quizá algún día vuelvan a tener prestigio la transacción y la palabra. Ahora solo puede salvarnos el susto de alguna gente decente en la política que vea la polarización pasada de frenada. Para salir de este pozo negro alguien tendrá que tener el valor de empuñar una bandera blanca.